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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tirar el dinero

La solución de buena parte de los problemas de la Comunidad Valenciana, más que un elevado presupuesto, exige una mejor organización

Semanas atrás, al explicar los motivos de su dimisión, la concejal Cristina Martínez afirmó que los problemas de la sanidad en Elche no eran tanto una cuestión de dinero como de organización. Martínez expuso, acto seguido, una serie de hechos que venían a confirmar sus palabras. Como es natural, la Consejería de Sanidad destituyó de inmediato a la concejala, aunque no rebatió sus argumentos.

Tiene uno la impresión de que buena parte de los problemas del gobierno de la Comunidad Valenciana son muy parecidos a los que sufre la sanidad en Elche. Es decir, se trataría de problemas cuya solución, más que un elevado presupuesto, exige una mejor organización. Un fracaso como el de los estudios de la Ciudad de la Luz no es tanto una consecuencia del propio proyecto, como de la manera en que se gestionó. Desde el principio, el Gobierno puso a su frente a personas que carecían de la experiencia y la capacidad para dirigirlos. Estas personas accedieron al puesto, por lo general, gracias a sus amistades, a sus influencias, por ser miembros del partido.

A estas alturas, podemos pensar que la Ciudad de la Luz es un asunto viejo, y que las cosas no se producen hoy del mismo modo. No estoy tan seguro de ello. Hace unos días, conocimos la dimisión de los altos cargos de la Consejería de Educación. El revuelo político que produjo la noticia fue considerable. Menos se habló, en cambio, de la responsabilidad de estas personas en la gestión de la consejería. Y lo cierto es que prácticamente todo lo que tiene que ver con la Consejería de Educación transmite una impresión de confuso, de improvisado, de una falta de orden y reflexión permanentes. Esto viene —ya lo sabemos— de la época del señor Alejandro Font de Mora y sus continuas ocurrencias; pero ha pasado el tiempo y no parece que mejoremos. ¿Cuánto dinero nos ha costado a los valencianos la mala gestión de la educación?

Podríamos seguir hablando del funcionamiento de las consejerías, porque el tema da para mucho, pero el panorama tampoco es diferente si miramos hacia la administración local. El pasado sábado, informaba este diario sobre el problema de las basuras en La Vega Baja. Desde hace diez años espera esta comarca la construcción de una planta para tratar la basura que produce. Una década no ha sido suficiente para concluir el proyecto. Es más, el asunto se ha complicado de tal manera que la solución —según nos dicen ahora— pasa por volver al comienzo. ¿Cuántas horas de trabajo, cuánto dinero de los presupuestos se ha desperdiciado en este caso? Preguntado el diputado de Medio Ambiente, Javier Sendra, por las causas del retraso, aludió al papeleo y a la falta de interés de la Administración (!).

Desde hace un tiempo, el tema de la financiación autonómica se ha adueñado de la conversación pública. Es comprensible porque se trata de algo fundamental para el futuro de los valencianos. Pero, de hacer caso a cuanto se dice y escribe, podríamos pensar que el único problema serio de la Comunidad Valenciana es su falta de financiación y que, resuelto este, se habrán acabado todos los demás. Una financiación justa es indispensable pero, tan importante como ella, es saber administrarnos. Disponer de más dinero no resolverá por sí solo todas las dificultades que tenemos. Sin un cambio en las formas de gobierno, sin una mejor organización de la administración, sin disponer de gente preparada, no saldremos adelante. En otros momentos, tuvimos dinero y ya ven donde estamos.

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