La paz por la vía del pragmatismo
Lokarri desaparece tras haber buscado una salida al terrorismo desde la opción política Vetada por la izquierda ‘abertzale’, será recordada por Aiete
Dentro y fuera de Lokarri, la red social que ha fijado para marzo de 2015 su disolución, existe una coincidencia prácticamente unánime sobre su razón de ser: el pragmatismo como santo y seña de un poliédrico recorrido siempre enfocado a la búsqueda de la paz y el diálogo desde opciones políticas que siempre se superpusieron a principios éticos y morales contra el terrorismo.
Lokarri — lo que sirve para unir, en euskera— es la evolución ideológica de sus principales inspiradores, que amamantaron las esencias de la izquierda abertzale en la coordinadora Lurraldea de los años noventa hasta que rompieron desde Elkarri aquel cordón umbilical por su rechazo a la violencia de ETA.
Como ha ocurrido ahora con Lokarri, siempre que estas marcas han entendido superados los objetivos de su creación mutan su piel. Así, esta red se transformará en una fundación de perfil bajo para seguir de cerca el proceso de paz desde el impulso a talleres de convivencia en varios pueblos y algunas de sus caras más sensibles mantendrán el hilo conductor con los mediadores internacionales.
Al igual que hizo Gesto por la Paz, Lokarri también entiende que ha cumplido con los objetivos que se propuso al nacer. Pero ambas formaciones no han compartido la misma inspiración. “Lokarri siempre ha terciado por el pragmatismo y las vías políticas al hablar contra el terrorismo, mientras Gesto lo hizo desde la ética y la moral”, señala una de las personas que nunca dudó en salir a la calle para clamar contra ETA.
Sin embargo, Gesto y Lokarri “han mantenido buenas relaciones” siquiera “desde la comunicación” aunque conscientes de que manejaban catalizadores distintos. “A Lokarri siempre le ha podido que se les ha vinculado con su procedencia de la izquierda abertzale”, señala un parlamentario vasco, quien aporta el paralelismo que existe con la figura de Jonan Fernández, inspirador de Lurraldea y Elkarri hasta llegar a Baketik. “Nunca se le quitará de encima el estigma de su procedencia”.
Desde 2006
Paradójicamente, Lokarri ha estado vetado por la izquierda abertzale sobre todo en los años de la socialización del sufrimiento. La ortodoxia de Batasuna no entendía que se pudiera ambicionar la paz desde el diálogo y las vías políticas. Hubo que esperar hasta 2010. La izquierda abertzale ideó su conversión democrática y para su puesta en escena “desde la pluralidad de los asistentes”, en su entorno alguien se acordó de Lokarri para que fuera el introductor en el palacio Euskalduna con el resto de una sociedad que hasta entonces le resultaba refractaria.
Engrasada esta relación, bastó la conferencia de Brian Currin en San Sebastián para que la izquierda abertzale entendiera el alcance real de la confianza que Lokarri inspiraba desde 2009 al grupo de contacto y a los mediadores internacionales. A tal punto llegó esta confianza que la frecuente aportación de “aspectos técnicos” de la red dio paso a la organización de este encuentro presidido por Kofi Annan, al que acudieron todas las fuerzas políticas vascas (salvo PP y UPyD) y otras personalidades como Jonathan Powell o Bertie Ahern. Fue la antesala del anuncio de cese definitivo de la violencia por parte de ETA el 20 de octubre de 2011 y, sobre todo, la inequívoca proyección de Lokarri. “Apreciaron nuestra discreción, la capacidad de nuestros contactos y la confianza que les merecíamos”, dice una de las personas que participó en la gestión de este encuentro.
Hasta entonces, Lokarri ha provocado reticencias. El PNV ha sido la excepción ya desde los tiempos del lehendakari Ibarretxe, próximo siempre a la visión intelectual de Jonan Fernández, a quien también Iñigo Urkullu aprecia su evolución. Todavía se recuerda la recogida de firmas para una consulta popular que esta red promovió sobre el proceso de paz y que coincidió con el plan Ibarretxe. “No había ninguna relación salvo que se juntaron, pero a partir del atentado de la T-4 tuvimos claro que era lo que debíamos plantear”, señala un portavoz de Lokarri.
Los socialistas, en cambio, han fluctuado en sus relaciones con Lokarri. El entonces consejero de Interior Rodolfo Ares nunca consideró que el trabajo de esta red estaba comprometido con la paz y de ahí el golpe a la subvención que venían recibiendo del Gobierno vasco.
En cuanto a las víctimas, siempre más identificadas con Gesto por la Paz por anteponer el rechazo a la violencia a cualquier otra valoración política, Lokarri siempre ha encontrado eco en la Asociación Catalana y en especial con Roberto Manrique, así como con la Fundación Buesa. En cambio, “con la AVT, inexistente y con Covite, complicada”, reconocen desde la red social, aunque aprecian que fueron invitados a la presentación del mapa del terror.
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