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Ximo Puig apuesta por reconstruir la escuela pública desde los 0 años

El PSPV abre la participación para su programa electoral con un Libro Blanco de la Educación

Ximo Puig, con Ángel Gabilondo, Miguel Soler, Pilar Sarrión y los redactores del Libro Blanco de la Educación.
Ximo Puig, con Ángel Gabilondo, Miguel Soler, Pilar Sarrión y los redactores del Libro Blanco de la Educación.TANIA CASTRO

Con la culminación de su Libro Blanco de la Educación, el Partit Socialista del País Valencià (PSPV) quiso ayer dejar claro que esta es su prioridad ante las próximas elecciones. Y lo será, subrayó su secretario general Ximo Puig, “desde abajo”. El dirigente socialista se propone “reconstruir el sistema público” desde la educación de 0 a 3 años, en su opinión el “agujero negro” del Partido Popular (PP). Apoya esta afirmación en algunos datos de ese diagnóstico del sistema educativo desde 1984, que es ese libro blanco de más de 300 páginas.

 Por un lado, la Generalitat es titular de solo 33 centros de 0 a 3 años, apenas dos más que hace 30 años. Por otro, la tasa de escolarización valenciana en esta etapa está tres puntos por debajo de la media española. A su lado, el presidente del Consejo de Educación del PSPV, el exministro Ángel Gabilondo, subrayó las palabras del dirigente valenciano. Poner la educación como “piedra angular en la transformación de la sociedad” es hacer posible “la igualdad de oportunidades desde los primeros años”.

El Libro Blanco, primero sobre educación que elaboran los socialistas en la oposición, fue presentado como un paso inicial para la confección del programa electoral socialista, en el que Puig aspira a implicar a más de 100.000 personas. “Vamos a abrir un gran debate social” sobre la educación en la Comunidad Valenciana, anunció sobre la base de este primer diagnóstico, que estará próximamente accesible en la web del PSPV en PDF. En este marco se propone alcanzar un “un gran acuerdo por la Educación”, primero social y después político, para hacer posible “un cambio sólido, participado y consecuente con unos principios ideológicos abiertos y claros”.

Lo subrayó también Gabilondo, que siendo ministro estuvo a punto de firmar un insólito gran pacto con el PP. “El único camino para la educación es el acuerdo y el consenso, porque si no, las medidas adoptadas tendrán poco recorrido”. Añadió que la participación en el proyecto educativo debe posibilitarse “desde el principio”, del proceso, no cuando las medidas están decididas.

Convertir la educación en la prioridad política supondrá para el PSPV-PSOE si gobierna un “gran esfuerzo presupuestario”, asumió Ximo Puig, que prefirió no cuantificar ese esfuerzo. En el debate de política general, sin embargo, el grupo socialista en las Cortes cifró este compromiso en 7.000 millones de euros en 8 años, frente a los 4.000 millones del presupuesto actual. Es decir, pasar del 4% al 7% del PIB en ese periodo. Sobre el corsé que supone la actual situación financiera de la Generalitat, Puig fue prudente. “No vamos a prometer nada que no podamos cumplir”, avanzó, para alcanzar el consenso “con propuestas económicas asumibles”. En el acto público de presentación de lo que Gabilondo llamó “libro convocatoria”, el secretario socialista de Educación, Miguel Soler, antepuso el papel de la educación pública en la “compensación de las desigualdades de origen” a la “obsesión por privatizar” del gobierno actual.

Luis García Trapiello advirtió de que el Libro Blanco estaba listo a pesar de “la falta de fuentes oficiales claras y contrastadas, información dispersa y a menudo contradictoria”. Pidió al próximo gobierno una oficina que ofrezca al ciudadano “datos reales y actualizados”. Trapiello, que hablaba en nombre de los cuatro redactores, recordó algunos datos. Que estamos lejos de la tasa de escolarización obligatoria del 100%. Que entre 2002 y 2011 se produjo un descenso de alumnado de ESO en la enseñanza pública del 4% mientras crecia en la privada un 3%. Que entre 2006 y 2011 las universidades públicas perdieron un 18,1 % de matrícula, mientras las privadas perdían solo el 7,3%.

En la comparecencia ante la prensa, Puig fue preguntado por la asociación que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, hizo entre él y el caso Rabasa, en el debate de Política General. El dirigente socialista dijo no conocer a Enrique Ortiz ni saber “nada” del asunto. Tachó de “ridículo” el intento de vincularlo en este escándalo y lo consideró síntoma de que Fabra, "sobrepasado por los acontecimientos", intenta “hacer méritos para que el dedazo de Rajoy se sitúe en su cabeza”. El PSPV, recordó, cambió hace años su posición inicial de apoyo al Plan Rabassa y decidió no aprobarlo.

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