Clase infantil de integración para adultos
Los ‘blusas’ y ‘neskas’ txikis comparten con discapacitados las fiestas de la Blanca
Los blusas y neskas más precoces, que este jueves celebran su gran día en las fiestas de La Blanca, han dado una lección de integración compartiendo su día con jóvenes de Aspace, la asociación que agrupa a los niños con parálisis cerebral. Junto al Celedón y neska txiki de este año, Asier y Amaia, los de Aspace, Jon y Janire, vivieron una jornada de mestizaje y lo compartieron todo sin prejuicios y debates estériles como los de sus mayores.
Jon nació un 5 de agosto, el día de la Virgen Blanca, y su madre prometió que, si todo salía bien, no fallarían nunca en su cita frente a la hornacina. Dicho y hecho, desde entonces, “no nos lo hemos perdido ningún año”, explica su hermana Jesica, que pone voz a Jon cuando dice que “representamos a todos los niños que estamos en una sillita de ruedas, con necesidades especiales, aunque estamos en una silla, somos muy capaces de hacer muchas cosas”.
Tanto Jon como Janire, probablemente la más sonriente de todas las neskas que se encontraban allí, observaron en primera fila cómo sus compañeros, el Celedón y la neska txikis, resolvieron con soltura la parte más espinosa del día de los más pequeños de la fiesta, el aurresku y la ofrenda floral ante la hornacina de la Virgen Blanca. Las sillas de ruedas fueron protagonistas de la ofrenda, en la que entre vivas a la virgen, a Vitoria y a las fiestas, también hubo un homenaje a Aspace, que este año celebra su 25ºaniversario.
Todo porque, desde una silla de ruedas o fuera de ella, las fiestas son las fiestas. “Le encantan”, corrobora Julián, el padre de Janire, que no deja ni un minuto de aplaudir al son de los txistus de los blusas. Julián no tenía más que palabras de agradecimiento por el “detallazo” de las cuadrillas.
Iñaki García Calvo, el concejal de Cultura de Vitoria, subraya que el objetivo es conseguir, además de un programa de fiestas que atienda a todos los gustos, unas fiestas “inclusivas y lo más accesibles posibles”, fin para el que este año han realizado un “mayor esfuerzo”, para adaptar los distintos espacios a las necesidades de las personas discapacitadas. El pregón contó con intérprete de lengua de signos, en el espacio multiaventura del Prado hay monitores especializados y los espacios de conciertos tienen zonas reservadas para que personas con movilidad reducida no se pierdan ni el más mínimo detalle de los grupos a los que siguen. Por intentar, han intentado hasta recorrer los servicios adicionales que se ubican en puntos neurálgicos para asegurarse de que son accesibles con una silla de ruedas.
“Quedan cosas por hacer seguro, pero queremos lograrlo trabajando con el consejo de accesibilidad”, explica García Calvo a pie de calle. Las organizaciones que se reúnen en ese foro logran que quienes no tengan una discapacidad “empecemos a ver cosas de las que hasta ahora ni nos percatábamos” reconoce.
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