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El guardián de la memoria de celuloide

La Filmoteca de Andalucía, que ha restaurado unas 200 películas, añade 10 cintas de los años treinta a su colección

Fotograma de una de las películas de Martín Ribes (1931-1932) restaurada por la Filmoteca de Andalucía.
Fotograma de una de las películas de Martín Ribes (1931-1932) restaurada por la Filmoteca de Andalucía.

Entre 1931 y 1932, el profesor de Anatomía Martín Ribes, de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, muy aficionado a la fotografía y a la cinematografía, empezó a experimentar con su cámara y a registrar con ella trabajos de docentes y estudiantes. Sus filmaciones amateur incluyeron clases prácticas e incluso un viaje de estudios a Marruecos. Olvidadas casi por todos, estas películas permanecieron guardadas durante décadas hasta que fueron redescubiertas y han sido restauradas por la Filmoteca de Andalucía.

“Aquellas películas no se encontraron en demasiado mal estado para otras cosas que nos han llegado. Recibimos todo tipo de material y alguno es casi irrecuperable”, cuenta el director de la Filmoteca de Andalucía, el escritor Pablo García Casado, en su despacho, instalado en un ala del antiguo hospital de San Sebastián, en pleno casco histórico de Córdoba. Allí se esconde la sede de esta institución, en un edificio del siglo XVI, entre la Mezquita y la muralla medieval. El centro no solo sirve para difundir la cultura cinematográfica, sino que también tiene entre sus funciones restaurar y guardar un siglo de legado fílmico andaluz.

Fotograma de Excursión a Marruecos, de Martín Ribes.
Fotograma de Excursión a Marruecos, de Martín Ribes.

En total Martín Ribes rodó 10 películas que se enmarcan en los intentos de renovación pedagógica que vivió la Escuela de Veterinaria de Córdoba en los años treinta con la llegada de la República. Una nueva forma de enseñar, usando la última tecnología de la época, el cine, para plasmar, entre otros temas, un viaje a Marruecos para estudiar la introducción de los conocimientos veterinarios en las colonias del norte de África; una visita a la Estación Pecuaria Regional de Córdoba para estudiar las vicisitudes de su uso; la reproducción equina; estudios de zootecnología en razas ganaderas; técnicas de almadraba en tiempo de abundancia pesquera; la matanza tradicional; las grandes obras de gestión de agua y, por último, excursión a las industrias pesqueras y cárnicas de Huelva.

La película más antigua que atesora la Filmoteca en sus cámaras frigoríficas ubicadas en el sótano es Un día por Málaga, una cinta que rodó el catalán José Gaspar en 1914 y que fue restaurada hace dos años. “Guardamos desde películas de super 8 de particulares a celuloide de 35 milímetros de anuncios. Ahora tenemos mucho material de los comerciales que se rodaron en cine en las bodegas de Jerez”, prosigue García Casado. En sus más de 25 años de historia se han restaurado unas 200 películas.

La Filmoteca también ha trabajado para recuperar el patrimonio de instituciones comerciales, como Endesa. Hace un año se presentó la versión restaurada de un filme sobre la construcción de la central eléctrica de Jándula (Andújar, Jaén) entre 1927 y 1931 en la que aparece el rey Alfonso XIII.

Toda esa memoria de celuloide se traslada al formato digital. “En ocasiones no hace falta restaurar de entrada y simplemente se registra y se copia en formato betacam digital y en una copa de DVD. Pero para determinadas películas es necesario llevarlo a un laboratorio fotofílmico para limpiar, restaurar y escanear fotograma a fotograma las películas”, aclara el director de la Filmoteca.

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