Escandinavia con mucho ‘sisu’

El sisu es una palabra intraducible del finés al español, pero que vendría a significar determinación y coraje ante las adversidades, y es considerado un rasgo del carácter nacional finlandés: "Implica que sin esfuerzo nada se consigue y con esfuerzo puedes vencer a las adversidades. Finlandia era un país de agricultores pobres hace 60 años, ahora son un referente tecnológico y educativo", explica Rubén Scaramuzzino, director junto a Daniela Rossi de Días Nórdicos, que hoy se inaugura con la actuación de cinco grupos y solistas escandinavos y fineses en la sala Cats.

Ambos invocan, pese a lo remoto de su procedencia (los dos son argentinos y viven en Zaragoza), el concepto de sisu para la hercúlea tarea que supone organizar en Madrid un festival pluridisciplinar sobre cultura nórdica sin apenas patrocinios.

Sí hay, al menos, una fundamental labor de apoyo por parte de organismo oficiales de esos países como ROSA, el Instituto Danés del Rock. Han leído bien: en Dinamarca hay una especie de ministerio del rock —también lo hay del jazz— que se encarga de facilitar el desarrollo y la exposición de los artistas nacionales, dentro y fuera de sus fronteras. "Hay empleados públicos trabajando para que se desarrolle el rock, eso es alucinante. Se les incentiva desde pequeños y para un país es riquísimo que un chaval no se sienta un vago por querer dedicarse al arte", señala Scaramuzzino, conocido en los ambientes musicales latinoamericanos por su labor durante 20 años al frente de la revista Zona de Obras (hoy convertida en una web que ofrece indispensables pistas diarias de lo que pasa aquí y al otro lado de Atlántico).

¿Y cómo llega un argentino establecido en España desde hace 25 años a organizar un festival dedicado a la música, la literatura, el cine o el diseño nórdico? "Yo desde adolescente era militante de derechos humanos en Argentina, y siempre aparecían referencias nórdicas en esas cuestiones: veías solicitudes por desaparecidos en América Latina y siempre las firmaban los primeros ministros de los países nórdicos", relata este bonaerense de 47 años: "Me di cuenta de que todo tenía que ver con un modelo de sociedad distinto, en el que ciertos valores son innegociables. Mientras en una punta del mundo te podían matar por pensar de manera determinada, en estos países eso estaba ya superado. Luego estudié diseño gráfico y el diseño nórdico es respetado en todo el mundo. Ves que si hay mucha cultura, y buena, es por la importancia que le dan a la educación".

Hace seis años, interesados por la cultura de Escandinavia (Suecia, Noruega, Dinamarca e Islandia) y Finlandia, Rossi y Scaramuzzino se pusieron en contacto con las embajadas españolas de esos países y recibieron una invitación a Dinamarca. Allí conocieron la labor de organismos como ROSA y comenzó una colaboración para Días Nórdicos, que llega hoy a su quinta edición.

En noviembre, Días Nórdicos viaja a Sudamérica por primera vez: "Lo haremos en Buenos Aires y São Paulo. Es curioso que en Latinoamérica hay una sensación de que lo nórdico no está, pero la gente lo reconoce y lo aprecia", señala el director de un festival que el año que viene hará el viaje de vuelta: "Llevaremos a artistas latinoamericanos y españoles a los países nórdicos para cerrar el círculo del intercambio real".

Entre tanto, desde Días Nórdicos se afanan por acercar la cultura de unos países en los que la educación, los incentivos para crear y, en general, el modelo social son algo intocable, una cuestión de Estado en la que no importa el color del Gobierno. "Esperemos que al menos sirva para cuestionarse cosas", indica Scaramuzzino, "y mejorar algunas".