“Nunca había visto tanta participación”

El letrero de la entrada lo deja bien claro. Taradell. Municipi per la independència. Estamos en uno de los kilómetros cero del sentimiento soberanista: la comarca de Osona, donde en las últimas municipales no resultó elegido ni un solo concejal del PP en 51 poblaciones. En el pleno de Taradell hay 13 concejales: seis de CiU, cuatro de ERC, dos de SI (Solidaritat Catalana per la Independència) y había uno de Plataforma per Catalunya, pero se apartó del partido tras la escisión de hace unos meses. Aquí siempre ha gobernado CiU y hasta las últimas elecciones solo había otro partido con representación, ERC.

En Taradell nació y vive el portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs. Hoy preside una de las seis mesas que se han instalado en el único instituto del pueblo. De los 6.220 habitantes, tienen derecho a votar 5.152. El porcentaje de inmigración es del 7% y el colectivo más numeroso, el de los marroquíes: 168 personas según las cifras oficiales. A las once de la mañana ya habían votado casi 1.200 personas en una jornada que Homs ha calificado de “fantástica”. “Hemos pasado pantalla”, ha dicho tras aplaudir que “en todo el país las cosas están funcionando con la normalidad de un país que se expresa de manera cívica y democrática”. Homs está hoy exultante y evita comentar la actuación de la fiscalía o la denuncia de UPyD. “Somos respetuosos, lo que hacemos es legal, la gente tiene ilusión y hay mucha energía positiva”, zanja.

“Nunca había visto nada igual”, subrayaba a mediodía el periodista Joan Morcillo, del portaltaradell.com. Y eso que en el pueblo están acostumbrados a altísimos niveles de participación electoral. En las últimas autonómicas votó el 80% del censo; entonces, a mediodía había votado el 17% del electorado. Durante esta jornada, a la misma hora la participación supera el 25%. “A este paso cerramos el colegio a las cuatro de la tarde”, bromean en una de las mesas.

Es el día del “nunca antes”. Nunca antes se había visto a tanta gente votando. Ni haciéndose fotos al depositar la papeleta. Ni llorando al hacerlo. Nunca antes el ambiente había sido tan festivo. Nunca antes habían colgado senyeres, estelades o carteles amarillos en casi todas las casas del pueblo. Nunca antes se habían acercado tantos ancianos al colegio electoral.

“Hemos pasado pantalla”, dice Francesc Homs, presidente de Mesa en el colegio de la localidad

Como Francesc Tort y Àngela Alsina, 93 y 87 años, 66 de casados. “Escribe, escribe que hemos venido, ¡hay que votar!”, exclama Tort. Apenas oye, pero cuando habla se emociona tanto que se levanta de la silla-carrito, como un cantaor de flamenco cuando acaba una canción. Está convencido de que “la independencia, la veremos”. “Ahora se llevan el dinero a Madrid, seremos más libres y lo haremos mejor solos”, vislumbra tras una vida entera trabajando en una de las seis fábricas textiles que hubo en el pueblo. En el otro extremo, por edad, está Mar Espinàs: tiene 17 años, es alumna del instituto y votará por primera vez. Aguarda nerviosa y emocionada en la cola: “A ver si lo conseguimos”.

Salta a la vista que aquí la inmensa mayoría votará sí a la independencia. “Lo ideal sería que también votaran los que dicen que no”, apunta un presidente de mesa. En la entrada del pueblo, indicando cómo se llega al instituto, está uno de los que ilustra la excepción. Mohamed Zetli, marroquí, 23 años en el pueblo, trabajando en el matadero, como tantos inmigrantes. Se ha jubilado y si no fuera por los 12 nietos que le retienen en el pueblo, volvería a Marruecos. No sabe leer ni escribir, y no es que hable muy bien el castellano, pero suficiente para entender qué piensa de la consulta: “Una tontería. Cataluña es España y sola no sería mejor. Pujol estuvo mil años y al final ha resultado un ladrón”.

"Seremos más libres y lo haremos mejor solos", dice Francesc Tort, vecino de Taradell