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EL CASO DE LAS TASAS BONIFICADAS EN EL IRADIER ARENA DE VITORIA

Hacienda no sabía en 2013 donde se ingresaban las ‘microtasas’ del Iradier

El departamento de Uriarte fiscalizaba al menos una vez al año a Cultura

Pedro Gorospe

Si Hacienda no tiene controlado un solo euro de los ingresos o gastos de una administración es que, o bien hay un problema de descontrol, o sus responsables miran para otro lado.  A finales de 2013, después de un ejercicio teóricamente contabilizado y dos presupuestos diferentes, los de 2012 y de 2013 —este en plena ejecución—, ni el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Vitoria, Manuel Uriarte, ni el responsable de la gestión tributaria de ese departamento, Moisés Guridi, aseguraron no tener claro ni dónde se habían ingresado las facturas cobradas a los promotores que se beneficiaron por las tasas bonificadas ilegales del Iradier Arena, ni si finalmente ese dinero se había regularizado en la cuenta general.

¿Por qué? Porque tal y como explicaron ambos en sus declaraciones ante el fiscal jefe de Vitoria, Josu Izaguirre, Hacienda no emitió ningún recibo para liquidar las tasas.

El PSE denunció los hechos a mediados de 2013, y cuando en octubre de ese mismo año, el fiscal jefe de Vitoria, Josu Izaguirre, les interrogó a ambos en calidad de testigos, los dos se quitaron el asunto de encima aventurando que quizás, los ingresos correspondientes a las tasas de uso del centro multiusos, bonificadas con hasta el 99%, podrían haber acabado en cuentas de Cultura, si bien ninguno de los dos dijo ser consciente de si finalmente se habían regularizado, precisamente porque “no había recibos de Hacienda”. Unos recibos que eran preceptivos.

Las declaraciones

Manuel Uriarte: El concejal de Hacienda dice que "cree que constan varias cuentas con los hechos objeto de la investigación. Una para contabilizar los ingresos de tasas pagadas tras recibo de Hacienda". Pero insiste en que no han generado ningún recibo. "En otra cuenta, cuya denominación desconoce se gestionarían otros conceptos donde se podrían encontrar los ingresos objeto de la investigación. Sobre esto Uriarte deja claro que no está seguro".

Moisés Guridi: "No existe ningún tipo de recibo de Hacienda y los ingresos no se corresponden con las cuentas del Ayuntamiento para pagos de tasas, sino que se hicieron en cuentas especiales". Guridi declaró que "tuvo conocimiento de la aplicación de tasas bonificadas cuando fiscalía comenzó la investigación".

El caso Iradier Arena es el de la búsqueda de soluciones a un conflicto entre legalidad y objetivos políticos, que ganaron los segundos. La corporación de Javier Maroto se encontró con el corsé legal de una tasa que les obligaba a cobrar 17.000 euros diarios —muy por encima del mercado— por el uso de ese centro. Sin embargo, en vez de cambiar la tasa, al menos el departamento de Cultura se dedicó a obviarla y a programar actos subvencionándola y así dar satisfacción al impulso político de la corporación, que buscaba justificar su inversión en el centro con actividad.

Hay un correo electrónico en marzo de 2013 que dirige Moisés Guridi a Enrique Ruiz de Gordoa —el técnico responsable del centro— cuando este le pregunta si no podría bonificarle las tasas al circo Wonderland. El responsable de Gestión Tributaria le responde que no: “Sé que alguno de ellos renunciaría si no hay exenciones por lo que creo que es mejor desanimarlos desde el principio en lugar de marearles”, le dice Guridi. El circo Wonderland se instaló en Vitoria con una tasa bonificada. Pagó 2.644,50 en vez de los 264.451,51 legales.

Lo que tendrá que resolver el juez, cuando abra el juicio oral, es si todos en aquella corporación hicieron la vista gorda, y permitieron esa práctica ilegal, o si Encina Serrano y el técnico Enrique Ruiz de Gordoa lo hicieron a solas y a escondidas.

La pregunta que no hizo el fiscal en la fase previa, ni a Uriarte ni a Guridi es qué cantidades contabilizaron en el cierre del ejercicio de 2012 de las cuentas teóricas de Cultura en las que ingresaron las microtasas aquel año. Tampoco si no se extrañaron al ver cantidades extremadamente pequeñas, para los conciertos y eventos que se habían celebrado, y en consecuencia, no elevaron ninguna pregunta a Cultura para que explicara la baja recaudación por tasas de uso del Iradier Arena. Uriarte podría desconocer en el momento de la declaración ante el fiscal los ingresos de 2013, pero no los de 2012.

Hacienda controla, al menos una vez al año las cuentas de Cultura y coteja los conceptos de ingresos y gastos para hacer el arqueo y liquidar el presupuesto.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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