Togas y lanzaderas
La juez estaba directamente interesada en una postura entre las partes en litigio. Lo propio y exigible hubiera sido que se hubiese abstenido o inhibido
Nunca he llegado a entender del todo por qué alguien puede negarse a que una lanzadera de autobús pueda servir de acceso a un servicio entre ciudadanos, en éste caso me refiero al acceso de los ciudadanos de Galdakao (que no son cuatro) a la línea de Metro Bilbao en Etxebarri.
Y no lo entiendo como sigo sin entender por qué una infraestructura estratégica que nos comunica con Europa, como lo es el tren de Alta Velocidad -la famosa "Y vasca"- ha sido y es negado de raíz por parte de una formación política (salvo por diferenciarse). Tampoco me voy a quejar "tanto" ya que, afortunadamente, a día de hoy ni se sabotean obras públicas, ni maquinarias e infraestructuras, ni se mata a jubilados implicados en la construcción de las predichas infraestructuras públicas.
Pero sigo sin entender cómo se puede estar en contra de todo aquéllo que signifique movilidad, accesibilidad y acercamiento a bienes comunes; en este caso, a transportes públicos.
En ésta línea, salvo a que sólo se atienda a intereses políticos o electoralistas, desconozco a quién puede perjudicar la existencia de una lanzadera que pueda acercar a conciudadanos hasta a una línea de Metro. Pero es obvio que existen detractores, algunos constituidos en Plataforma que, vaya usted a saber, qué fines o intereses persigue. O, dicho de otra manera, contra quién va.
Lo que si tengo claro es que, según testimonios aportados por usuarios de la Línea de la denominada "lanzadera" de Etxebarri (la descrita, la que sirve de acceso a los ciudadanos de Galdakao a la línea de Metro en Etxebarri) la magistrada que ha enjuiciado el caso para paralizar cautelarmente el servicio de esa lanzadera, Martínez Navas, vive en ese municipio, cuasualmente, justo en el mismo inmueble donde consta registrada e instalada la plataforma "Antilanzadera de Etxebarri".
Y, curiosamente, es Ana María Martínez Navas quién, como titular, dicta el auto del Juzgado Contencioso nº 6 de Bilbao. El mismo que ha sido conocido a través de los medios de comunicación que resuelve sobre la suspensión de la línea. Y que nadie se llame a engaño, han sido los propios vecinos son quienes han confirmado la citada residencia.
Esta circunstancia es motivo de máxima indignación en Galdakao porque la juez estaba directamente interesada en una postura entre las partes en litigio. Lo propio y exigible hubiera sido que se hubiese abstenido o inhibido en la resolución del caso habida cuenta de su interés directo y falta de imparcialidad para efectuar un enjuiciamiento. Ha optado por ser Juez y parte obviando el manifiesto choque de intereses. Puede ser una actuación legal (por los pelos, ya que roza la prevaricación) pero, sin lugar a dudas, no es un proceder ni ético ni estético.
Y si a ello se añade su perfil público a través de su página en Facebook, repito, perfil público, podemos observar como se ha constituido en firme devota de Podemos, movimientos anti-bancos y otras plataformas alternativas de carácter populista. Según he tenido conocimiento, su acentuado sectarismo en el asunto de la "Lanzadera" es motivo de múltiples comentarios entre sus propios compañeros del Juzgado (que, al igual que los vecinos, conocen la residencia de la citada Magistrada).
También es público que accedió a la Judicatura a través del cuarto turno (sin oposición) y recaló como titular en Bilbao procedente de la Comunidad Valenciana, donde ejerció como técnica en un Ayuntamiento.
Y ahora viene la pregunta. ¿No hay absolutamente nadie que observe esta manifiesta anomalía donde, sin la menor duda, colisionan los intereses profesionales de la magistrada con sus legítimos planteamientos políticos o ideológicos de índole personal?
Lo dicho. Juez y parte.
Iñigo Landa. Jurista y Analista político.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.