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Tragedia en una ruta de negocios

Directivos y empleados de alimentación, textil y química, pasajeros del vuelo GW19525

Acto en la iglesia de la comunidad protestante alemana en Barcelona, en memoria de las víctimas del accidente.
Acto en la iglesia de la comunidad protestante alemana en Barcelona, en memoria de las víctimas del accidente.Consuelo Bautista

Los catalanes que ayer se subieron a bordo del Airbus A320 de Germanwings viajaban, sobre todo, para hacer negocios. El avión debía aterrizar en Düsseldorf, símbolo del músculo industrial alemán. Para muchos de ellos, sin embargo, el destino final se encontraba a unos 50 kilómetros del aeropuerto: en Colonia. Allí se celebra, desde ayer, una de las ferias sobre tecnología aplicada a la alimentación más importantes de Europa: la Anuga Foodtec. Al menos 14 de los viajeros trabajaban para empresas del sector, según ha confirmado EL PAÍS. El vuelo GW19525 acogió a empleados y directivos de los sectores textil, químico y de la automoción, una muestra representativa de la empresa catalana.

Fira de Barcelona confirmó, a mediodía, que dos de sus técnicos de Alimentaria se encontraban en el vuelo siniestrado en los Alpes franceses. Una empresa de Banyoles (Pla de l’Estany), Inoxpa —que fabrica componentes para alimentación, entre otras— , envió en el mismo vuelo a otros dos operarios. La representación en Colonia de Nutrisport, de Argentona (Maresme) iba a ser aún más numerosa: un jefe y tres de sus trabajadores debían promocionar allí los productos de la firma. Entre los pasajeros se cuenta también el director general de Mimasa, Carles Milla, dedicada a la empresa de maquinaria de alimentación.

A la feria se dirigían, asimismo, dos mujeres que trabajan en una empresa dedicada a la higiene ganadera de Vic (Osona). Pretendían presentar en el mercado internacional un nuevo producto que detecta y elimina bacterias, explicó a El 9 Nou el director general de la compañía, Martirià Latorre, que anticipó su llegada a la ciudad germana un día para preparar el expositor. Una de las empleadas, de origen mexicano, es licenciada en química y doctorada en ingeniería de los alimentos; vivía en Barcelona desde hacía 12 años. La otra es consultora de exportación, vecina de Mollet y tiene dos hijas, según fuentes de la empresa.

Representantes de destacadas firmas del sector también se embarcaron en la ruta Barcelona-Düsseldorf por negocios. En el caso de Desigual, dos personas —un hombre y una mujer— querían “buscar localizaciones para instalar nuevas tiendas” en suelo alemán, confirmó la propia compañía. Ambos pertenecen al departamento de expansión de Desigual. Un empleado de Esprit que estaba esperando el nacimiento inminente de un cuarto hijo subió al vuelo junto a los otros 143 pasajeros. Vivía en Barcelona, aunque su mujer y sus hijos residían en A Coruña. Thomas Treppe, otro vecino de Barcelona pero criado lejos (en Alemania) viajó a Düsseldorf para promocionar la empresa de moda Surkana, confirmaron fuentes de la compañía.

El sector químico tuvo su lugar en el avión: a bordo del Airbus viajaban el directivo de una división de la multinacional Bayer y la esposa de otro empleado, así como dos trabajadores de la empresa KAO, de Barberà. En el pasaje figuraban asimismo dos trabajadores de la fábrica de Sant Cugat de Delphi, un fabricante de componentes para el sector de la automoción. La multinacional iba a celebrar una reunión del secretariado del comité europeo de la multinacional y la filial española enviaba allí a su director de recursos humanos, Rogelio Oficialdegui, y un miembro del comité de empresa, Manuel Rives.

Otros viajeros se dirigían a Alemania por motivos personales. Es el caso de una mujer de unos 30 años que visitaba a su ahijado. Una pareja —entre la que se encuentra una joven de 23 años de La Llagosta— tomó el fatídico vuelo. Se casaron el sábado pasado. No viajaban a Düsseldorf por negocios: iban a empezar allí una nueva vida.

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