La Ertzaintza detiene a los rebeldes de Segi parapetados junto a 200 personas
Los agentes tardan más de dos horas en desalojar uno a uno a los parapetados en Azpeitia hasta dar con los acusados
La Ertzaintza ha necesitado casi dos horas y media para detener a los cinco jóvenes acusados de pertenecer a Segi que esta mañana se habían ausentado en el juicio abierto en la Audiencia Nacional contra 28 presuntos integrantes de la citada organización ilegalizada. Los detenidos —Irati Tobar, Imanol Salinas, Xabier Arina, Igarki Robles y Jazint Ramirez— se habían atrincherado en un “muro popular” que unas 200 personas formaron por la tarde en la escalinata de la basílica de Loiola, en Azpeitia (Gipuzkoa). Los concentrados, camuflados con pelucas y caretas naranjas, pretendían dificultar a los agentes antidisturbios las labores de identificación de los cinco jóvenes, sobre los que pesaba una orden judicial de busca y captura.
Los agentes de la policía vasca han llegado a la explanada de la basílica poco después de las 18.30 y comenzado a desalojar a los manifestantes uno a uno desde las siete de la tarde. Han sido recibidos con silbidos, insultos y gritos de “no pasarán”, “¿esta es vuestra paz?” o “la lucha es el único camino”. En la entrada del templo habían colocado pancartas de grandes dimensiones contra la tortura y a favor de la “desobediencia”.
Los ertzainas, en grupos de cuatro agentes, han ido sacando uno a uno del “muro” a los congregados, que permanecían encadenados entre sí, con camisetas en las que se leía el mensaje Libre. Al lugar se han trasladado al menos seis parlamentarios de EH Bildu para dar su apoyo a los cinco fugitivos que decidieron desatender la citación para comparecer en la Audiencia Nacional. Los representantes de la coalición abertzale han censurado el uso de la fuerza “desproporcionada” y el “trabajo sucio” realizado por la Ertzaintza durante la operación policial, ha afirmado el parlamentario Iñaki Lazarobaster. “El PNV le está haciendo el juego sucio a Madrid”, ha dicho Unai Urruzuno.
Los parapetados en el Aske Gunea (Espacio de libertad), en apoyo de los 28 jóvenes procesados por pertenecer a Segi, habían recibido órdenes de “mantener la calma” y ofrecer una resistencia pacífica, aunque en algunos momentos se vivieron escenas de mucha tensión. El Departamento vasco de Seguridad ha informado de que dos personas han sido detenidas por agredir a un ertzainacuando procedía a identificar a los manifestantes. El agente presenta rotura de cuádriceps y tendrá que ser intervenido quirúrgicamente en el hospital de Zumarraga, según la consejería.
Por la mañana, los cinco huídos habían comparecido en Azpeitia ante los medios informativos para anunciar su decisión de no presentarse en el juicio y su intención de resistir junto al muro humano que el entorno de la izquierda abertzale decidió organizar la víspera. Irati Tobar, en nombre de ellos, ha denunciado “la situación que vivimos y los ataques que sufrimos” por ejercer la “militancia política”. “Somos militantes políticos, no pretendemos escondernos, estamos aquí para reivindicar que estos juicios políticos tienen que terminar”, ha manifestado Jazint Ramírez, que ha sido precisamente el primero en ser detenido, hacia las ocho de la tarde, una hora después de comenzar la actuación de la policía autonómica. A él le han seguido, por este orden, Xabier Arina, Imanol Salinas, Igarki Robles e Irati Tobar.
Las escenas vividas en Azpeitia se dieron también en abril pasado cuando los antidisturbios entraron en el Boulevard donostiarra para detener a seis jóvenes que después fueron absueltos de pertenecer Segi. Un mes después, el muro se formó en un puente de Ondarroa para proteger a Urtza Alkorta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.