Los calabozos de Alicante sacan los colores al sindicato policial más antiguo
Dos delegados del SUP montan una concentración sin permiso de su comité No se sienten respaldados tras las denuncias realizadas por las carencias de las instalaciones
Los calabozos de la comisaría provincial de Alicante han hecho emerger la división que vive el Sindicato Unificado de la Policía (SUP), la formación sindical más antigua del cuerpo armado. Cansados de la pasividad de sus sindicato, los dos representantes sindicales en los calabozos alicantinos han convocado una concentración para denunciar las carencias que viven en los sótanos de la principal comisaria alicantina. Será el próximo 17 de septiembre y en contra de la opinión del comité provincial del SUP.
“El comité ha hecho caso omiso a nuestras reivindicaciones”, consideró Juan Sirera, uno de los convocantes, en conversación con El País. “Si en algún momento se han involucrado en el problema ha sido de un modo liviano”, denunció este agente que enumera una serie de problemas que duran ya años y van desde plagas de chinches a carencias en la seguridad del sitio. Por ejemplo: el arco de seguridad está inactivo.
El SUP vive un cambio de guardia convulso, con partes que discuten sobre cómo debe ser la lucha sindical
El choque entre los convocantes y la ejecutiva alicantina del SUP es la representación de un cambio de guardia convulso que se está viviendo a nivel nacional en un sindicato cuyos dirigentes gustaban de calificarlo como el más extendido y progresista de todo el cuerpo. Según fuentes consultadas, el sindicato ha virado en sus políticas reivindicativas y la nueva dirección opta ahora por una defensa de los derechos de sus militantes más moderada.
El Comité Provincial del SUP en Alicante señaló al respecto que “no tiene ningún problema interno, solo existe un problema con unos delegados que incumplen los Estatutos”. La secretaria general alicantina, Mónica de Blas, señaló que solo ella puede convocar una concentración según el protocolo estatutario. No quiso entrar en más explicaciones.
El lugar donde nadie quiere trabajar
El calabozo de la Comisaría Provincial de Alicante es el lugar en el que nadie pide trabajar. “Son usados como puntos de castigo, nunca nadie se presenta voluntario”, reconoce el agente Juan Sirera, desde octubre de 2013 en los sótanos de la comisaria. En Alicante, seis agentes salvaguardan el funcionamiento de las celdas de una Comisaria Provincial que cada año encarcela a unos 9.000 detenidos, unos 25 al día. Cuatro de los agentes se dedican a la custodia, mientras los otros dos permanecen fuera controlando la entrada de vehículos.
“Solo el control diario de vehículos y de la documentación es ingente, una burrada”, protesta el policía quien asegura que” no dan abasto”. Los delegados sindicales del SUP en calabozos llegaron a enviar el pasado agosto una carta a la Jefatura Provincial demandando un arco de seguridad activo, así como una barrera que impida los accesos de los vehículos. Los dos representantes sindicales en los calabozos, Sirera y Javier Enriquez, piden una garita para los turnos de más de una hora a las puertas de los calabozos como en el resto de comisarías porque “en invierno estás con una braga hasta arriba y en verano te asas a más de 35 grados“. La situación interior que Sirera pinta adolece además de medidas sanitarias: “No hay ventilación, en los últimos años se ha fumigado hasta cuatro o cinco veces por problemas de chinches”.
En un correo enviado a la militancia ayer miércoles 10 de septiembre y al que ha tenido acceso El País, la comisión ejecutiva provincial, no obstante, informó de que considera que la concentración “no es el camino a seguir en este momento”. La Ejecutiva sindical opina que se han hecho “avances” en la mejora de la unidad “como el estudio que se está llevando a cabo para la colocación de una barrera en la puerta de vehículos”. Por tanto, según el comunicado, la concentración “solo puede perjudicar las gestiones que se están realizando y provocar un paso hacia atrás”. Para los convocantes, estas gestiones se limitan a informar al jefe provincial de Alicante, José Javier Cuasante, de las quejas en el turno de preguntas y respuestas de la reunión trimestral de la comisaría.
Una guerra sindical con víctimas
La concentración se celebrará. La Subdelegación de Gobierno concediendo el permiso a los convocantes como “particulares”, explica Sirera, después de que se la negara como sindicalistas. “No reconocían nuestra representatividad pese a constar en la candidatura sindical vencedora. Nos han abierto incluso un expediente sindical y nos han amenazado con la expulsión ”, lamenta Juan Sirera.
Esta supuesta guerra que denuncian diversas fuentes del SUP ya se ha cobrado sus primeras víctimas en la portavocía nacional y la secretaria de Formación, llegando incluso al presidente de Honor del SUP e histórico dirigente durante veinte años, José Manuel Sánchez Fornet. El pasado junio en una asamblea en Albacete se vio obligado a dimitir como presidente de Honor al no coincidir con su sucesora Mónica Gracia en el cese del portavoz, José María Benito. Las fuentes consultadas calificaron el momento como “una encerrona”.
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