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La sorpresa se escondía tras el mito

Ibon Areso se descubre el primer año sin Iñaki Azkuna para mostrar en voz baja su inteligente capacidad con una entrega ilimitada y de formas cuidadas

Iñaki Azkuna comparece un una rueda de prensa en 2007 con Ibon Areso a la izquierda.
Iñaki Azkuna comparece un una rueda de prensa en 2007 con Ibon Areso a la izquierda.TXETXU BERRUEZO (EL PAÍS)

Ibon Areso se mete a la cama a las ocho de la tarde porque madruga mucho y no le gustan las fiestas”. Lo decía más de una vez en público con gesto distendido un locuaz Iñaki Azkuna, alcalde de Bilbao, de cuya muerte se cumple este viernes el primer aniversario. Falso estereotipo. Areso, a punto de cumplir 71 años, dedica una media de 14 horas diarias al Ayuntamiento de Bilbao que preside, pero también se toma una cerveza y un cigarro de despedida en el último acto social tras despachar una agenda que sus colaboradores más directos admiten “agotadora”.

Areso, sucesor natural de Azkuna —fue su mano derecha e inspiró la notoria transformación urbanística de Bilbao—, “tiene el Ayuntamiento en su cabeza” aunque no hace ostentación, pero sus colaboradores admiten que “notaremos su ausencia”. Tímido, afable en el trato cercano, inteligente, este arquitecto inquieto por las nuevas tecnologías y enredado en las redes sociales, ha sorprendido de puertas afuera por una omnipresencia y un discurso adecuado al momento que muy pocos imaginaban, incluso en su propio partido. “Lo que pasa es que no le conocían, pasaba desapercibido y ahora va a todo lo que le invitan”, admiten en su entorno.

Su escolta sabe que a las 6.30 de cada mañana le debe recoger en su piso de soltero. Ahora, ya en coche oficial, Areso no puede cruzar la calle con el semáforo en rojo como le gustaba mientras escuchaba, bajo un anonimato que no añora, las primeras noticias del día refugiado en sus auriculares y a un paso que sigue siendo igual de ligero. A partir de ahí, un trabajo sin tregua — “parece que no se cansa nunca”—, apenas roto algunas veces para almorzar en su casa donde lamenta que no le quede tiempo para rebozar esa menestra de verduras que le encanta, pero sí disfrutar de una corta siesta.

Guiado de sus formas respetuosas, Areso ha rebajado la tensión con el resto de los grupos. Lo reconocen sobre todo en EH Bildu, principal ariete contra Azkuna. “Es más respetuoso con nosotros, no se deja guiar por apriorismos ni tiene tics autoritarios”, admite Aitziber Ibaibarriaga, portavoz soberanista y candidata local de la coalición.

Trabaja 14 horas al día y “tiene el Ayuntamiento de Bilbao en la cabeza”

Hay quien sostiene, no obstante, que “lo tiene fácil porque sabe que no va a seguir y trata de hacer las cosas sin pensar en la rentabilidad electoral”. En este primer año sin Azkuna, Areso no ha pisado ningún charco político y en el PNV hay satisfacción por el balance de su apurado mandato, al que abrillanta sobre una entrega ilimitada. “Hace lo que piensa que es mejor sin pensar en compromisos”, añaden fuentes municipales. Ni siquiera puso mala cara cuando el partido apostó por Juan María Aburto como candidato a las próximas elecciones en detrimento de su favorita, Ibone Bengoetxea, a quien valora especialmente y por quien se había decantado sin tapujo alguno.

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Pero Areso es disciplinado, apenas ha hecho ruido nunca y tampoco ha formado una guardia de corps en su alcaldía como ocurrió con Azkuna. “Se hace acompañar de uno o dos concejales distintos dependiendo de la visita y del acto que le toque”, recuerdan en su entorno, posiblemente sobre la estrategia de “repartir juego” dentro del grupo municipal donde encuentra un “reconocimiento unánime”.

En la vida corporativa, “hay otro ambiente” tras la recordada desaparición de Azkuna, convertido en un mito de referencia. EH Bildu considera positivamente que se han “desatascado” algunos temas que hace un año “era impensable” como “la paz en la Aste Nagusia” y “el final de los recuerdos del franquismo”. Sin embargo, Ibaibarriaga no olvida que “en el fondo vivimos en un continuismo de las políticas de derechas del PNV”.

Areso, en cambio, no entra en esos debates ideológicos. Eleva el tiro de sus objetivos hacia la adaptación de Bilbao a una nueva realidad socioeconómica y sigue suspirando por aprovechar la llegada del Tren de Alta Velocidad y aprovechar la explotación del suelo que libere. “Está viajando allá donde ve una oportunidad”, destaca un empresario al recordar el reciente desplazamiento a Emiratos Árabes, antesala de los viajes a Holanda y Colombia que le aguardan. “No gasta un duro. Siempre va invitado”, reflejo directo del espíritu espartano de este alcalde hasta hace un año refugiado en la influyente sala de máquinas del Ayuntamiento, pero que sigue manteniendo una dependencia del tabaco y su pasión por el Athletic. Como reconoce Alfonso Gil, portavoz y próximo candidato del PSE-EE en Bilbao, “es un alcalde que ha sabido representar a la ciudad con buen talante y talento y dotado de una calidad humana inigualable en una relación directa y campechana”.

Así, el PNV salva el angustioso trago que le supuso la pérdida de Azkuna de la mano de “la memoria viviente del Ayuntamiento”, como definen a Areso.

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