El ganadero Miura afirma que “los toreros tienen derecho a aliviarse”
“Lo que realmente reduce las fincas no es la dedicación a la siembra de arroz, por ejemplo, sino las herencias", dijo en el Club Cocherito de Bilbao
“Los ganaderos triunfamos cuando los toreros triunfan con nuestros toros y los toreros tienen derecho a aliviarse, como cualquier otro en cualquier otra profesión”, sentenció el mítico ganadero sevillano Eduardo Miura en la charla coloquio celebrada este jueves, en la sede del Club “Cocherito de Bilbao”.
Durante más de una hora se volvió a contar la historia de esta ganadería, “leyenda del toreo”, que comenzó su andadura en el 1842 y que, en Bilbao, se ha presentado en 85 ocasiones. Mención especial tuvo el miura de 701 kilos que pasaportó Paco Camino en la plaza de Vista Alegre a finales de la década de los 70 del pasado siglo.
Comenzó la charla, de la mano del cronista taurino Pedro Mari Azofra, haciendo un repaso a las presumibles raíces vasco-navarras de la familia Miura. El ganadero apuntó que el erudito José María Busca Isusi ya señaló la existencia de un “caserío Miura” en el valle del Baztán y que en el Ayuntamiento de Hondarribia existe constancia de un personaje llamado Martín Miura que fue corsario y contrabandista. “Puede ser que así sea pero, desde que tenemos constancia en la casa, todos nuestros ancestros son sevillanos y nada de corsarios o contrabandistas, sino sombrereros”, apostilló con sorna el ganadero.
En el ámbito estrictamente taurino, se le preguntó a Eduardo Miura sobre la influencia en la cría del ganado bravo, de la reducción de las fincas dedicadas a menesteres más productivos. El ganadero sevillano sorprendió con su respuesta: “Lo que realmente reduce las fincas no es la dedicación a la siembra de arroz, por ejemplo, sino las herencias. Si el patrimonio se reparte equitativamente entre los herederos, esa segmentación provoca que, cada vez, el terreno dedicado a la cría sea menor”.
"Es evidente que el 'mito Islero' nos dio mucha fama", admitió
Respecto a los nuevos gustos de los aficionados, Miura comenzó señalando que “antes al toro bravo se le medía en el caballo y, ahora, se le mide en la muleta. Nosotros vivimos del público y el público quiere que el toro embista, así que lo que nos queda es tratar de ser distintos a los otros pero dentro de los parámetros que se exigen actualmente”.
Concluyó la charla-coloquio con un turno de preguntas de los aficionados presentes en el que se habló de la repercusión del “mito Islero” en su ganadería (“es evidente que nos dio mucha fama”) o de las consecuencias que puede acarrear la lucha emprendidas por los animalistas (“un movimiento de influencia norteamericana por el que se aumentan los derechos de los animales y se restringen los derechos de las personas”).
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