Especialistas que viajaron a los Alpes tratarán a los alumnos en las aulas

En una ciudad como Barcelona, de algo más de millón y medio de habitantes, casi todo el mundo conocía a alguien del Joan Fuster. Compañeros de trabajo, del sector educativo, familiares de otros colegios, profesores de las escuelas de referencia, quien más quien menos vivió con angustia unos hechos “que le podrían pasar a cualquiera”.

Ubicado en el distrito de Sant Andreu, entre los barrios de Navas y La Sagrera, el Joan Fuster es un centro público de cinco plantas, de 500 alumnos y 45 profesores. Ofrece ESO (tres líneas) y bachillerato (dos clases por curso) y sus alumnos proceden de escuelas públicas de uno y otro lado de la avenida de la Meridiana, la salida norte de Barcelona. Escuelas como el Balmanya, Emili Juncadella, L’Estel, Octavio Paz, Pompeu Fabra, Rosa dels Vents o El Sagrer. De esta última procedía el estudiante que este lunes mató a un profesor sustituto y que hirió a otras dos maestras y alumnos. Con algunos de sus compañeros compartía aulas desde los tres años. La escuela El Sagrer reaccionó enseguida con un mensaje de apoyo a la comunidad educativa del Joan Fuster. “Los maestros y el personal no docente de la escuela queremos trasladar nuestro apoyo y afecto a la comunidad educativa del instituto Joan Fuster en estos momentos tan dolorosos”, manifestó en la página principal de su web, donde también colocó un crespón negro sobre el logotipo.

Los dos barrios donde se ubica este instituto tienen una renta familiar de 74 y 75 sobre un índice de 100. Cien es la media de Barcelona, una ciudad donde solo 19 de 73 barrios están por encima de la media.

El centro barcelonés donde se produjeron los hechos suma 500 alumnos y 45 docentes

El profesorado del instituto tenía este lunes previsto reunirse al día siguiente para compartir “pautas de asesoramiento general con los servicios de urgencias y emergencias sociales” del Ayuntamiento. Se trata de los profesionales del CUESB, los mismos educadores y psicólogos que hace unas semanas viajaron a los Alpes acompañando a las víctimas catalanas del accidente de Germanwings. La idea del claustro es reunir a los alumnos en sus clases con un profesional y atenderles hasta las 12 horas. El miércoles está previsto que las clases se retomen con normalidad en el centro.

La presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del instituto Joan Fuster quiso tranquilizar los ánimos, y lanzó tres mensajes: uno, que se trata de un hecho “completamente aislado”; dos, “que la conflictividad en el instituto es cero”; y tres, apoyo total al claustro. “Saldremos de esta”, dijo.

La gran presencia de cámaras y periodistas a las puertas del colegio aumentó la tensión del ambiente tras el crimen. Y el hecho de que no hubiese ningún cordón policial que separase a la prensa de los menores, creó algunos momentos tensos. Un profesor que iba bajando a cuentagotas las mochilas de algunos de los alumnos para que pudiesen irse a casa acabó increpando a los medios de comunicación. Varios padres crearon un frente común y, cuando veían alguna cámara grabando a menores, intentaban impedirlo.