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Barcelona ultima su primer gran proyecto inmobiliario tras la crisis

La promotora madirleña Vía Célere levantará 170 viviendas en Can Batlló

Proyecto para la transformación del recinto fabril de Can Batlló, en el barrio de la Bordeta
Proyecto para la transformación del recinto fabril de Can Batlló, en el barrio de la Bordeta

Este 2015 arrancará uno de los grandes proyectos que la crisis dejó varado en Barcelona. La promotora Vía Célere ha conseguido ya la licencia para empezar las obras en el antiguo recinto fabril de Can Batlló tras alcanzar un acuerdo con las propietarias de la finca, las hermanas Muñoz Ramonet. La inmobiliaria madrileña, presidida por Juan Antonio Gómez-Pintado, levantará la primera fase del proyecto: 170 viviendas.

El plan se desarrollará sobre un suelo que técnicamente está fuera del recinto vallado de Can Batlló. Es una de las pastillas de la Magòria, con fachada a la Gran Via, perfectamente urbanizada y con la estación de Ferrocarrils de la Generalitat ahí mismo. “Es la operación más ostentosa y fácil de vender”, subraya el presidente del Centre Social de Sants, Josep Maria Domingo, que recuerda que Can Batlló “lleva unas diez operaciones de permuta” entre privados y la Administración.

Esta pastilla, Magòria, pertenecía a la Generalitat, y fue en su día objeto de permuta con las propietarias del complejo industrial a cambio de quedarse la Administración pública la nave central, subraya Domingo. La misma nave en la que el Tripartito había barajado instalar la sede del Departamento de Medio Ambiente y que ahora, comprada a la Generalitat por parte del Ayuntamiento a cambio de 30 millones de deuda, dice que albergará la sede del área de Hábitat Urbano.

La constructora compra la primera fase a las hermanas Muñoz Ramonet

Sin embargo, las herederas de Muñoz Ramonet alegaron falta de liquidez para sacar adelante el proyecto. Para desencallarlo, el Ayuntamiento se quedó en 2012 con un solar del Guinardó por 21,2 millones de euros para que las hermanas pudieran empezar las obras a pesar del pleito que mantenían ambas partes en los tribunales. Con todo, según las cuentas de 2013 de la empresa Grupo Gaudir II, SL, que se encarga de ese proyecto, la empresa seguía sin tener apenas capacidad para llevar a cabo las obras. Los auditores de la sociedad controlada por Carmen Escrivá de Romaní Muñoz advertían en su informe sobre las cuentas que la sociedad acumulaba pérdidas y, además, requería de financiación bancaria para sus proyectos, lo cual indica “la existencia de una incertidumbre significativa sobre la capacidad de la compañía para continuar con sus operaciones”. La empresa declinó hacer ningún comentario al respecto.

Vía Célere es de las pocas promotoras en España con capacidad para levantar un proyecto de estas dimensiones. Tras adquirir a la Sareb la antigua fábrica de Revlon de la capital catalana, la empresa quiere hacerse con un nuevo proyecto en la ciudad para erigirse en la inmobiliaria líder en Madrid y Barcelona. La empresa asegura que ya tiene la licencia para construir, que solo falta un trámite de la reparcelación y que podría empezar en mayo.

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Hasta tal punto es atractiva esta primera promoción privada que Mercadona ya ha firmado un contrato para alquilar la planta baja de uno de los edificios. Serán 1.500 metros cuadrados de tienda, indican fuentes conocedoras de la operación. El supermercado se plantea un alquiler a largo plazo, por 25 o 30 años.

Tras la marcha del grueso de los industriales durante la década pasada —con polémica por las indemnizaciones y el traslado no deseado a la Zona Franca—, la reconversión de Can Batlló se paralizó con el estallido de la burbuja. Con apenas una decena de talleres funcionando, el recinto recuperó vida con la ocupación en 2012 de las entidades de la zona. Se hicieron con el Bloque 11, rehabilitado y convertido en centro autogestionado de actividad cultural, formativa, con un bar, un auditorio y una biblioteca.

Hace dos meses el Ayuntamiento anunció la compra de la nave central, que de hecho es una dación en pago, y el inicio de las obras de urbanización de los caminos y aparcamientos del recinto, sobre todo en la parte que toca a la plaza de Cerdà. En total, en Can Batlló hay previstos seis edificios de vivienda pública que suman 430 pisos, entre ellos los de la cooperativa de alquiler La Borda. El cómputo total de pisos libres asciende a 670.

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