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Las víctimas del Alvia, juntas en el dolor pero enfrentadas en la lucha

Al menos 300 afectados, según las asociaciones, recalan en Santiago para rendir homenaje a los viajeros del tren accidentado

Belén Domínguez Cebrián
Un familiar de una de las víctimas del accidente de tren en Santiago, llora al pasar por la zona de la tragedia un año después.
Un familiar de una de las víctimas del accidente de tren en Santiago, llora al pasar por la zona de la tragedia un año después.MIGUEL RIOPA (AFP)

Verdad. Responsabilidad. Respeto. Estas tres palabras son las más repetidas por los vecinos de Angrois —el pequeño barrio compostelano donde descarriló el Alvia Madrid-Ferrol la noche del 24 de julio de 2013—, los familiares de víctimas y heridos, y aquellos afortunados que consiguieron salir con vida en el que fue el accidente ferroviario más grave en España en los últimos 40 años. A lo largo de esta semana, decenas de afectados —al menos 300, según Cristóbal González, representante de la Asociación Perjudicados por el Accidente Ferroviario Alvia Santiago (Apafas)— han ido llegando a la capital gallega para rendir homenaje y mostrar "respeto" por las víctimas de aquel accidente en la pronunciada curva de A Grandeira, donde 79 pasajeros perdieron la vida y más de 140 resultaron heridos, muchos de ellos aún con secuelas.

"Los traumas psicológicos son tremendos", remarca el representante de Apafas, que hace un año decidió repentinamente subirse al tren en Zamora para llegar a tiempo al día del Apóstol, el 25 de julio. Estaba haciendo el Camino de Santiago en bicicleta, su pasión. "Este año lo he terminado y vengo de hacerlo también desde Fisterra", presumía el miércoles junto a su amigo Óscar Mateos, de 39 años, con el que compartía vagón, el número nueve. "El que se empotró contra el muro", precisa González.

Me parece una burla que los mismos que nos quieren dar la medalla sean los mismos que obstaculicen la investigación judicial J. Domínguez, portavoz de los afectados

La ciudad de Santiago vive ajetreada este 24 de julio. El jolgorio de las fiestas del Apóstol y el constante goteo de peregrinos de todo el mundo se entremezcla con los actos de recuerdo a las víctimas del accidente. La decisión de la Xunta de entregar hoy las Medallas de Galicia a los héroes y víctimas de Angrois ha generado todo tipo de opiniones. "Me parece una burla que los que nos quieren dar la medalla sean los mismos que obstaculicen la investigación judicial", declaraba el miércoles Jesús Domínguez, portavoz de la segunda formación de afectados, Plataforma Víctimas Alvia 01455. Ellos rechazan la medalla de manera oficial y hoy se han concentrado en la plaza del Obradoiro, corazón de la ciudad. La Apafas, asociación mayoritaria, cree que sería un "insulto hacia el pueblo gallego" rechazar tal distinción y los vecinos de Angrois, por votación a mano alzada, decidieron no acudir al acto de entrega. "Ya le hemos comunicado al presidente de la Xunta [Alberto Núñez Feijoo] que iríamos a recogerla otro día", explica Martín Rozas, agotado de atender a los medios, desde el jardín de su casa desde el cual se ven los trenes pasar.

Pero a pesar de las diferencias entre las dos asociaciones de víctimas —la Plataforma centra su pelea en conseguir responsabilidades políticas y dimisiones mientras que Apafas, más reservada, pone el foco en el proceso judicial— lo que les une es mayor. "Sea lo que sea lo que consigamos, irá en beneficio de todos", sostiene González que compara paradójicamente y con un humor excelente la situación con las vías de un tren: "Ellos [la Plataforma Víctimas Alvia 01455] van por un raíl y nosotros, por el otro. En paralelo. Pero la dirección es siempre la misma".  En cuanto a la responsabilidad del maquinista, imputado por 79 homicidios: unanimidad. "El despiste es humano", sostiene Domínguez que matiza que hay opiniones para todos los gustos dentro y fuera de la Plataforma. Pero ambos representantes coinciden en que el 100% de la responsabilidad no puede recaer en una sola persona "que por supuesto tiene buena parte de culpa". De hecho, Domínguez lo llega a definir como "el último eslabón en una cadena de errores y decisiones equivocadas".

Y mientras, en Angrois, "todo sigue igual", sostiene Pilar, de 61 años y dueña del único bar del barrio. Tras el accidente, Adif prometió a los vecinos la cesión de 3.400 metros cuadrados de terreno para un parque infantil, un centro sociocultural y un recinto de fiestas. Pero nada de eso ha llegado. Los vecinos, sin embargo, restan importancia. "No sabíamos el tiempo que llevan estas gestiones", sostiene uno de los representantes. A pesar de no haber tenido un recinto donde celebrar sus fiestas patronales —hace tres fines de semana— y de que los niños no tengan aún un parque seguro donde poder jugar, los vecinos son optimistas e insisten en que el proyecto "está en proceso". Pronto tendrán, según ellos, un almacén de 40 metros cuadrados, un merendero con una fuente (a cargo de los canteros de Poio, Pontevedra) para los peregrinos —ruta del Camino de la Plata—, unas máquinas de ejercicio para personas mayores, un parque infantil, un recinto para fiestas y una pista polideportiva del tamaño de una cancha de baloncesto. Y ya se conoce el cuánto: 303.000 euros, según un representante de la asamblea vecinal. Pero lo que nadie sabe es el cuándo. 

Mientras, las flores y mensajes en memoria de los muertos continúan clavados en el puente que se erige sobre las vías esperando a que Pilar (o algún otro vecino) las retiren "cuando se pongan feas". 

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