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Lleida, Tarragona y Girona derivan a Barcelona el 25% de infartados

La limitación horaria de las unidades de hemodinámica afecta a 148 pacientes

Jessica Mouzo
700 personas protestan en Tarragona por el horario de hemodinámica.
700 personas protestan en Tarragona por el horario de hemodinámica.JOSEP LLUÍS SELLART

Las unidades de hemodinámica solo están abiertas 12 horas diarias en los hospitales de Lleida, Tarragona y Girona. La limitación en el horario de funcionamiento de estos servicios, donde se practican operaciones para algunos tipos de infarto en los que una arteria se obstruye por completo, obligó a derivar a centros de Barcelona al 25% de los infartados registrados en las tres regiones sanitarias en 2014.

El Código Infarto, el protocolo de actuación urgente que se activa ante esta patología en el territorio catalán, reconoce diez centros de referencia en Cataluña para tratar esta dolencia cardíaca. Sin embargo, sólo seis de ellos, todos en el área metropolitana de Barcelona, tienen la unidad de hemodinámica operativa permanentemente.

Según el Departamento de Salud, 148 de los 582 pacientes registrados por el Código Infarto entre enero y septiembre de 2014 en las áreas de Lleida, Tarragona y Girona, tuvieron que ser trasladados a uno de los seis hospitales de Barcelona.

Un paciente al que se le diagnostica un infarto pasadas las ocho de la tarde en Girona, Lleida o Tarragona (cierran por la noche, de ocho a ocho) y precisa que se le realice una angioplastia primaria —el tratamiento utilizado en el 90% de los infartos agudos de miocardio— tiene que ser trasladado a alguno de los centros barceloneses.

El farmacéutico Enrique Gheron falleció a las 10 de la noche del día de Navidad en una ambulancia camino a Barcelona desde el hospital Joan XXIII de Tarragona, que tenía la unidad de hemodinámica cerrada. Habían pasado tres horas desde que Gheron entró por las puertas del hospital tarraconense y, según los facultativos, el tiempo en estas dolencias es vital.

El Código Infarto reconoce que, tras activarse el protocolo, que se pone en marcha cuando se diagnostica la dolencia, la intervención a los pacientes debería realizarse en menos de 120 minutos. Los expertos alertan de que por cada hora de retraso se produce un incremento de la mortalidad de un 3%.

El caso de Gheron ha removido los cimientos de la sanidad catalana e incluso ha dado pie a una actuación de oficio del Síndic de Greuges, Rafael Ribó, para investigar los posibles riesgos que suponen para los pacientes coronarios las limitaciones en el horario de las unidades de hemodinámica. “Es necesario determinar si el cambio de cobertura de las unidades de Tarragona, Lleida y Girona comportan un riesgo para los pacientes y suponen agravios comparativos”, indicó el defensor del pueblo catalán.

Pese a que Salud ha abierto un expediente informativo para estudiar el caso del fallecido, plataformas sociales, sindicatos y partidos políticos ya exigen que todos los servicios de hemodinámica se abran de forma permanente. Según datos del departamento, el 24,3% de los 2.389 infartos registrados por el protocolo entre enero y septiembre de 2014 se produjeron en las tres provincias catalanas donde no hay ningún servicio de hemodinámica abierto las 24 horas.

Las reivindicaciones para exigir que el servicio de infartados abra a todas horas viene de lejos. En enero de 2012, cuando en Tarragona solo funcionaba hasta las cinco de la tarde de lunes a viernes, un vecino de la ciudad, Felipe Rivas, denunció que sufrió un infarto y tuvo que recorrer más de 100 kilómetros hasta el hospital de Bellvitge, en Barcelona.

Con la queja de este paciente sobre la mesa y la presión social encima, en octubre de 2013, el departamento de Salud amplió el horario de atención en la Mutua de Terrassa, el Arnau de Vilanova de Lleida, el Josep Trueta de Girona y el Joan XXIII de Tarragona a todos los días de la semana y hasta las ocho de la tarde.

Los datos avalaron la medida. El balance del Código Infarto de 2013 —el último disponible— revela que la proporción de pacientes con angioplastia primaria realizada dentro del tiempo recomendado por la comunidad científica mejoró sensiblemente. <CP8.8><CS8.8><CL10.5>Tras el aumento de horas de los servicios de hemodinámica en los hospitales de las tres provincias, el número de pacientes atendidos antes de dos horas subió al 52% en Lleida y Girona y al 42% en Tarragona. Antes de la ampliación de horas, solo el 38% de los pacientes de la región sanitaria de Girona, el 30% de la de Tarragona y el 34% de la de Lleida eran intervenidos a tiempo.

Con todo, todavía estos porcentajes están muy lejos de las cifras que maneja la región sanitaria de Barcelona, donde los seis hospitales de referencia del Código Infarto tienen servicio de hemodinámica 24 horas: el 73% de los infartados son intervenidos a tiempo.

 

“Soy una afortunada triste”

Mercè Pérez Pons

Eran las 10 de la mañana del día 31 de noviembre de 2009 cuando Rosa María Gabriel, una vecina de Tarragona de 55 años, empezó a encontrarse mal del estómago. Poco después se desplomó en plena calle y tuvo que ser trasladada al Hospital Joan XXIII, donde detectaron que estaba sufriendo un infarto. “Era fin de semana, me atendieron muy bien pero la unidad de hemodinámica estaba cerrada. Entonces me llevaron a Barcelona en helicóptero hasta el Hospital de Bellvitge”, explica Gabriel.

Se recuperó y puede hacer vida normal, pero desde entonces lucha para que el servicio para atender a infartados abra a todas horas en Tarragona.

Este sábado encabezó una manifestación para exigir la medida. “Soy una afortunada triste. Me sucedió hace más de cinco años con lo que la culpa de esto la tienen todos los partidos. Ninguno ha hecho nada a lo largo de este tiempo para solucionar el problema". Esta vecina de Tarragona teme volver a encontrarse en la misma situación. "Tengo miedo. Un día me cogió una opresión en el pecho, miré el reloj y eran las 20 horas. Pensé que si en la carretera había mucho tráfico acabaría muriendo en el peaje de Martorell", confiesa. Y añade que muy está apesadumbrada “por toda la gente que ha muerto” al encontrarse clausurado el servicio a infartados en el Hospital Joan XXIII.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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