El homenaje a un alcalde franquista revuelve la fiesta cultural de Galicia
Políticos, intelectuales y activistas del gallego dan la espalda al elegido para el Día das Letras Galegas por su relevancia en la dictadura
Galicia rinde homenaje cada primavera a un prócer de su cultura para conmemorar el 17 de mayo, Día das Letras Galegas. Alrededor del intelectual aupado por la Real Academia Galega se organizan durante semanas actos y actividades, se editan libros, se imparten clases en las escuelas, se introducen citas en los discursos y hasta se estampa su rostro en las bolsas de plástico de los supermercados. Este año, sin embargo, el elegido por los académicos ha estado más escondido y menos arropado que nunca. Cuando la institución que vela por la lengua gallega hizo público su nombre hace casi un año, la indignación corrió por los sectores más combativos en la defensa de la cultura de Galicia. La figura a ensalzar era la de Xosé Filgueira Valverde, un erudito de la literatura medieval gallego-portuguesa que además de autor de una ingente obra fue alcalde de Pontevedra y procurador en Cortes durante la dictadura franquista, esa gran bota bajo la cual el idioma de la gran mayoría de los gallegos quedó proscrito.
“No es un ejemplo para los chavales. En Alemania nunca harían algo así”, lamenta la coruñesa Ermitas Valencia, edil del BNG y responsable de la primera librería que anunció oficialmente que boicotearía los actos de difusión de la figura del homenajeado en el Días das Letras con los que el sector suele secundar esta celebración cultural. “El Día das Letras lo mueven las librerías, los movimientos sociales de base, las asociaciones culturales y las de vecinos. Si no hay una simbiosis mínima entre la Academia que elige al homenajeado y esta sociedad civil, pasa lo que ha pasado”. El escritor Suso de Toro coincide en el diagnóstico de la librera: “La gente que tenía que celebrar la figura no la celebra, no ve nada que celebrar”.
Desde la Academia Galega, donde no se percibe esa frialdad ante el homenajeado este año en la gran fiesta cultural de Galicia, su secretario, Henrique Monteagudo, rechaza que el colaboracionismo de Filgueira con el franquismo lo inhabilite para protagonizar el Día das Letras Galegas y niega rotundamente que la elección de quien fue tan poderoso en la ciudad natal de Mariano Rajoy estuviese “dirigida” por el PP. “Los personajes de la cultura que colaboraron con regímenes totalitarios fueron muchos. Si los borráramos la cultura europea quedaría en pelotas”, defiende Monteagudo, quien destaca que antes de ocupar cargos en el franquismo Filgueira, consejero de Cultura de la Xunta en los albores de la democracia, fundó el Seminario de Estudos Galegos y el Partido Galeguista. “Se le sacan los colores de franquismo a este hombre que no se le sacaron a Vicente Risco o a Álvaro Cunqueiro”, critica el secretario de la Academia Galega.
El homenaje a Filgueira tampoco ha sentado bien en una parte relevante de la ciudad donde nació y de la que fue alcalde entre 1959 y 1968. El actual regidor de Pontevedra, el nacionalista de izquierdas Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), considera inoportuno que se honre la figura del "controvertido" intelectual cuando sus vecinos aún no han olvidado su "fuerte implicación" en la dictadura, por lo que su gobierno ha decidido “mantenerse en un discreto segundo plano” y evitando los "panegíricos", según explican fuentes oficiales del Ayuntamiento. El gobierno municipal no ha programado actividades especiales sobre Filgueira y Fernández Lores se ha ausentado este domingo del acto principal de su homenaje –presidido en Pontevedra por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo-, aunque, puntualizan desde el Ayuntamiento, ha acudido a saludar a las autoridades y a la familia del polígrafo minutos antes de arrancar los discursos. La dirección gallega de Podemos ha emitido hoy un comunicado en el que asegura que la "connivencia" de Filgueira con el franquismo "entra en fricción con los estatutos" de la Academia Galega.
Suso de Toro subraya que la decisión de la Academia Galega de “celebrar a los galleguistas que se hicieron franquistas no es casual” y coincide “con una crisis de existencia de la lengua gallega” y con un “poder político que desde la Xunta legisló por primera vez para recortar el idioma”. Según el escritor, este trance que sufre ahora Galicia es consecuencia de cómo se construyó la autonomía tras la muerte de Francisco Franco: con “una debilidad absoluta” –“somos la única nacionalidad histórica que no fue gobernada por los nacionalistas”, recuerda- y con “una apuesta por legitimar a la derecha franquista, es decir, a Filgueira y a Fraga”.
Ocho localidades han acogido este domingo manifestaciones de la plataforma Queremos Galego, integrada por la mayor parte de quienes aborrecen el homenaje a Filgueira por considerarlo un “insulto” a quienes padecieron “prisión y muerte” por defender la cultura gallega. Las protestas exigen un cambio en la política lingüística del popular Alberto Núñez Feijóo, quien redujo la presencia en las aulas del gallego tras llegar al poder en 2009, en contra incluso de las directrices del Plan de Normalización Lingüística que aprobó el último gobierno de Manuel Fraga. Una encuesta del organismo oficial de estadística de Galicia reveló hace solo unos meses que desde que el PP posfraguista dirige la Xunta el uso del gallego entre los niños retrocede de forma alarmante: el 47% de los críos admite que no se expresa nunca en la que aún sigue siendo la lengua materna de la mayoría de la población.
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