“El coche olía a tabaco, pero él no fumó dentro”, afirma la niña
La pequeña recuerda que el raptor tiene un lunar en la mejilla y otro en la boca
La pequeña de siete años de origen dominicano que fue secuestrada el pasado viernes 22 por el pederasta de Ciudad Lineal dio una completa descripción del hombre que la capturó, según consta en la declaración que la menor hizo a los agentes que investigan el caso y a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Un detalle que llama la atención es que el agresor no sabía cuál era el nombre de la niña ni la edad que tenía, lo que hace pensar que ha cambiado su forma de actuar. En otras ocasiones, en especial en la primera, se había dirigido a sus víctimas por el nombre de pila.
Cuando la niña fue oída en declaración (exploración en términos técnicos cuando se trata de menores), dio unos detalles muy precisos de cómo era su captor. Lo primero que dijo es que un señor le "había mentido" y le "había hecho cosas malas". No dio muchas más explicaciones.
A partir de ahí, ofreció una completa descripción con detalles muy minuciosos de cómo es el pederasta de Ciudad Lineal. Según su testimonio, se trata de un varón que habla con acento español. Este último detalle es importante ya que las otras dos niñas dijeron en un principio que tenía un marcado acento extranjero. Eso sí, no supieron describir de qué parte era, debido a su corta edad. La descripción que la pequeña hace del pederasta continúa: Es un hombre "fuerte [musculoso], con pelo castaño y ojos marrones". Eso sí, la niña no recuerda el peinado que llevaba en el momento de su captura.
La pequeña, que no fue drogada en ningún momento, como sí lo fueron las dos anteriores víctimas, tuvo cerca de una hora para observar al criminal dentro del coche y sacar todo lujo de detalles de extraordinaria importancia: "Tiene la piel blanca con dos lunares en los mofletes de la cara". Posteriormente aclaró que uno de ellos estaba en la mejilla derecha y el otro, a la altura de la boca.
Su posición en el asiento trasero del vehículo también es fundamental para la descripción que hace. De hecho, se fija en "dos heridas pequeñas [marcas en la piel] que tiene en el brazo derecho, justo debajo del hombro". En otra declaración posterior, ya habla de cicatrices en el brazo derecho a la altura del tríceps. Esa es la mejor visión que obtiene la niña y en lo que puede reparar desde su posición y dada su altura.
En otras ampliaciones de su exploración, la tercera víctima añade que su secuestrador "tiene una nariz normal y que no tiene entradas" en el pelo.
Una vez que ha terminado con la descripción física, se centra en la ropa que llevaba la tarde del viernes el criminal. Y de nuevo lo hace con precisión: "Llevaba camiseta con tirantes anchos de color gris oscuro, pantalones azul oscuro y zapatillas deportivas con cordón blanco", precisó. Otro detalle en el que se fijó la pequeña es en que su agresor "sudaba mucho".
En un momento dado del recorrido, el secuestrador se dirige a la menor dominicana y le pregunta cómo se llama y qué años tiene. Según consta en la declaración, el raptor no le dice nada sobre él mismo (ni nombre ni datos) y ella no se atreve en ningún momento a preguntárselo, ante el temor de que se "pudiera enfadar".
Los investigadores preguntan a la niña si hay algún detalle más que le llame la atención. Y les da uno bastante relevante: "El coche olía a tabaco, pero él no fumó dentro". Hasta ahora no había trascendido este importante dato para los agentes.
La menor también coincide en describir el coche en el que le desplazó el delincuente como de pequeñas dimensiones, tipo utilitario. Fuentes de la investigación añaden que se trata de la misma marca que los 78.000 coches que estaban investigando los agentes de la Operación Candy (golosina, en inglés). Lo que cambia es en el modelo. Según la tercera víctima, es un modelo algo más grande que en los otros dos casos. También habla de un color claro, posiblemente blanco o gris plata.
Es un varón fuerte (musculoso), con pelo castaño y ojos castaños
La declaración continúa diciendo que desde el momento que la captura no le da ningún medicamento. En esto también cambia respecto a los dos casos anteriores. El delincuente más buscado de Madrid suministró lorazepam (una benzodiacepina) a las menores, lo que las dejó sedadas. Esto borró gran parte de sus recuerdos, en especial, en el caso de la segunda niña, a la que obligó a ingerir una dosis muy alta, que casi llegó a ser letal.
La menor dominicana también dice que en el secuestro, que dura menos de una hora, según confirmaron ayer fuentes policiales, tampoco le da "ni comida ni bebida". Los policías también le preguntan si en algún momento vio si el pederasta le hacía alguna foto con su móvil o con algún otro dispositivo. La pequeña lo negó.
A los padres de la menor les han informado de que existe un departamento de la Comunidad de Madrid, el Centro de Intervención en Abuso Sexual Infantil (CIASI), especializado en tratar a este tipo de víctimas.
La menor dominicana fue hallada a las 19.50 frente a la calle de Mesquinenza (distrito de San Blas), junto a una caseta situada debajo de la M-40. Lo primero que les dijo al hombre que la vio y que iba camino del metro es que tenía mucho frío. "Todo esto se llenó de coches patrulla y de ambulancias en cuestión de segundos", recordaba un vecino de la zona.
Tres retratos robot y ninguno fiable
Las tres niñas que han sido secuestradas por el pederasta de Ciudad Lineal han dado una descripción distinta de su captor. Los especialistas de la Comisaría General de Policía Científica han elaborado hasta tres retratos robot diferentes, pero estos no se han llegado a difundir entre los agentes madrileños porque no están seguros de que realmente se pueda identificar al autor de los secuestros gracias a esta imagen. "Cuando alguna vez hemos utilizado estos retratos en una investigación, lo que hemos hecho es complicarla mucho ya que la gente llama diciendo que lo ha visto", reconocen fuentes policiales.
Los especialistas de Policía Científica han estado con las tres víctimas. En los dos primeros casos, contaban con una importante desventaja que casi las anulaba. Habían sido drogadas. Cuando los agentes se pusieron a hacer el retrato robot, comprobaron que les salía una imagen especialmente simple y que podría corresponder a muchas personas. Es decir, que no servía para la labor policial.
En el tercer caso, la descripción de la menor ha cambiado. Y en algunos aspectos bastante. Si antes era una persona de complexión delgada, ahora se ha convertido en un hombre "fuerte (musculoso)". Consecuencia, no hay unos rasgos comunes que realmente sí puedan servir para tener la cara del delincuente.
¿Y no se podrían mezclar los tres retratos? La respuesta de los especialistas es no. Esa unión de tres descripciones distintas daría un tipo que en algunos rasgos sería opuesto. Segunda consecuencia, los agentes están como al principio en este punto.
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