La vuelta al mundo en 529 piezas
El Museo de Cultures de Barcelona abre este sábado con el arte de cuatro continentes
En una ciudad donde la construcción de equipamientos culturales —como el MNAC, el Museo del Disseny o el Born—, se eterniza; el que un museo como el de Culturas del Mundo se haya materializado en quince meses hace que los propios responsables municipales califiquen el proceso de “todo un récord”. En efecto. En otoño de 2012 se anunció que la colección de arte precolombino Barbier-Mueller dejaba vacío el palacio Nadal de la calle Montcada de Barcelona al no llegar a un acuerdo el Ayuntamiento y el coleccionista suizo. En otoño de 2013 el palacio contiguo del marqués de Llió se quedó vacío al trasladarse el Museo Textil al edificio de la plaza de les Glòries. Desde entonces “hemos trabajado mucho”, explicaba ayer el concejal de Cultura Jaume Ciurana. Tanto, que este sábado el Museo de Culturas del Mundo de Barcelona (MCMB) abrirá sus puertas con más de medio millar de obras de arte producidas en cuatro continentes, después de invertir cinco millones de euros en la reforma de los edificios y 2,4 millones en la museografía.
La selección
- Esculturas fang.Camerún, G. Ecuatorial, Gabón, s. XIX.
- La Casa de los Hombres. Nueva Guinea, s. XX.
- Esculturas bisj de los Asmat. Nueva Guinea, s. XX
- Pectoral Rapa Nui. Isla de Pascua. Polinesia, siglo XIX.
- Buda en ayuno. Gandhara, India, s. II-III.
- Sanjhyah. Ventana de una casa newar, Nepal, s. XVIII
- Haniwa. Cabeza de caballo. Japón, s. V.
- Cihuateteo. Mujer muerta en el parto. México, s. IV-IX.
- Juego de la pelota maya. Guatemala, México, s. IV-IX
- Camisa Chimú de pelo de llama. Perú, s. XIV
El proyecto es una apuesta personal del director de Patrimonio, Museos y Archivos barcelonés Josep Lluís Alay, un gran especialista en mundo oriental, sobre todo del Tibet, que además será el director del centro. “Un libro abierto”, dijo de él el alcalde Xavier Trias durante la presentación del nuevo centro. Alay y su equipo han reunido bajo los artesonados góticos obras provenientes de las colecciones municipales, la mayoría depositadas en el Museo de Etnología (120), pero también de colecciones de la ciudad. Sobre todo de la colección de la Fundación Folch, formada por obras representativas del arte creado en África, Asia, América y Oceanía (336 de las 2.370 que prestó a la ciudad por 20 años); 37 de la Fundación Arqueológica Jordi Clos, casi todas piezas de las culturas precolombinas; 20 de la colección arqueológica Duran Vall-llosera, 15 de coleccionistas particulares y 10 del museo de Arqueología y Antropología de Cambridge, que las ha prestado hasta 2018 gracias a un convenio. El museo inglés ha traído a Barcelona objetos de la Polinesia, como una maza apa'apai de Tonga, símbolo de estatus social utilizada en danzas y lucha que adquirió el capitán Cook en el siglo XVIII, durante su segundo viaje por el Pacífico. “El museo da visibilidad a un patrimonio oculto de Barcelona y sus coleccionistas que han reunido desde finales de los años cuarenta. Hemos descubierto cosas en los fondos que no estaban ni inventariados”, explicó Ciurana.
Cambridge presta 10 piezas que el capitán Cook trajo de Polinesia en el XVIII
A la entrada un inmenso globo terráqueo luminoso sobre el que se proyectan algunas de las piezas del museo deja claro que es lo que le espera al visitante. El recorrido comienza por África, con las figuras fang de madera de Guinea Ecuatorial y el arte antiguo del reino de Benín y obras de los pueblos dogon, yoruba, senufo, bembe, además de arte cristiano de Etiopía, para acabar en una sala con la colección de máscaras rituales africanas.
En la primera planta ocho cabezas de cocodrilos talladas en la proa de sendas canoas reciben en la zona de Oceanía. Y después las mayores piezas de todo el conjunto, las vigas y postes tallados de las Casas de los hombres de Nueva Guinea, centro de la vida social de estos grupos o tres enormes bisj, las esculturas de los Asmat realizados para las ceremonias fúnebres para vengar a los muertos decapitados en las cacerías de cabezas. Espléndidas son las piezas de Rapaniu, la isla de Pascua chilena como un pectoral con una inscripción en su misteriosa escritura no descifrada.
El arte asiático está ampliamente representado con casi la mitad del conjunto, 250 obras de 13 países, con representaciones de Visnu y Siva desde el siglo V hasta el XVI y, sobre todo, de Buda. Entre todas destaca una pequeña imagen de Buda en ayuno, del siglo II-III, una iconografía poco representada de la que solo se conocen tres piezas, según Alay. La talla fue adquirida el año pasado en una subasta de Londres por el Ayuntamiento.
Al final, seis salas presentan el arte de la América precolombina, con piezas procedentes de tumbas de Jalisco, Colima y Nayarit, donde se pueden ver varias cihuateteos, donas divinizadas por haber muerto en el intento de dar a luz, que se equiparaban a guerreros muertos en combate, por lo que se les pintaban barbas negras. El recorrido termina con las piezas mayas o incas con una sala dedicada al juego de la pelota.
El nuevo museo ha estado envuelto en polémica. La oposición ha pedido a Ciurana en diferentes comisiones de Cultura que pospusiera su apertura y que aclarara su relación con el Museo Etnológico de Montjuïc, cerrado desde hace meses por reformas. Ciurana explicó ayer que los dos museos compartirán su estructura administrativa, pero que “explicarán dos relatos diferentes”. Por eso, después de mayo tendrán “dos jefes de colecciones diferentes” dijo el concejal.
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