Mary Kay también haría la ‘gigaencuesta’
La fundadora del exitoso negocio piramidal de cosméticos admiraría la ANC
Seguramente os habéis cruzado con ellas alguna vez y no os habréis dado cuenta. Son amas de casa en una misión que da sentido a sus vidas: vender cosméticos. Son discípulos de Mary Kay Ash, la fundadora de uno de los negocios piramidales con más éxito del capitalismo moderno. Venta a domicilio, con amigas y conocidas, de productos de belleza creados en 1963 por una emprendedora excepcional. El objetivo de Mary Kay Ash es hacer caja, claro, pero también inyectar autoestima a tres millones de mujeres que, en un entorno machista, lo más autónomo que habían hecho era poner la lavadora. Mary Kay Ash estableció protocolos de actuación y de actitud ante la vida que son las tablas de la ley de sus discípulos. En el rellano de la escalera, en el bus o en la cafetería se pueden encontrar señoras cargando una maletita llena de cremas, catálogos y las reglas Mary Kay. Su organización es popular, jerárquica y sobre todo, exhaustiva en cada detalle. Si Mary Kay Ash fuera de aquí, admiraría la Asamblea Nacional Catalana.
Su organización es popular, jerárquica y, sobre todo, exhaustiva en cada detalle
Lunes, siete de la tarde. La sede nacional de la ANC son unos bajos comerciales de la calle Marina, en Barcelona. Los pasillos son un laberinto de cajas de documentos y merchandising independentista. Hay salas de reuniones bautizadas con nombres de montañas: Sala Montserrat, Sala Mola, Sala Pedraforca. Al final del pasillo, en la sala de actos, Adrià Bofill espera que unos cincuenta veteranos del ANC y de Òmnium tomen lugar para comenzar la sesión. Para la reunión se disponen sillas plegables recién estrenadas, que se desembalan a medida que llega la gente. Es un seminario de formación de los responsables de voluntarios de la llamada gigaenquesta en Barcelona, que está previsto que se celebre entre el 19 y el 25 de octubre. La mayoría son hombres de más de cincuenta años. La sala está presidida por la bandera catalana y la estelada; con la de la Unión Europea quizás todo ello tendría un tono demasiado institucional.
Dos días antes, la intención de este cronista era estar presente en una reunión de formación de voluntarios rasos de Sant Boi de Llobregat. La solicitud fue denegada por el ANC, alegando motivos de privacidad de los asistentes y admitiendo que era más tranquilizadora la opción que siguiera las explicaciones "de alguien que sabemos que lo hará bien". Efectivamente, Bofill es un excelente comunicador. Se hace escuchar, es sintético, no lee apuntes y lo tiene todo controlado. Bofill tampoco es un alocado: su presentación podría ser la de un director de planta de General Motors que explica el montaje de un coche eléctrico.
"En Cataluña no nos gustan los uniformes"
La falta de arrebato es lo que sorprende más de la reunión: si de cara a la galería el independentismo militante gesticula todo lo que puede, de puertas adentro actúan como si se tratara de un congreso de corredores de seguros. De hecho, esta es una de las lecciones primordiales que les transmite Bofill, como una de las reglas de oro Mary Kay: en el puerta a puerta no se debe exponer ningún posicionamiento político. "No hay que lucir estelades ni camisetas del Che ni siquiera las camisetas amarillas. Con la chapa identificativa, es suficiente. En Cataluña no nos gustan los uniformes ", insiste Bofill. El posicionamiento político se limita, pues, a las preguntas de la encuesta.
No hay que lucir esteladas ni camisetas del Che ni tan solo las amarillas
La organización de la gran encuesta es una sucesión de códigos identificativos que dividen el territorio desde el nivel comarcal hasta una manzana de casas. La organización ha impreso 100.000 mapas, cada uno diferente, para los 100.000 voluntarios que esperan captar para la llamada gigaenquesta -hasta ahora han conseguido casi la mitad. El organigrama es el de un ejército: coordinadores nacionales, responsables de territorio, de distrito, jefes de grupo de voluntarios y, finalmente, los voluntarios.
P1: Máximo nivel de indecisos
Cada grupo de voluntarios recibe una caja, con su código identificativo, sus carpetas, chapas, encuestas y los mapas. Para la reunión, Bofill tiene una de muestra, de Sant Adrià de Besòs: abre la caja y enseña el contenido. Los mapas son la piedra filosofal, el documento que provoca más respeto. Hablan de los mapas como en Glenngarry Glenn Rose (traducida aquí como Éxito a cualquier precio) hablaban de las tarjetas con el contacto de los mejores clientes. Todos los hogares de Cataluña -calculan tres millones, sin contar las segundas residencias- quedan identificados en tres niveles según la densidad de indecisos que hay en ese barrio. Cuanto más indecisos -nivel P1-, más valor tiene el mapa.
Bofill es un voluntario más de la ANC, ingeniero de profesión. Comienza su ponencia tratando de convencer a los presentes de la utilidad de hacer una campaña puerta a puerta. "Seguramente lo habréis visto en las películas americanas. Si lo hacen, es por algo. De hecho, hemos comprobado la eficacia". Pone de ejemplo uno de los tests realizados en el último año por él y otros siete compañeros más, en el barrio de la Verneda: el 80% de las personas cuestionadas respondieron la encuesta y cedieron sus datos. Sin embargo, Bofill advierte que los voluntarios deben esperar la negativa de muchos vecinos y que la prioridad es evitar el conflicto y no insistir: "Si alguien es beligerante, tenemos que marchar rápido. Lo importante es que a los cinco minutos nos hayan olvidado".
Hablan de los mapas como en Glenngarry Glenn Rose hablaban de las tarjetas con el contacto de los mejores clientes
El 80% es un nivel de efectividad difícil de alcanzar, según el testimonio de tres voluntarios del puerta a puerta masivo del sábado en Badalona. Uno de ellos es Maria Conesa. Tiene 26 años, es diseñadora gráfica y vive en el barrio de la Salut. El sábado llamó a la puerta de 24 viviendas en Badalona: 16 la atendieron y sólo 9 respondieron la encuesta. "Era un barrio complicado y muchos me decían que no querían saber nada de la independencia. La organización dejó claro que no teníamos que insistir. En todo momento hubo cordialidad ", afirma Conesa.
20 consejos de actuación
Los voluntarios deben seguir 20 consejos de actuación. Bofill se explaya de modo especial en las formas de acceder al edificio. A modo de presentación, por el portero electrónico hay que decir: "Buenos días. ¿Nos puede abrir, por favor? Somos los voluntarios de la consulta del 9 de noviembre. Venimos a traer información". Bofill pide que lean estas frases, que no se improvise. Y si el interlocutor quiere hablar en castellano, hay que cambiar al guión en castellano.
Las instrucciones que dicta Bofill son minuciosas: esperar veinte segundos para que responda por el interfono el vecino del primero o probarlo con el del segundo; la necesidad de llevar un bolígrafo; hay que empezar la encuesta por los pisos más altos; a la hora de rellenar la encuesta, hay que hacerlo siempre de tal manera que el encuestado vea que estás escribiendo -"el éxito es si él te coge el bolígrafo y escribe él"; no hay que entrar en el domicilio. Las instrucciones incluso establecen la manera precisa de cómo se ha de dejar el boletín de la encuesta en los apartamentos donde no haya nadie: colocado verticalmente, apoyado entre el suelo y la puerta, con un clip que sujete la propaganda.
A mi lado tengo al más joven de la sala. Es Xavier Mola, de 28 años, militante de ERC y jefe de grupo de voluntarios en Nou Barris. La gente toma pocas notas mientras Bofill habla, y Mola no es una excepción. Sobre una pierna tiene un libro de Tomás Moro, Utopía, mientras que con las manos juega con el móvil. "Es que se me ha acabado el límite de megas y ahora me va muy lento". Le pido si la organización de su partido es comparable a la de la ANC: "No se puede comparar, ni siquiera por complejidad". Ante mí se sienta Daniel Silva, empleado de hostelería que hace lo imposible para encontrar horas para sus tareas en el ANC. Es miembro activo desde marzo. ¿Por qué decidió este cambio que hace más difícil su vida? "Por unas declaraciones del Girauta –el eurodiputado de Ciutadans- y una noticia del ABC. Ese día dije 'basta".
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