Mas intenta relanzar el proceso soberanista con un viaje a EE UU

Artur Mas viajará esta semana a Estados Unidos por tercera vez desde que es presidente de la Generalitat. A diferencia de sus desplazamientos anteriores, el Gobierno catalán incorpora San Francisco y Nueva York en su ruta. A partir del lunes tiene la difusión internacional del proceso soberanista como motivo principal. Mas intentará rentabilizar con conferencias y coloquios en universidades y think tanks la firma del acuerdo con Esquerra Republicana para declarar la independencia en 18 meses si gana las elecciones de septiembre. Con este viaje, preparado con gran discreción para evitar injerencias del Gobierno central, Mas intentará volver a situar el debate soberanista en la agenda internacional.

Aunque en la agenda del presidente constan algunos encuentros de carácter económico y comercial, es la primera vez que uno de sus desplazamientos fuera de Europa tiene la agenda soberanista en primer plano. El lunes estaba previsto que Mas se reuniera con el gobernador de California, Jerry Brown. Sin embargo, el Gobierno catalán ha decidido aplazar el viaje del presidente a este estado por el deceso de la hermana del gobernador, cuyo funeral se celebra el mismo día 6. El programa oficial en San Francisco se mantendrá parcialmente e irá a cargo de representantes del ejecutivo catalán.

Dentro de los actos del Gobierno catalán previstos en San Francisco está la intervención en un coloquio que organiza el World Affairs Council y el Commonwealth Council bajo el título Los lazos que vinculan California y Europa: una perspectiva desde Cataluña. Mas mantiene su agenda en Nueva York, del 7 al 9 de abril. Allí el jueves pronunciará una conferencia bajo el título Cataluña en la encrucijada. Lo hará en la Universidad de Columbia.

A diferencia de otros desplazamientos, la Generalitat no ha hecho pública la agenda completa de Mas antes del viaje. Esto ocurre después de que el Gobierno catalán haya denunciado reiteradamente “maniobras” por parte de Asuntos Exteriores para evitar algunos actos y entrevistas del presidente catalán durante sus desplazamientos en el exterior.

El viaje forma parte del plan de Mas, su partido y el resto de formaciones soberanistas para dar un nuevo impulso al proceso independentista catalán, que flaquea desde hace meses por las divisiones internas y las dificultades para fijar un rumbo conjunto. La semana pasada Convergència, Esquerra y las principales entidades independentistas firmaron un documento en el que se comprometen a impulsar la independencia en 18 meses si ganan las elecciones. De momento no lo ha firmado ninguno de los otros partidos que hasta ahora habían apoyado el plan: Iniciativa, Esquerra Unida, Unió Democràtica y la CUP.

La Asamblea Nacional Catalana también está intentando movilizar a sus bases para recalentar el debate. El próximo 24 de abril celebrará un acto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Se trata de movilizar a las bases soberanistas con vistas a las elecciones municipales de mayo y, especialmente, las autonómicas de septiembre.

Las formaciones y entidades contrarias a la independencia también comienzan a movilizarse. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ha solicitado a Mas que el viaje a Estados Unidos no lo pague la Generalitat porque, entiende, se trata de un acto de propaganda de partido.

Societat Civil Catalana, la principal entidad antiindependentista, considera un engaño el acuerdo entre Convergència y Esquerra. “El pacto es una maniobra para ganar tiempo ante las elecciones municipales y demostrar que los patriotas siguen adelante”, dice el presidente de la entidad, Josep Ramon Bosch. Este activista recuerda que “hasta ahora las grandes promesas del soberanismo han quedado en nada”. “Nos prometieron la independencia en 2014 y nada, después dijeron que en abril de 2015, y ahora ya hablan de 2017”, dice en referencia al pacto entre los partidos de Artur Mas y de Oriol Junqueras.

Pese a considerar que el acuerdo no llevará a nada, Bosch no para de enviar mensajes de alarma al Gobierno central y a los partidos de ámbito nacional: “En Madrid hay la conciencia de que el suflé catalán ha bajado, que ya no es un problema, no se dan cuenta de la envergadura del desafío”. Considera Bosch que el independentismo es la reacción de muchos catalanes a la falta de un proyecto integrador en España, y que esto debe corregirse. “En España no se ha logrado hacer un relato que integre el país en el siglo XXI, y esto no preocupa a los partidos, que siguen inmersos en tacticismo electoral”.