El PSOE, CC OO y ecologistas cargan contra Botella por la contaminación

La contaminación que lleva más de una semana acumulándose sobre Madrid empezará a dispersarse hoy y desaparecerá el jueves gracias a la lluvia. Pero este cambio meteorológico llega tarde para la alcaldesa, Ana Botella (PP), que ayer recibió otra andanada de críticas de oposición, sindicatos y ecologistas por la supuesta falta de medidas ante una situación que supone un serio riesgo sanitario. La Organización Mundial de la Salud atribuye a la contaminación atmosférica una de cada 20 muertes. Botella instó ayer al Gobierno (PP) a presionar a la Unión Europea para que imponga a los fabricantes de automóviles medidas para frenar la emisión de dióxido de nitrógeno.

Este contaminante proviene fundamentalmente de los motores diésel, y es en el que Madrid rebasa los límites legales fijados por la UE en 2010. El Ayuntamiento afirma que la contaminación anual media ha bajado de 45 a 35 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno entre 2011 y 2014. El año pasado, 6 de las 24 estaciones de medición rebasaron el límite legal anual, frente a las 15 de 2011; las que incumplieron el tope horario bajaron de nueve a cinco.

Ecologistas en Acción denuncia que la capital “se enfrenta desde hace semanas a un pico de contaminación”. En solo nueve días, hasta el pasado viernes (luego la situación se ha aliviado), cuatro estaciones superaron el tope legal para todo el año. El portavoz de la organización, Juan García Vicente, dijo a Efe que Botella “echa balones fuera” al apuntar a los fabricantes de automóviles cuando es “impepinable” reducir el tráfico en Madrid. Ecologistas en Acción critica además que el Ayuntamiento “no informe de la situación” a los ciudadanos.

Botella prometió en julio un protocolo para episodios de alta contaminación, que se aprobará finalmente en febrero y prevé, entre otras medidas, restringir el tráfico en el centro (matrículas pares o impares en días alternos).

El nivel mínimo de contaminación para ponerlo en marcha es inferior al regulado legalmente por la UE, y no se ha superado en enero, como tampoco se ha rebasado el límite para avisar a la población por riesgo de salud.

El Ayuntamiento ha prometido completar esta primavera las restricciones al tráfico en el centro iniciadas por el PP hace una década, y que afectarán a los barrios de Ópera, Justicia y Universidad; sin embargo, en diciembre rebajó el alcance del cierre en el barrio de Palacio ante las críticas de comerciantes y empresarios.

Limitar el tráfico es una decisión arriesgada en términos políticos. Limitar la circulación de coches diésel, como propone París para 2020 es, a juicio de Botella, acertado pero imposible. Lo prometió sin embargo el candidato socialista Antonio Miguel Carmona la semana pasada. Ayer, Carmona anunció que preguntará al consejero regional de Sanidad, Javier Maldonado, por los riesgos de la contaminación, que según denuncia citando fuentes médicas, ha elevado un 30% las urgencias por problemas respiratorios.

El líder municipal socialista, Jaime Lissavetzky, tachó ayer de “irresponsable” a la alcaldesa por “echar la culpa a la UE y esconder la cabeza” para “no perder votos restringiendo el tráfico rodado”. El sindicato Comisiones Obreras incidió por su parte en la necesidad “urgente” de una “restricción drástica del transporte privado y un refuerzo del público” en episodios de alta contaminación. Y, a largo plazo, abogó por ampliar los carriles bus y aumentar la inversión en el transporte público.