Que no nos cierren el jazz
La cantante invita a los músicos a montarse en barcas o patines y a tocar en la calle
1. Embarcadero del lago de la Casa de Campo. Aquí celebramos, desde hace cinco años, las fiestas del Cabaret Flotante, en las que tratamos de unir muchas disciplinas artísticas y que los madrileños puedan interactuar con los espacios de la ciudad. La gente puede subirse a las barcas y tocar con nosotros.
2. Auditorio Nacional. El ciudadano de a pie no sabe la joya que tenemos aquí. Tiene una programación que va del flamenco y el jazz a la música clásica o contemporánea. Por aquí pasan todos los grandes del mundo (Príncipe de Vergara, 146).
3. Círculo de Bellas Artes. Me encantan la arquitectura y la terraza, desde la que se domina toda la ciudad. Disponen de pianos de cola, que para mí son un fetiche. Y una vez al año, por San Juan, celebran Las noches bárbaras, en la que los músicos callejeros toman todos los espacios. Ahí he actuado varias veces (Alcalá, 42).
4. Café de Oriente. Fue el primer sitio donde me senté a tomar un café en Madrid cuando llegué, hace 13 años, desde Argentina. Por dentro es un sitio muy teatral con sillones de terciopelo rojo, sillas viejas y camareros de los de toda la vida. Fuera, es uno de los pocos lugares de la capital desde donde se puede echar la vista a la lejanía. Cuando hay fiestas en los barrios detrás del Palacio Real, asoman los fuegos artificiales (Plaza de Oriente, 2).
Próximas citas
La cantante representará el Pequeño cabaret ambulante en versión dúo el 24 de este mes en El Laurel de Baco, Aranjuez, y acompañada de un jazz trioen el Teatro del Barrio, el 1 de noviembre y el 13 de diciembre. El 24 de enero, en Bogui Jazz, será La poesía de Brecht y Weill y el tango.
5. El Rastro. Es como el tango Cambalache materializado. Siento mucho amor por este lugar: durante un tiempo, cuando juré que no viviría de otra cosa que no fuera la música, toqué en estas calles, a veces a 40 grados, otras mientras nevaba. Por cierto, me entristece que el Ayuntamiento haya negado licencia para tocar en la calle a muchos músicos de gran valía.
6. Café Central. Toda una institución musical, pero resulta que la música no cuenta con muchos apoyos y está en riesgo de cerrar. Ahora se acaba el contrato de arrendamiento, que pueden no renovarle. Quizás perdamos uno de los mejores clubs de jazz de Europa (Plaza del Ángel, 10).
7. Café Saigón. Es un restaurante vietnamita maravilloso, con decoración de estilo colonial y gastronomía tradicional de Indochina: me encantan el lomo de lubina a los cinco perfumes y el arroz blanco aromatizado al coco para acompañar los platos (María de Molina, 4).
8. Bogui jazz. Uno de los templos del jazz madrileño. Estuvo cerrado tres años por problemas con el Ayuntamiento y el dueño, Dick Angstadt, estuvo pagando el alquiler con el negocio paralizado. Dick trata fenomenal a los músicos y su club tiene un pianazo de cola (Barquillo, 29).
9. Muebles Marín. Soy una chica muy vintage y esta tienda está llena de este tipo de cosas. Siempre me quedo pegada al escaparate. Tienen muchos globos aerostáticos de juguete para colgar en casa. Estos globos son la imagen que elegí para el Cabaret Ambulante, porque para mí representan la libertad absoluta (Arenal, 21).
10. Matadero. Este año el Cabaret Flotante también se convirtió en rodante en Matadero, y pasamos de las barcas a los vehículos sobre ruedas: músicos en bicis, patines, triciclos... Del Matadero me gusta la Cantina de Cineteca, que se pueda ir en bici y que siempre me tratan muy bien (Paseo de la Chopera, 14).
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