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Exalumnos de Hogares Mundet reivindican el pasado de la entidad

Consideran que el programa de TV3 'Els internats de la por' no presentó la auténtica vida escolar de la mayoría

Tomàs Delclós
Gimnasia en los Hogares Mundel.
Gimnasia en los Hogares Mundel.TV3 (ARCHIVO NO-DO)

Un grupo de exalumnos de Hogares Mundet se encuentran cada miércoles en un bar de Barcelona. Han creado una asociación sin ánimo de lucro donde hay inscritos unos doscientos, están a punto de tener local propio y quieren ampliar sus actividades: defender la memoria de Hogares Mundet y consolidar una red solidaria de ayuda entre colegas. Estos días el tema de conversación dominante es el reportaje de TV3 Els internats de la por. Su presidente, Juan Hernández, indignado con el programa, y con quienes lo elogiamos, me invitó a uno de estos miércoles. Motivo central del encuentro: en su opinión, el programa, basado en el testimonio de tres exalumnos que describían las humillaciones, acosos y castigos que sufrieron, desfiguraba lo que fue la vida escolar allí dentro para la gran mayoría de internados. En definitiva, estos exalumnos reivindican el trabajo que hicieron salesianos y monjas en Hogares Mundet.

"Yo no quería volver a casa", explica Josefa Amador, que estuvo entre los años 62 y 70 y se quedó trabajando de monitora. Todos admiten que era un lugar con disciplina y que había collejas, bofetadas y castigos, sin embargo, subrayan, como podían existir en los otros colegios de la época. "Una vez", recuerda Amador, "nos tuvieron a todas arrodilladas porque querían que dijéramos quien había hecho un robo. No se supo nunca. Pero yo no vi malos tratos. La peor crueldad venía de compañeras ".

Muchos de los que estaban en la reunión, ingresados los primeros años de la institución, habían hecho el mismo camino: la Maternidad, donde nacieron, hasta los seis años, luego en Can Terrida y a continuación la Casa de la Caridad. A los 10 años entraban en Hogares Mundet hasta los 18. Era el momento, obligado, de salir. Si no tenía ningún refugio familiar, el chico podía buscarlo en una residencia de antiguos alumnos. Todo terminaba con el servicio militar. "Entonces te tenías que espabilar", comenta uno de ellos. Un camino que no hicieron todos. A Ricardo Amador, lo envió su padre, que tuvo que mover influencias para tener plaza. Él era de la minoría de internos que pagaban una pequeña mensualidad.

No vi malos tratos. La peor crueldad venía de compañeras

Jesús Pérez era uno de los niños líderes en la Casa de la Caridad. "Para serlo tenías que pelearte y lo era el primero que hacía sangre al otro". A pesar de este "entorno oscuro", en la Casa de la Caridad aprendió violín y ... clarinete en los Hogares Mundet. "Me pegaron bastante porque era un tarambana, pero también jugabas, te contaban narraciones…. Y cambié de actitud. Allí dentro, tuvimos más alegrías que padecimientos ".

Uno de los asistentes, tras ser recogido por una pareja que lo explotaron ("estaba medio muerto") en su negocio familiar, fue a parar al asilo Duran, que llevaba otra orden religiosa. "Mundet era una escuela. Duran, un reformatorio. En Mundet eran educadores. Allí, eran vigilantes. Recuerdo amigos que salían llorando tras pasar, solos, por el despacho de uno de estos sacerdotes. Bofetadas en el confesionario. Yo estuve sordo tres días de una bofetada por haber dicho 'hostia'. Nada de esto me había pasado en Mundet. No comíamos marisco, pero comíamos. De Mundet, no puedo hablar mal ". A este antiguo interno, cuando estaba en el asilo Duran (actualmente la Teknon), le hicieron trabajar en un colmado. "Pero el dinero se lo quedaban ellos. No aprendí ningún oficio ". Los compañeros, en cambio, explican que de Mundet salieron carpinteros, delineantes, oficiales industriales. Hay empresarios, funcionarios, músicos ... "La mayoría salían con formación suficiente y encontraban trabajo". Según Hernández, el peor castigo en Hogares Mundet era que te enviaran al asilo Duran, el reformatorio.

Una imagen del programa.
Una imagen del programa.TV3

En el año 1954, en la ceremonia de la primera piedra de los Hogares Mundet, el marqués de Castell-Florite, el gran jerarca de la Diputación de Barcelona, dijo " que nosotros atendemos a nuestros asilados en forma que admite parangón con donde mejor se les pueda atender en el mundo ". En octubre de 1957, Franco inauguró las instalaciones. Y NO-DO hizo hiperbólicas y reiteradas crónicas de propaganda.

En el programa de TV3, internos e internas de muy diferentes instituciones, entre ellas Hogares Mundet, explican los malos tratos y la ignominia que sufrieron. De hecho, el vicario judicial del tribunal eclesiástico de Barcelona admite que la Iglesia ha ocultado históricamente los abusos sexuales del clero, "tolerando una situación intolerable". Una situación, subrayan los autores del reportaje que ha cambiado con el Papa Francisco. La asociación de exalumnos de Hogares Mundet, sin embargo, critica que el programa sin testigos contradictorios esparce una imagen penitenciaria de la institución que, insisten, no es justa. “Hogares Mundet nunca ha sido un internado del horror ni del miedo, como así aparece en el documental”, concluye.

Armengou destaca que en el programa se dice que "muchos niños conservan un buen recuerdo de su estancia en estos centros"

Montse Armengou, coautora del reportaje, responde explicando que el documental no trataba genéricamente la situación de los internados en España. “Se trataba de sacar a la luz abusos y maltratos silenciados hasta ahora. Si hubiéramos planteado lo primero sí que habría sido necesario incluir más visiones". Por otra parte, destaca que en varios momentos del documental se acota el alcance de estos abusos. En un momento determinado, minuto 24,55, una voz en off explica que "muchos de aquellos niños conservan un buen recuerdo de su estancia en estos centros, más en sintonía con la cara amable y caritativa que se vendía. Ciertamente, en muchos internados, la disciplina no traspasó nunca la línea roja de la crueldad. Pero la frecuencia con que se practicaban los abusos es sobrecogedora".  La misma voz en off explica un poco más tarde que “no parece que existieran directrices para cometer abusos, pero tampoco había consecuencias para aquellos que los practicaban". Y al final se precisa que “para que estos hechos salgan a la luz ha sido imprescindible la colaboración de Hogares Mundet de Barcelona y del Colegio San Fernando de Madrid. Estos centros han dejado atrás un oscuro pasado y actualmente trabajan de manera comprometida con la sociedad".

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