La Cataluña soberana de ICV

Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) empieza el año reordenando ideas y replanteando uno de los dilemas que más preocupa a sus dirigentes: ¿Cómo resolver el conflictivo encaje de Cataluña en España? En la Convención Nacional prevista para los días 27 y 28 de febrero se discutirá un documento programático fundamental para el futuro inmediato de esta formación que, si se aprueba, supondrá el abandono del federalismo y una clara apuesta para que Cataluña sea un Estado que libremente pueda asociarse con España.

ICV sabe que su electorado está dividido desde hace tiempo entre independentistas y federalistas. El último barómetro del CEO de 2014 mostraba que un 55% de los que aseguraban que votarían ICV en unas elecciones autonómicas era partidario de una Cataluña dentro de una España federal, mientras que un tercio deseaba una Cataluña independiente. Este mismo barómetro también reiteraba que ICV es la única formación política que tiene a sus futuros votantes divididos entre estas dos opciones, mientras que en otras como el PSC o Podemos se dividen entre federalistas, como opción mayoritaria, y partidarios del actual Estado autonómico. ICV tiene, por tanto, un perfil dual más difícil de gestionar.

Las elecciones autonómicas de 2010 fueron las últimas en las que ICV-EUiA presentó un programa que defendía solo la opción federal: una “reforma de la Constitución, a través de los mecanismos legalmente establecidos, en un sentido federal y plurinacional”. Dos años más tarde, en las elecciones de 2012, ICV-EUiA se acercó a posiciones más soberanistas y en el programa electoral presumía de ser “la única fuerza catalanista que suma a federalistas y a independentistas” y reclamaba la necesidad “de construir un Estado propio que, a partir de la propia soberanía, pueda establecer una relación federal, confederal o estar presente directamente en el ámbito europeo”.

Desde 2012 hasta hoy, ICV ha seguido una estrategia funambulesca para tratar de contentar las sensibilidades federalistas e independentistas de sus bases. La dirección del partido, ante la duda de si se podrá mantener la ambigüedad en unas próximas elecciones autonómicas que algunos plantearán en clave plebiscitaria, ha considerado que es el momento de concretar un proyecto nacional propio que se discutirá a finales de esta semana y cuyo contenido hubiera sido impensable en otros tiempos.

ICV ha seguido una estrategia funambulesca para tratar de contentar las sensibilidades federalistas e independentistas de sus bases

El documento parte de dos premisas que los ecosocialistas llevan tiempo defendiendo: romper con el statu quo y garantizar el derecho a decidir de los catalanes. Con este doble propósito, y afirmando el reconocimiento de Cataluña como sujeto político soberano, ICV comparte con los partidos soberanistas la necesidad, como punto de partida, de un proceso constituyente en Cataluña, pero a diferencia de aquellos la nueva Constitución catalana debería formalizar relaciones de igual a igual con España. Como señala la propuesta, hay que “pasar de la obligada unión del modelo actual y del federalismo del PSOE a la libre determinación para establecer el vínculo entre Cataluña y el Estado español”. El objetivo es claro: un acuerdo estrictamente bilateral, prescindiendo de las demás comunidades autónomas, para convertir Cataluña en un Estado libre vinculado a una España plurinacional. El objetivo es también dificultoso: requiere que sea apoyado por la mayoría de los catalanes y necesita un cambio de mayoría gubernamental en España que lo acepte.

En clave interna, el documento puede tener una lectura paradójica porque, sin optar por el federalismo ni por la independencia, podría interpretarse como un intento desesperado para presentar una alternativa que satisfaga a sus electores federalistas e independentistas. Tratan de evitar previsibles fugas de votos, precisamente en el momento en que ICV ha obtenido los mejores resultados de su historia en unas elecciones autonómicas (2012) y europeas (2014). En clave externa, la propuesta de ICV busca, justo en este año electoral, una centralidad que permita relacionarse con formaciones que defienden el derecho a decidir de una Cataluña plenamente soberana, y con partidos que no lo aceptan pero que demandan un proceso constituyente en España.

El proyecto ecosocialista también considera necesario que la nueva Constitución española prevea “un reconocimiento específico de Cataluña como nación”, establezca “una posición singular y bilateral de Cataluña en el ordenamiento constitucional” y posibilite “la secesión si una mayoría de una parte del Estado así lo expresa en un referéndum”. En este sentido, el documento presenta como novedad “no cerrar la puerta a la independencia de Cataluña si la sociedad catalana así lo manifiesta de forma mayoritaria” e incluso, apoyándose en una cita del añorado Miquel Caminal, “si persiste la negativa a modificar la situación actual”. Veremos si la militancia presenta enmiendas a este ultimátum independentista que se propone ante un hipotético bloqueo español y si, tras la votación final, pasa a formar parte del ideario de ICV.

Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB