“¿Qué hago yo? Quedarme aquí”
El chef apuesta por desarrollar el potencial creativo valenciano
Casi todos los meses, Ricard Camarena tiene una propuesta para trasladar fuera sus conceptos gastronómicos, que declina. Y no solo de España. “Nos llegan propuestas de megaciudades, pero al final no hay dinero para pagar el modo de vida que tenemos en nuestra ciudad”. Este laureado cocinero ha abierto cinco negocios en plena crisis (“imagínate, el primer local se abrió en julio de 2012”): Ricard Camarena, Central Bar, Canalla Bistro, Ricard Camarena Lab y Ricard Camarena Colón.
Tiene un discurso muy hilvanado sobre sus razones para seguir en Valencia a pesar de haberse podido ir fuera y ganar más dinero. Primero, valora muchas cosas cotidianas: el clima, la familiaridad de la ciudad, la gente, que “te hace sentir muy a gusto”. Y aprecia especialmente que sus “hijos puedan ir cada dos por tres a ver a sus abuelos”.
Segundo, “la responsabilidad”, concepto que aplica a su equipo de trabajo. “Cuando dejamos Arrop para montar lo que tenemos hoy en día, tuvimos una oferta muy importante para simplemente montar un restaurante fuera”, recuerda. La rechazó. “Llevamos detrás un equipo de casi 20 personas de los cuales no nos hubiera seguido la mitad, y es gente que lleva con nosotros trabajando mucho tiempo, comprometida”. Una responsabilidad que extiende al ámbito empresarial. “Si los que realmente tenemos opciones o garantías, aunque sean mínimas, de éxito, nos vamos también, ¿qué va a pasar?”. Motivos para irse no faltan. “Cuando nos quejamos de cómo está la situación, me pregunto qué estoy haciendo yo para mejorarla”, confiesa. “A menudo esperamos a que sea el de enfrente el que empiece a hacer algo, a cambiar esto, y yo digo: Empecemos nosotros y el de enfrente, si quiere, ya se sumará”.
Camarena apuesta por no esperar a que tome la iniciativa el vecino, ni tampoco los políticos. “Culpamos a los políticos, pero realmente ¿qué hago yo?”, se pregunta, para dar a continuación tres respuestas. “Quedarme aquí”, “dar trabajo a la gente” y “hacer propuestas distintas”. No lo busca, pero le reconforta pensar que puede servir “de inspiración a alguien para empezar un camino nuevo”, porque ese alguien “puede inspirar a un tercero”. Igualmente se considera premiado si hay gente que se muestra orgullosa de, por ejemplo, tener un Central Bar en el Mercat Central, o de lo que están haciendo colegas como Quique Dacosta, Vicente Patiño, Begoña Rodrigo o Bernard Knöller, “que lleva 25 años en la cresta de la ola”. En definitiva, considera importante “sentirnos orgullosos de aquello que tenemos”.
Cree que esa es “la rueda que hay que empezar a mover”, en lugar de “esperar los grandes cambios que van a llegar de la Administración, de los políticos”. Confía más en “pequeños cambios que se promuevan individualmente para hacerlos extensivos al ámbito colectivo”.
A la pregunta de cuál es la principal fortaleza de los valencianos para salir del atasco actual, Camarena responde que “nuestra gran fortaleza es nuestra principal debilidad”, a saber, aprovechar el potencial que “hemos desaprovechado”. “Hemos creído que nuestro potencial estaba en sitios que el paso del tiempo nos ha hecho ver que no era así”. Y confía “mucho en una generación que viene con fuerza, con valores sociales y generosidad para compartir lo que tenemos, la experiencia, el know how, todo”.
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