Diez años de avances

El doctor Manuel Ruiz Borrego lleva 22 años tratando pacientes con cáncer de mama en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Lo que ahora ve cada día en su consulta dista mucho del panorama poco esperanzador que observaba cuando empezó. Ruiz Borrego es médico adjunto del servicio de Oncología del centro sevillano y miembro de la junta directiva del GEICAM (Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama). Ha sido testigo de los enormes avances médicos que han modificado la forma de tratar esta patología y se empeña en transmitir un mensaje positivo. “Hemos experimentado un avance muy importante y un gran desarrollo en poco tiempo. Y eso, afortunadamente, a mí me ha tocado vivirlo todo”, asegura.

En apenas 10 años ha podido observar un gran cambio en el aspecto y la calidad de vida de las enfermas. Uno de los logros que él mismo destaca es haber conseguido que una mujer con cáncer de mama metastásico (fase avanzada de la patología que consiste en la diseminación del tumor desde el lugar donde se originó hacia otras partes del cuerpo) pueda hacer vida normal y que, por su aspecto general, nadie la identifique como paciente con cáncer. “Esto, años atrás, era muy complicado. Se ha conseguido mucha supervivencia y mucha calidad de vida, creo que hay que ser optimista, por fuerza, con hechos reales y números en la mano”, explica Ruiz Borrego.

Dentro de la oncología, el cáncer de mama es la patología que más se ha beneficiado del desarrollo de la investigación en resultados concretos, apunta el médico. Lo que le convierte en la “punta de lanza” del desarrollo de toda la oncología.

“Yo viví un tiempo en el que la quimioterapia era solo tres fármacos, el tratamiento hormonal era dos cosas y la terapia dirigida no estaba ni en el horizonte”, explica Ruiz Borrego. Ahora la investigación se orienta hacia el tratamiento personalizado, es decir, que pacientes concretas reciban una terapia concreta para su tipo de patología. Esto supone el paso de “quimioterapia para todos los casos” a curas más específicas. “Así se consigue mayor eficacia y menor toxicidad. Este tipo de tratamiento es menos dañino que la quimioterapia convencional, que tiene efectos secundarios como la caída del pelo, la disminución de las defensas, vómitos…”, argumenta el experto.

Para que la investigación avance por este camino son esenciales los ensayos clínicos. En los últimos años el Hospital Virgen del Rocío ha sido el centro que más mujeres ha reclutado en España para estos estudios. En 2013 el hospital recibió cerca de 600 pacientes de cáncer de mama nuevas e incluyó más de 100 enfermas en ensayos clínicos para esta patología. “Es un volumen de reclutamiento muy importante. Nosotros estamos convencidos de que los ensayos que empezamos a hacer son científicamente muy interesantes y pueden aportar mucho a la paciente”, matiza el médico.

Existen estudios para todos los perfiles, explica Ruiz Borrego. El hospital sevillano está participando en cerca de 30 ensayos actualmente. Pero el avance más importante, según destaca el médico, han sido los tratamientos para pacientes HER2 positivo, un tipo de cáncer de mama que se caracteriza por producir demasiada cantidad de una determinada proteína. Esta participa en el crecimiento normal de las células, pero si se produce en exceso transmite señales a las células para que se dividan y multipliquen más rápidamente. Contribuye así a la aparición y progreso del cáncer. Es una forma particularmente maligna y años atrás las mujeres que lo padecían tenían mal pronóstico, situación que se ha revertido gracias a la investigación y a nuevos medicamentos. “Yo he visto fármacos de los que hace unos años se desconocía su indicación [validez] y ahora, gracias a los ensayos, se usan de forma ordinaria, obtienen buenos resultados y están aprobados por las entidades reguladoras. Eso es el éxito”, sentencia el investigador.

Hemos pasado de quimioterapia para todos los casos a curas específicas Manuel Ruiz Borrego, oncólogo

Además, Ruiz Borrego destaca la aparición de distintas formas de aplicar la terapia, como los tratamientos adyuvantes y neoadyuvantes o distintos métodos para tratar de evitar la quimioterapia. La neoadyuvancia consiste en administrar el tratamiento antes de la operación y así intentar disminuir el tamaño del tumor y que la cirugía pueda ser más conservadora. “El éxito puede ser tan grande que podemos conseguir lo que se llama una respuesta patológica completa: que el tratamiento médico elimine la enfermedad, que desaparezca. Eso es lo que más nos gusta”, asegura el médico.

Por su parte, la adyuvancia es un tratamiento que se administra después de la terapia principal, normalmente la cirugía, que busca aumentar la posibilidad de supervivencia y que no aparezca la enfermedad metastásica.

El número de pacientes con cáncer de mama está aumentando en los últimos años, y se debe principalmente a la aparición de la patología en mujeres jóvenes, cuya causa aún se desconoce. Sin embargo, la mortalidad de esta enfermedad está disminuyendo al mismo tiempo, y todo gracias a la investigación y a los numerosos avances que buscan el marco más favorable posible, dentro de la gravedad de la patología.

“El horizonte ideal sería que la cirugía de la mama fuera lo más conservadora posible, que la paciente no notara si quiera la cicatriz. Que los éxitos en las fases adyuvante o neoadyuvante fueran completos y que las mujeres con enfermedad metastásica se curaran completamente. Hacia este panorama nos dirigimos, yo me voy a jubilar con ello”, apunta siempre en su línea de optimismo el doctor Ruiz Borrego.