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Multitiendas automáticas

Barcelona frena el ‘vending’ mientras el negocio va en aumento en Cataluña

Tienda 24 horas
Tienda con máquinas expendedoras abierta las 24 horas en Banyoles. PERE DURAN

Una máquina expendedora es una imagen habitual en la cafetería de cualquier empresa. O en una estación del metro de Barcelona. Y ahora, también en las calles. Las tiendas automáticas son cada vez más habituales en las ciudades catalanas, excepto en Barcelona, cuyas leyes impiden la implantación de este tipo de negocios en los que no trabaja ningún vendedor. Consisten en varias máquinas expendedoras que, a pie de calle, ofrecen al viandante todo tipo de productos las 24 horas del día: Desde bocadillos fríos y calientes y bebidas a productos eróticos.

Algunas de las empresas de vending que instalan estas tiendas ya llevan un tiempo en Cataluña. Es el caso de Eraventa, que opera desde hace una década y cuenta con establecimientos en Vilafranca del Penedès, Terrassa, Gavà, Calella, Sitges y Tarragona. Sin embargo, en los últimos años el número de establecimientos ha crecido con rapidez. “En dos años hemos abierto más de 70 puestos en Cataluña”, explica Claudi Carbonell, responsable en Cataluña del instalador de máquinas expendedoras Gesvending, que añade que antes de que acabe el año debería haber 50 más en funcionamiento.

La caída del precio del metro cuadrado ha facilitado el surgimiento de estos comercios. Carbonell sostiene que “la valoración del suelo [en los años de bonanza económica] frenó la expansión de este modelo de negocio en Cataluña, al reducir los márgenes de beneficio”. La privacidad para el cliente que ofrecen los citados negocios es otro factor que ha propiciado su crecimiento, añade Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación de Comercio de Cataluña.

“El Ayuntamiento de Barcelona promueve un comercio de proximidad, que genere tejido social en los barrios"

Pero, las tiendas de vending se topan con la legislación de Barcelona porque, señala el Ayuntamiento, “no cumplen con la normativa” sobre equipamientos alimentarios.

La normativa municipal permite la instalación de máquinas expendedoras dentro de comercios del sector de la alimentación, además de empresas y espacios públicos como las estaciones de metro. Pero no contempla que un establecimiento pueda estar formado solo por estas máquinas. “El Ayuntamiento promueve un comercio de proximidad, que genere tejido social en los barrios. Unas tiendas sin vendedores no forman parte de este modelo de negocio”, aseguran desde el Consistorio.

La implantación de los comercios automáticos genera debate. Un portavoz del Ayuntamiento de Barcelona sostiene que estos negocios contradicen la relación entre cliente y vendedor del comercio de proximidad, al tiempo que “pueden restar empleo al comercio tradicional”, aseguran fuentes del Consistorio. Las compañías del sector, por su parte, destacan que este tipo de establecimientos proporcionan un servicio de 24 horas, complementario a la venta al detalle convencional. “La gente acude a estos sitios a cualquier hora del día”, asegura Carbonell, quien discrepa de que este tipo de comercios puedan restar puestos de trabajo, porque “permiten que las familias se autoempleen”.

La oferta de estas tiendas varía en función del establecimiento. Son habituales las bebidas y alimentos fríos, pero también los calientes, como kebabs y hamburguesas. “Se vende prácticamente de todo, también productos eróticos. Nuestros clientes aprecian el anonimato [que ofrecen las máquinas de venta automática]”, asegura José Ramón Fernández, gerente de Eraventa. ¿Cuál es el perfil del consumidor? Se trata de una persona “de entre 14 y 40 años al que no le espanta usar una máquina”, añade Carbonell. “Esta fórmula también funciona muy bien con los extranjeros, porque están más acostumbrados a ellas”, apunta el empresario.

El sector se divide entre las empresas instaladoras de tiendas automáticas y las personas que regentan estos establecimientos, que acuden a las primeras para que las pongan en marcha. La relación entre las partes varía en función del instalador. En el caso de Gesvending, los clientes son franquiciados de su marca de tiendas automáticas, Pica&Pica 24 horas, y abona un importe de único de 30.000 euros. Eraventa, en cambio, solamente instala los aparatos. “El coste [sin IVA] de una tienda oscila entre los 18.000 euros, si incluye tres máquinas, y los 30.000 euros, si son seis”, explica Fernández.

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