El pederasta paró a comprar en una tienda y dejó a la niña en el coche
La cámara del establecimiento no le registró porque no grababa
El delincuente más buscado de Madrid, el pederasta de Ciudad Lineal, se arriesgó en exceso su último secuestro, según confirmaron ayer varios testigos. El criminal aparcó en segunda fila y se bajó del coche en la carretera de Canillas para entrar en una tienda de todo a cien y comprar algo. Dentro del vehículo se quedó la pequeña, que ni se movió ni pidió ayuda. Después continuó su camino hasta que la liberó una hora después en el distrito de San Blas.
El secuestro se produjo en la calle de Gomeznarro, justo en la confluencia con la carretera de Canillas, a menos de 200 metros de la parte trasera de la central del Cuerpo Nacional de Policía. La pequeña estaba jugando en un pequeño parque y sus abuelos, que residen por la zona, la controlaban desde la terraza.
La niña, en un determinado momento, se marchó a una calle contigua y los familiares la pierden de vista. Es el momento que aprovechó el depredador para hablar con ella y convencerla de que subiera al coche. Se trata de un utilitario pequeño de color claro que tenía aparcado en batería en un fondo de saco (una calle sin salida) al que se accede por una zona peatonal.
El pederasta inició su recorrido y salió por la propia calle de Gomeznarro hacia la carretera de Canillas en dirección a la avenida de Machupichu. Justo cuando pasaba frente al mercado de Canillas vio una tienda de alimentación abierta. Es la que eligió para parar. Cerró el coche, cruzó la acera, un pequeño jardín y se metió en este establecimiento. Fue directamente a la zona de droguería, que se encuentra en la zona izquierda de la tienda. Cogió un producto de las estanterías metálicas y se fue a la caja, a unos diez metros. No pasó ni medio minuto en el establecimiento. Al darse cuenta de que había una cámara de seguridad grabando la zona de caja, se puso de perfil para no ser captado, según relataron algunos testigos.
Ni siquiera llegó a hablar con la dependienta. Le dejó el dinero encima del mostrador (unos siete euros) y se marchó por el mismo camino, en sentido contrario. Pagó como a escondidas sin que la dependienta pudiese verle la cara ni fuera capaz de una descripción fiable del mismo. Lo que no sabe es que la cámara que tiene el establecimiento no grabó, por lo que su imagen no ha quedado recogida. Lo utilizan tan solo de forma disuasoria, ante posibles atracos.
El secuestrador se arriesgo incluso más. Justo enfrente de donde estacionó su utilitario, hay una sucursal bancaria con el consiguiente riesgo de que le graben. Otro de los negocios cercanos a la tienda de alimentación es otro banco.
La policía está rastreando la zona por la que pudo desplazarse el pederasta para ver si hay alguna cámara de seguridad en la zona que haya podido grabar el vehículo y en especial la matrícula. Para ello, los agentes reconstruyeron el recorrido con la niña la mañana del sábado.
Los vecinos de la zona se mostraron sorprendido de que la captura de la tercera niña fuera en el poblado de Gomeznarro. De hecho, insistían en que todo había ocurrido en la calle de Torquemada. Todos, menos la dependienta de un comercio. Una de sus clientas habituales era la pequeña secuestrada, que siempre iba acompañada de sus padres o de sus abuelos. "Es una niña muy espabilada, muy viva y muy sonriente", explicaba la comerciante. Esta se mostraba indignada por la acción del criminal: "Estoy muy sorprendida porque no se sabe qué se puede hacer ni nada. Se aprovecha de que son niños pequeños y que no tienen culpa de nada", añadía.
A 400 metros del lugar señalado
El lugar donde fue raptada la niña de origen dominicano de siete años estaba realmente a 400 metros de la calle de Torquemada, el lugar donde erróneamente la policía informó a los medios de comunicación de que se había llevado a cabo el rapto. El error vino porque los hechos se desarrollaron en muy poca distancia y en medio de callejero intrincado donde se mezclan los distritos de Hortaleza y Ciudad Lineal.
Los abuelos de la niña han tenido durante años un establecimiento en la calle de Gomeznarro. Esta calle, imbricada y complicada donde las haya, tiene 498 números y está próxima a Ciudad Lineal. Entra, sale, serpentea y tiene varios fondos de saco. Eso hace que haya bastante espacio entre los bloques. Y en esos recintos se levantan hasta tres pequeñas zonas infantiles perfectamente señalizadas.
La más accesible se encuentra en el lugar elegido por el pederasta en la confluencia de la carretera de Canillas con Gomeznarro. La primera vía es la más ancha y permite una huida rápida, ya que conecta con grandes avenidas con acceso fácil a la M-40 y a los distritos limítrofes, como el de San Blas, donde la liberó.
En un edificio cercano a esta confluencia residen los abuelos de la niña. El error llegó porque unos familiares de la pequeña sí que residen en la calle de Torquemada (Hortaleza). Ahí es donde se presentaron los policías tanto uniformados como de paisano el viernes por la noche, cuando la pequeña recibió el alta en el hospital La Paz, tras ser reconocida por los médicos. La distancia entre Torquemada y Gomeznarro es de unos 400 metros. Las une precisamente la carretera de Canillas.
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