Las tarjetas remueven Madrid
Los 15,5 millones gastados en una década por 83 exdirectivos de Caja Madrid, entre ellos políticos, empresarios y sindicatos, marcan un antes y un después a falta de siete meses para las elecciones autonómicas y municipales
La política madrileña no es la misma desde el 1 de octubre. Ese día estalló el escándalo de las tarjetas de Caja Madrid, con las que 83 exdirectivos cargaron a sus visas bajo el radar 15,5 millones de euros entre 2003 y 2012 en gastos con un buen número de viajes, comidas, joyas, salas de fiesta y hasta lencería que difícilmente podrían justificar como gastos de representación. El revuelo es mayúsculo y con unas consecuencias impredecibles a siete meses de las elecciones autonómicas de 2015, en las que el PP se juega el control de la Comunidad, donde gobierna desde 1995. Políticos autonómicos y asesores de todos los partidos se han pasado la última semana “enganchados” al buscador de EL PAÍS, analizando al detalle en qué gastaron el dinero los beneficiarios de las tarjetas.
En los últimos 15 días en la Asamblea de Madrid no se ha hablado de otra cosa más que de los extractos y movimientos de las tarjetas, especialmente por los realizados por los propios compañeros de partido. Con 27 consejeros nombrados a propuesta del PP, 15 del PSOE, cuatro de IU y 10 entre los sindicatos UGT y CC OO, solo se salva UPyD. “Hay mucha desilusión, porque a más de uno, sea del PP, del PSOE o de IU les ha supuesto un chasco personal. Pero también es una situación muy morbosa, porque se puede comprobar que de gastos de representación casi nada... Ahora estamos en periodo preelectoral y hay que estar más atento al fuego amigo que a las críticas de la bancada de enfrente”, atestigua una voz autorizada de un partido. Cargos relevantes de otras formaciones coinciden en su diagnóstico.
Pese a ser la punta del iceberg de la desastrosa gestión de Miguel Blesa, al timón de Caja Madrid entre 1996 y 2010 —el rescate de Bankia ha costado más de 22.000 millones—, el terremoto causado por el abuso de las tarjetas, utilizadas sin ningún control, se ha cobrado una veintena de dimisiones y ceses fulminantes no solo en los partidos políticos y sindicatos, sino también en la empresa privada. La última víctima no participó directamente. La Presidencia Regional de Izquierda Unida solicitó el viernes a Antero Ruiz que entregue su acta de diputado del Parlamento regional al considerarlo el “responsable político directo” durante el proceso electoral de Caja Madrid en 2009, cuando el partido interpuso una querella por presunta prevaricación. La medida fue aprobada por 43 votos a favor, 16 en contra y dos abstenciones tras analizar las conclusiones de una comisión de investigación interna.
La reacción de IU, el único de los partidos implicados en las tarjetas que puede decir que hace años que no son militantes los cuatro representantes que tuvo en Caja Madrid, refleja las turbulencias provocadas antes de los comicios de mayo. Por más que IU no tengan cadáveres en el armario, el puesto destacado de José Antonio Moral Santín en la crisis abierta —vicepresidente de Caja Madrid, gastó 447.769,73 euros— le resta tirón frente a fuerzas emergentes como Podemos entre su propio electorado.
Mientras en IU recuerdan a Moral Santín con amargura, el PP y el PSOE también se han visto forzados a reaccionar, con mayor o menor cintura. Por ejemplo, Génova tardó días en forzar la dimisión de Beltrán Gutiérrez Moliner como gerente del PP madrileño (58.022,19 euros con la tarjeta en tres años). El PP estudia cada caso y dice que llegará a las “últimas consecuencias”.
La dirección federal del PSOE expulsó esta semana de forma provisional a los 10 exdirectivos que permanecían como militantes —CC OO hizo lo mismo con los tres afiliados que seguían en el sindicato—, tras pedirles que aclararan la finalidad de la visa, los gastos realizados y si estaban relacionados con actividades de representación. Las alegaciones no convencieron en Ferraz, donde el secretario general desde julio, Pedro Sánchez al PSM, por su “falta de reflejos”, según reconocen en la Ejecutiva regional del secretario general de Tomás Gómez. El mismo día que saltó a la luz el escándalo, el secretario general de los socialistas madrileños animó a “la contundencia” y “celeridad”.
Sin embargo, Gómez obvió que en su Ejecutiva figuraba Ángel Gómez del Pulgar, con 149.700 euros a cargo de Caja Madrid (dejó el puesto un día más tarde, después de que este diario publicara su condición). El caso tarjetas ha provocado que vuelva a estar de actualidad la batalla política librada a finales de la década pasada por el control de la caja. En el pulso que Esperanza Aguirre libró con Alberto Ruiz-Gallardón para que Ignacio González presidiera Caja Madrid en lugar de Blesa, Gómez se situó en el bando del PP que lideraba la presidenta autonómica. Al final, Rodrigo Rato fue el elegido.
Frente a la reacción más o menos rápida de los políticos, la patronal madrileña se ha mantenido casi ajena al escándalo, pese a que afectase de lleno a su presidente, Arturo Fernández. El también presidente de la Cámara de Comercio, y presente en Ifema, se ha parapetado, bajo la excusa de su dimisión “en diferido”, en sus cargos como máximo responsable de CEIM y vicepresidente de la CEOE hasta las elecciones de diciembre, en las que Juan Rosell necesita su apoyo para ser reelegido. Que gastara 38.776,57 euros con la tarjeta de Caja Madrid, de los que casi 10.000 fueron facturas en sus restaurantes, no han provocado su adiós inmediato pese a las desavenencias dentro de CEIM, incluido su círculo.
A continuación repasamos en qué usaron las tarjetas algunos representantes de partidos y sindicatos:
Pablo Abejas (PP): más de 10.000 euros en joyas y 6.000 en entradas de toros. Fue el primero de los exdirectivos de Caja Madrid en caer. El presidente de la Comunidad, Ignacio González, le destituyó el 2 de octubre como director general de Economía del Gobierno regional y presidente de Avalmadrid después de que trascendiera que cargó en su visa black 245.524,80 euros en 1.744 operaciones entre 2006 y 2011. Abejas, que presidió la Comisión de Control de la entidad bancaria, alegó que era una “práctica conocida y legal”, pese a que Blesa convirtió las tarjetas en opacas y multiplicó por diez el límite de gasto durante su mandato. De las 100.000 pesetas de tope mensual previos a la llegada de Blesa, como gastos de representación con Jaime Terceiro de presidente de Caja Madrid, se pasó a un límite de hasta 2.500 euros.
Abejas, que se consideró una víctima del escándalo de las tarjetas B, cargó más de 10.000 euros en joyerías y relojerías. Su tienda predilecta era Vendrell Joyeros, con tres compras por casi 8.500 euros. También gastó 6.000 euros en entradas de toros en plena feria de abril. Las compras más onerosas fueron de 1.339,80 euros el 16 de abril de 2009, de 1.445,40 el 15 de abril de 2010 y de 1.165,60 el 23 de abril de 2011.
El mayor gasto de Abejas de una sola vez fue de 4.546 euros con Viajes Eci a través de El Corte Inglés. Abejas contrató los servicios de la agencia en 18 ocasiones (12.000 euros). Por otros conceptos en la cadena de centros comerciales fundada por asturianos, Abejas cargó otros 40.000 euros. Eso, sin contar 8.000 euros en Hipercor.
Los viajes también copan los extractos bancarios, con 15.000 euros en hoteles. La factura más elevada fue de 1800,37 euros en el hotel Tuc Blanc, en Baqueira Beret, el 2 de enero de 2010, por delante de otra de 1.272,05 en Los Monteros el 18 de agosto de 2008, también en época de vacaciones. Un ejemplo más son los 678,80 euros el 14 de febrero de 2010, San Valentín, en el hotel Saliecho en Formigal. Para sus traslados, Abejas pagó con la tarjeta fantasma 4.500 euros en billetes de Iberia, más de 1.500 en Easyjet, más de mil en Ryanair y 700 con Air Europa. También se desplazó en tren, como reflejan 3.000 euros en billetes de Renfe.
Las comidas también tuvieron impacto en sus extractos. Con más de 25.000 euros en restaurantes, la mayor factura fue de 530,17 euros en una cena que acabó pasada la medianoche en el Miramar, seguida de otra de 525 euros en el Combarro, que se vende como el restaurante gallego con el mejor marisco en Madrid. dentro del sector hostelero llaman la atención 950 euros en una heladería, en particular que un día de abril de 2010 Abejas cargase en el local, con apenas dos minutos de margen, primero 384,85 euros y luego 160,01.
Abejas dejó un rastro con la tarjeta en compras para el hogar, con 4.000 euros en Leroy Merlín, más de 3.000 en el Ikea de San Sebastián de los Reyes, 800 en Zara Home y 300 en Zara Home Kids.
Aparte de dedicar 6.000 euros a repostajes en gasolineras, y 800 al alquiler de coches, Abejas también dedicó la visa a pagos menores, como 208,75 euros en tabaco en julio de 2007. El verano de ese año acudió una vez al mes a cortarse el pelo en Kibo Peluqueros (29,5 en cada visita). Bajo el concepto masajes y saunas aparecen 100,10 euros. Su última compra fue de 0,99 euros el 29 de diciembre de 2011 en música por internet.
Santiago Javier Sánchez Carlos (PSOE): 10.000 euros en Hipercor y 2.100 en taxis. Sus 47.152,37 euros en sus dos años en Caja Madrid (2010 y 2011) le han costado el puesto como secretario de Organización de la agrupación socialista en Puente de Vallecas, una de las más importantes del PSM: a ella pertenecen Juan Barranco, exalcalde de Madrid, vicepresidente del Parlamento regional y presidente del PSM, y Maru Menéndez, secretaria de Organización de los socialistas madrileños.
Los gastos de Sánchez Carlos se asemejan a los de otros de los exdirectivos de Caja Madrid salpicados por el escándalo de las tarjetas. Por ejemplo, acumuló más de 10.000 euros en Hipercor, incluida una compra el 24 de diciembre de 2010 en el supermercado de El Corte Inglés por 412,15 euros a las seis y media de la tarde.
Otros 10.000 euros fueron en comidas. Entre los establecimientos a los que el exresponsable socialista solía acudir destaca El Doli, en Vallecas. Muy cercano a la Asamblea de Madrid, Sánchez Carlos gastó 2.000 euros en 15 visitas. También abonó más de 1.200 euros en la Cruz Blanca, otro restaurante famoso por su cocido del gusto de los diputados regionales.
Otros gastos llamativos que dejó en la tarjeta fueron 2.500 euros en Cortefiel (la mayor operación de 503 euros) y 2.300 euros en billetes de Renfe. No fue el único transporte que utilizó: Sánchez Carlos destinó más de 2.100 euros en 130 taxis. Una docena de veces demandó el servicio de José Manuel Cabello: la carrera más barata fue de 40 euros y la más cara de 160.
Más allá de los 600 euros en Fnac, el dirigente del PSM empleó la tarjeta de la caja en una compra en una tienda de Vodafone (369 euros) y otra de 130 euros en electrodomésticos K-Tuin.
Miguel Ángel Abejón (UGT): mil euros en farmacias. Exsecretario de Organización, en mayo de 2013 encabezó una candidatura alternativa a la del recientemente dimitido secretario general del sindicato, José Ricardo Martínez (44.154,12 euros entre 2010 y 2011). En sus diez años en la caja, Abejón gastó 106.749,87 euros. De ellos unos 10.000 euros fueron en hoteles, un amplísimo número de veces en el Abba de Madrid. El gasto más caro que presentó fue de 890 euros en el hotel Ziryab de Sierra Nevada. Similar a los mil euros que pagó con la tarjeta en farmacias.
Asiduo a Hipercor (9.000 euros), el líder sindical pasó una cifra similar en ropa en tiendas selectas como Carolina Herrera, Versace, Bimba y Lola... Tampoco desdeñaba los zapatos (2.000 euros). Abejón sacó 3.000 euros en cajeros. En gasolina gastó más de 2.000 euros y en joyas 300.
Pedro Bedia (CC OO): 2.500 euros en una mantequería. Con 77.082,98 euros entre 2003 y 2011, el sindicalista cargó más de 10.000 euros en tres marisquerías, 3.000 en Hipercor o mil en Paradores (la mitad en el de Manzanares, en Ciudad Real). Uno de sus lugares favoritos, en Majadahonda, era Faro Vidio: Bedia gastó más de 500 euros en el restaurante. En la zona se encuentra Mantequería Manolo, donde gastó 2.500 euros.
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