El Bicing eléctrico no arranca

El Bicing eléctrico de Barcelona tiene 2.250 usuarios. El 2 de febrero, sin embargo, había 4.000 inscritos. ¿A qué se debe esta drástica caída? De las 2.500 personas que se apuntaron al servicio, a partir de febrero solo 750 confirmaron su incorporación. Un paso necesario para recibir la tarjeta de uso de este servicio de transporte, según la empresa gestora BSM. El Bicing eléctrico ha perdido dos de cada tres nuevos usuarios potenciales.

Un portavoz de la compañía quita hierro al problema y destaca que las 1.500 personas que se inscribieron durante la primera fase —desde la inauguración del servicio, el 16 de diciembre, hasta su expansión, el 2 de febrero— siguen usándolo. Recuerda que la red de bicicletas públicas seguirá en fase de pruebas hasta 2017, y cree que, hasta entonces “lo que importa es la experiencia de los usuarios”. “Por los comentarios que nos envían por e-mail y las redes sociales, es buena”, añade.

El portavoz de BSM declina comentar las razones que hay tras la caída de nuevos usuarios. Una podría ser el coste del servicio, según Albert García, portavoz de la Asociación de Amigos de la Bici. “La gente usa el Bicing porque no cuesta dinero. Si se pasa a un modelo carísimo, habrá una bajada descomunal [en el número de usuarios]”, asegura.

Para disponer de la tarjeta de uso de una de las 300 bicicletas eléctricas que ofrecen BSM y la operadora Clear Channel hay que ser cliente del Bicing normal. Y abonar 14 euros anuales extra, a sumar a los 47,16 euros también anuales que se paga por el Bicing normal. Una vez el usuario recibe la tarjeta para la bici eléctrica, se pagan 45 céntimos por los 30 primeros minutos de trayecto. Más allá, cada media hora se penaliza con 80 céntimos de más, hasta las dos horas. Para las bicicletas a pedales, la primera media hora es gratuita y el pago por cada 30 minutos de más es de 74 céntimos.

El precio añadido a pagar por el servicio es una de las principales quejas

Joan Coll usa el Bicing eléctrico y coincide con el diagnóstico de García. “Hay un tema que es la cuota adicional que se paga por el Bicing eléctrico. Con el normal, la primera media hora es gratuita”, recuerda. Núria Padrós, amiga de Coll, decidió no sumarse por este motivo: “Estaba en lista de espera, cuando solo había [espacio] para 1.500 usuarios. Pero no vi qué rendimiento podía sacarle pagando 14 euros de más y haciendo trayectos cortos”.

Padrós usa la bici pública para todo tipo de recorridos. Desde su domicilio, en Les Corts, hasta el de Sarrià, pero también “para ir al centro”. Y, en este punto, el Bicing eléctrico presenta otro inconveniente: “Hay pocas paradas”.

La escasez de estaciones y la limitada señalización de nueve de ellas dificulta el uso de las 'bicis' a aquellos usuarios que no hayan planeado el viaje

La red eléctrica tiene 46 estaciones, de las cuales 41 se encuentran en aparcamientos subterráneos. Además, solo hay 11 en cuatro de los distritos más elevados, Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia, Horta-Guinardó y Nou Barris. La escasez de aparcamientos dificulta su uso a aquellos usuarios que no hayan planeado su viaje con antelación. La señalización de nueve de las estaciones bajo tierra es, además, limitada.

Un ejemplo: la estación del Mercat de la Boqueria. Un cartel con una gran P de Parking y una flecha apuntan hacia el estacionamiento de la lonja en la vecina calle de Floristes. Este cuenta con un aparcamiento para las bicicletas del Bicing eléctrico. Sin embargo, ninguna indicación del cartel lo sugiere. Solo una pequeña etiqueta, en otro panel al lado de la puerta, lo indica.

Coll opina que almacenar bicicletas en aparcamientos subterráneos puede restar usuarios: “Tienes la sensación de que si no fuera por la aplicación, no tendrías por qué saber dónde están. Con el Bicing normal puedes escoger entre dos o tres estaciones a pie de calle”. Para encontrar las bicis eléctricas, el usuario debe consultar la página web del servicio o su app.