Fernández aceptó el pago a Cabieces “porque era una política de Estado”
Recursos Humanos de Kutxabank le propuso la vía de subir la iguala a Alcorta
Mario Fernández, el expresidente de Kutxabank, elevó este viernes el tiro en la búsqueda de responsabilidades por el pago de 243.952 euros del banco vasco al exdelegado del Gobierno en Euskadi Mikel Cabieces, y aseguró que su actuación fue “legítima”. Tras comparecer “profundamente indignado” ante la fiscal de Bizkaia, Carmen Adán, Fernández reconoció que había aceptado en enero de 2012 la petición de un dirigente del PP de buscar “un trabajo” a Cabieces porque se enmarcaba en “una política de Estado”, aplicada ya de manera habitual con anteriores delegados de Gobierno que dejaban sus puestos, como Enrique Villar, Juan María Jáuregui o Paulino Luesma. Mientras, Cabieces, que declaró durante dos horas, se limitó a decir que ahora se abre “un tiempo judicial”.
Fernández, cigarro en mano al entrar y salir de la comparecencia en la Fiscalía, no defraudó a la expectación despertada en una fría mañana de nieve con el anuncio previo de una improvisada rueda de prensa. Asumió su responsabilidad porque “di mi conformidad” a la solución hallada en Kutxabank para que Cabieces dispusiera de una remuneración, pero incorporó a la causa a más de uno.
Villalabeitia “no pretendía arreglar nada, sino todo lo contrario”
De entrada, al director de Recursos Humanos del banco vasco, Fernando López de Eguilaz, encargado de llegar a un acuerdo con el despacho de Rafael Alcorta para incorporar en la iguala de este bufete los 6.000 euros mensuales con destino a Cabieces. También, a Ignacio Sánchez Asiain, como director general Corporativo de Negocio, porque fue quien le advirtió semanas antes de la llegada del nuevo presidente, Gregorio Villalabeitia, de que procedía liquidar definitivamente el acuerdo. Fernández aceptó la idea, pero “no sabe” si fue ejecutada la orden.
Sin embargo, el principal dardo del expresidente, a quien defendió su esposa en la Fiscalía, fue para su sucesor en el banco. En su comparecencia, Fernández recreó la escena en la que Villalabetia le comunica la anomalía y cómo acepta devolver el dinero —lo abonó horas después de que se le confirmara la cifra exacta—, pero no se olvidó de declarar que el presidente “nada me indicó de que ya había una actuación de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento e incluso del Consejo de Administración, según he conocido por los medios de comunicación”. Según recordó en un comunicado, “nadie de Kutxabank volvió a tener contacto conmigo. Menos aún su presidente”.
Ley no escrita
"¿Qué harían cada uno de ustedes si se les pidiese ayuda para una persona que ha estado en la primera línea de la lucha antiterrorista?"
"Supongo que lo mismo que hice yo y que han hecho antes de mí muchas personas y muchas empresas e instituciones en situaciones parecidas a la mía. Y lo hicieron respetando la Ley", ha reconocido por escrito Mario Fernández al término de su comparecencia en la Fiscalía de Bizkaia.
El expresidente de Kutxabank ha afirmado que esa práctica era "una ley no escrita", que ha funcionado "con todos los gobiernos y todos los partidos durante los últimos 30 años".
Es ahí, precisamente, donde Fernández aprecia que Villalabeitia, sin citarlo en ningún momento, “no pretendía arreglar nada, sino todo lo contrario, aunque, de paso, se causara un daño reputacional evidente a Kutxabank”. Así es fácil de entender que el expresidente sostenga que “hay una voluntad explícita de atentar contra mi honor”. Por eso, adelantó que “en cuanto concluyan estas diligencias, ejercitaré las acciones correspondientes”, aunque sin especificar sus posibles destinatarios.
Fernández jamás imaginó que la devolución del dinero abonado durante casi tres años a Cabieces pudiera ser utilizada desde Kutxabank —“que yo creé porque es obra mía”, enfatizó— como supuesta prueba en su contra. En el marco de esta indignación palpable, consideró también que “algunos se han olvidado de los principios de rectitud y compromiso en algún trayecto de su vida”.
Durante sus casi dos horas de declaración ante la fiscal de Bizkaia, con quien paradójicamente mantiene una amistad personal forjada por la relación entre algunos de sus hijos respectivos, mantuvo siempre la tesis de que se guió por principios de reconocimiento al significado de la lucha antiterrorista que encarnan los delegados de Gobierno y de su complicada misión. No obstante, precisó que nunca ha mantenido relaciones amistosas con Mikel Cabieces, más allá de los contactos propios por las responsabilidades de sus respectivos cargos y de la reciente etapa en el consejo de BBK.
“Kutxabank es obra mía, la creé yo”, dice al calificar de legítima su actuación
En cuanto a la comparecencia de Cabieces, a quien defendió el letrado Félix Rojo del bufete Urraza, se ha sabido que en su declaración detalló la relación que mantenía con el despacho del laboralista Rafael Alcorta y los pagos que venía recibiendo, objeto de la actual denuncia de Kutxabank. Cabieces, muy afectado desde que estalló el escándalo, apenas se detuvo ante los periodistas. A su llegada, fue significativo que el exdelegado del Gobierno estuviera acompañado por Martín Martínez, exdiputado foral y un histórico del socialismo de la Margen Izquierda, con quien comparte una larga trayectoria y afinidad política. Cabieces pidió su baja como afiliados del PSE-EE el mismo día en el que se conoció la denuncia de Kutxabank.
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