Drones misteriosos en Castro de Rei
Una firma armamentística prueba aviones no tripulados en Rozas mientras Xunta y Ayuntamiento descartan que los proyectos en el aeródromo sean militares
La base de drones que se instalará en el aeródromo de Rozas, en el ayuntamiento lucense de Castro de Rei, nace envuelta en el misterio. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anunció la pasada semana una inversión de 10 millones d euros para adaptar las instalaciones “a una base de drones con fines civiles”. Sin embargo, el modelo de avión tripulado que se ha probado en Rozas, denominado Atlante, ha encendido las alarmas ante el temor a que el aeródromo se convierta finalmente en una base militar adherida a la OTAN. “Nosotros aportamos pruebas al Gobierno de que el dron Atlante es un avión militar en proceso de artillaje”, denuncia el diputado de AGE Ramón Vázquez, quien alerta del “riesgo evidente para la ciudadanía” que tendría este uso.
El Atlante ha sido diseñado por la multinacional de armamento Cassidian-Eads Company.El aparato mide de largo 5,47 metros, 1,99 de ancho y su envergadura alcanza los ocho metros, según la detallada descripción del aparato que hace la propia empresa. Puede asumir una carga de 100 kilos, sobrevolar a una altura de 6.000 metros, llegar a una velocidad máxima de 198 kilómetros por hora y su rango de vuelo es de 250 kilómetros.
“Cualquier inversión en el ayuntamiento, más si es de 10 millones de euros, es satisfactoria”, afirma el alcalde de Castro de Rei, Francisco Balado (PP). “Sobre todo porque los fines ya anunciados nos lleva a concluir que se trata de fines civiles”, añade. Balado descarta el destino militar de las instalaciones porque, esgrime, en un proyecto cofinanciado en un 80% por la UE no está permitido, si bien admite que eso podría cambiar: “Cuestión distinta será que en algún momento, en un futuro lejano, pueda o no destinarse a esos fines [militares], pero de entrada a mí me consta, dentro de la información que tengo de la Xunta, que se trata de una inversión con fines civiles”.
No sería la primera vez que Rozas se destina a fines militares. Durante la Segunda Guerra Mundial el aeródromo fue utilizado por los alemanes, que instalaron varias torres de observación en Arneiros y tres hangares en Rozas. El uso civil del recinto se retomó 20 años de la mano de destacadas figuras del régimen franquista en la provincia.
El actual presidente del Aeroclub Lugo, Luis Abelleira, también insiste en que el proyecto de Rozas “no tiene nada que ver con lo militar”. “Aquí lo que se pretende es tener a disposición de todas las empresas de investigación aeronáutica, sean Cassidian o Airbus, unos equipos, unos sistemas y unas zonas de trabajo donde puedan desarrollar sus investigaciones. No se pretende otra cosa”, explica Abelleira.
Y es que pare este tipo de “desarrollo tecnológico” se precisa un “espacio aéreo controlado” y con el correspondiente permiso del Gobierno para poder volar drones. En este momento solo cumplen dichos requisitos Rozas y Hermosilla, en la provincia de Huelva, donde está otra base del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) dependiente del Ministerio de Defensa.
En marzo de 2011 el Ayuntamiento de Castro de Rei, el INTA, la Diputación y el Aeroclub firmaron un convenio para el desarrollo de estas investigaciones sobre suelo lucense. En la Diputación tienen claro que este convenio se ciñe al uso civil de las instalaciones. “La investigación aeronáutica se coordina a través del INTA y ese es un organismo perfectamente controlable sobre qué tipo de actividades se hacen ahí”, subraya el presidente provincial, el socialista José Ramón Gómez Besteiro, quien rechaza el uso militar de Rozas. Hace ya más de un año que Esquerda Unida (EU) solicitó poder visitar las instalaciones y ver qué pruebas se hacen. “No hay ningún problema”, respondió el INTA. EU sigue esperando a que se curse la invitación.
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