Un padre y su hijo de 12 años, primer desahucio paralizado del año

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Madrid ha conseguido este viernes su primer desahucio paralizado del año en la capital. José Antonio Giraldo, que vive de alquiler en Vallecas con su hijo Cristopher, de 12 años, y debe 19.000 euros, podrá conservar la casa. Al menos, hasta el próximo miércoles, fecha en la que se ha fijado de nuevo el desalojo. Era el tercer intento de desahucio instado por Fidere, la filial española del fondo de inversión Blackstone que compró en enero el inmueble, en el Bulevar de la Naturaleza, a la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS).

"No tengo familiares y los servicios sociales no nos dan una solución. Si me tengo que meter en una casa, me meto, pero quedarnos en la calle no es una opción", explicaba Giraldo minutos antes de las 9.30, la hora en que estaba previsto el desalojo. En paro, sus únicos ingresos son los 360 euros que cobra de pensión por una discapacidad del 65% provocada por un accidente en moto, por lo que, según ha asegurado, no puede pagar los 680 euros del alquiler.

Una treintena de personas se han reunido esta mañana en la vivienda de Giraldo para evitar el desahucio. Algunas habían pasado la noche en la casa, donde ya no había ni calefacción ni agua caliente. Los vecinos y los miembros de la PAH han bloqueado el ascensor y la puerta de acceso al portal y al pasillo para impedir el paso al cerrajero. Dos furgones de la policía municipal habían aparecido en la calle alrededor de las ocho de la mañana y, aunque se esperaba la llegada de antidisturbios, el desalojo se ha aplazado hasta el próximo miércoles porque, según ha explicado el abogado de la PAH, Manuel Pastor, "no había el dispositivo suficiente". Fuentes de la policía han informado, sin embargo, que no habían recibido ninguna petición, informa F. Javier Barroso.

La deuda de 19.000 euros surgió por los impagos de la exmujer de Giraldo, ha asegurado este. Descubrió el problema el año pasado, cuando ella regresó a Ecuador, su país de origen, y él volvió al piso para convivir con su hijo, pues hasta entonces lo tenía prohibido por una orden de alejamiento. El primer intento de desahucio tuvo lugar en julio y se repitió en diciembre. La única solución alternativa que le ofrecían, ha dicho, era que su hijo se fuera a un albergue. Ahora, espera haber ganado el tiempo suficiente para encontrar un nuevo alojamiento.