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Las obras de la Xunta en el castillo de Monterrei causan nuevos destrozos

El Consello da Cultura ultima un informe sobre la polémica conversión en hotel

Destrozo causado por el paso de los camiones en una de las puertas.
Destrozo causado por el paso de los camiones en una de las puertas.

Los camiones que ejecutan las obras adjudicadas por Turismo a Dragados (a través de un procedimiento negociado sin publicidad) han vuelto a destrozar los recios muros de piedra que protegen el castillo de Monterrei. No es la primera ni la segunda vez que esto ocurre, según viene documentando con imágenes la Plataforma Cidadá en Defensa do Castelo, contraria a la polémica conversión del monumento en hotel que lleva a cabo la Xunta contra viento y marea. Algunos de estos daños han sido tan aparatosos que el colectivo denunció los hechos en el juzgado, lo mismo que hizo cuando descubrió una serie de objetos litúrgicos tirados en un vertedero próximo. Supuestamente, operarios encargados de las obras vaciaron de lo que consideraban trastos apolillados la rectoral, uno de los inmuebles afectados por el futuro complejo hotelero que, una vez rematado, será entregado por la Axencia de Turismo de Galicia a Paradores para su explotación.

Los trabajos avanzan tras la muralla, a espaldas de los vecinos e ignorando sus reclamaciones, con el objetivo de cumplir un plazo de ejecución de seis meses porque el deseo de la promotora sería inaugurar el conjunto durante las fiestas de Entroido, a las que no suele faltar Núñez Feijóo. Mientras tanto, el Consello da Cultura Galega ultima los trámites de un informe en el que hará pública su postura sobre la transformación de este Bien de Interés Cultural en hotel. Una portavoz oficial de la institución explicó ayer que el documento corre a cargo de la Sección de Patrimonio e Bens Culturais, que coordina el arquitecto Iago Seara, director general de Patrimonio en tiempos de Fraga. Actualmente, se encuentra en fase de alegaciones y más adelante será entregado a la comisión ejecutiva, que preside Ramón Villares. Fue la propia comisión la que decidió llevar a cabo el informe después de que lo reclamase a finales de mayo la plataforma vecinal que defiende el uso público y cultural de la acrópolis.

Los nuevos destrozos registrados por los defensores del castillo se produjeron hace unos días en la segunda puerta de acceso al recinto. Algún vehículo golpeó el muro secular y las piedras se precipitaron al suelo. Según los vecinos, la gran brecha, de la que llegaron a tomar fotografías, fue reparada rápidamente “con cemento”. Hay, además, “piedras sueltas y marcas de pintura de los camiones por todas partes”. No obstante, la herida más grave le tocó sufrirla en primavera a la primera de las tres puertas que conducen hasta el corazón de la fortaleza, cuando las obras que llevaba a cabo la Xunta (también a cargo de Dragados) se llamaban simplemente de “rehabilitación y adecuación” (la nueva fase lleva un añadido: “para su acondicionamiento como Parador”). Personas que vigilan de cerca las tareas aseguran que también la grieta de la Torre del Homenaje se ha hecho más grande y más honda.

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