_
_
_
_
_

El Salón del Manga se blinda para evitar el caos de las colas

Hanazawa, Niimura y Obata, dibujantes invitados a una XX edición que apuesta por la cultura tradicional nipona

Carles Geli
Nuevo cartel del Salón del Manga de Barcelona.
Nuevo cartel del Salón del Manga de Barcelona.

Unos 15.000 metros cuadrados más (hasta alcanzar ya los 50.000), incremento de los horarios de apertura (desde las 9 de la mañana hasta las 20 o 21 horas), inscripción previa de los visitantes que acudan disfrazados y que tienen por ello entrada gratuita (hasta ahora su acceso era libre) y venta anticipada (a partir del día 24 sólo a través de www.ficomic.com) que ahora condicionará la venta en taquilla de entradas disponibles para cada uno de los cuatro días que durará el evento. Estas son algunas de las medidas de choque que el XX Saló del Manga de Barcelona ha adoptado para que no se reproduzcan este año, del 30 de octubre al 2 de noviembre en Montjuïc, los desagradables inconvenientes que comportaron colas de hasta cinco horas, cierre de taquillas y las protestas de muchos de los 115.000 visitantes de la pasada edición.

“El único récord que queremos batir este año es el de la felicidad de los asistentes”, anuncia hábil Carles Santamaría, director del salón, consciente del borrón que significaron los problemas de acceso al que sin duda es uno de las más exitosas convocatorias de otakus (amantes del manga) del mundo fuera de Japón. “De los 600.000 euros que tenemos de presupuesto, sin un euro de subvención, la mayor parte se la lleva la prevención, la seguridad y la limpieza”, enumeró Santamaría, que detalló el espacio que ocupará este año la convocatoria: el Palacio 1 y las dos plantas del Palacio 2 del recinto ferial, así como la plaza del Universo, el año pasado lugar de paso y relax y ahora escenario de los concursos de Cosplay (disfraces) y actuaciones musicales. A ese esponjamiento de escenarios, el director del salón confía añadir una menor afluencia de visitantes de fuera de Barcelona en tanto, a diferencia del año pasado, la convocatoria no pilla días festivos.

En ese marco engrandecido que no para de crecer (hace cuatro años, apenas eran 12.000 metros cuadrados), el número redondo de la vigésima edición ha comportado que sea la cultura tradicional japonesa, la espiritualidad y las terapias naturales las que conformen uno de los grandes ejes de la concentración y que alterne con la modernidad intrínseca del manga y el anime. La incorporada planta superior del Palacio 2 será, precisamente, el foco de esa vertiente, muy ligada al interés creciente de la sociedad catalana y occidental por la vida y la cultura niponas.

En ese contexto, música, gastronomía y hasta zonas de relax y meditación compiten ya con grosor y número de actividades de la oferta propiamente de manga y editorial. Y es decir mucho, porque en ese apartado este año estarán tres mangakas de pro: Kengo Hanazawa, conocido mundialmente por su manga I am a Hero, título lógico si se tiene presente que el protagonista debe luchar en un mundo donde un virus transforma los humanos en seres irracionales y violentos. Otra gran estrella invitada es Takeshi Obata, autor de Death Note y Bakuman, pero ahora quizá más conocido por adaptar al cómic japonés All you need is kill, la novela de ciencia ficción de Hiroshi Sakurazaka, llevada hace poco al cine como Al filo de la mañana.

El tercer nombre del star system del manga convocado es Ken Niimura, español de ascendencia japonesa, que ahora vive y trabaja en Tokio, ganador con Soy un matagigantes del quinto premio Internacional de Manga que convoca el mismísimo gobierno japonés, que amén de ser el padre del cartel del salón tendrá en éste una de las grandes exposiciones, con medio centenar de originales. “Llevo yendo al salón desde sus primeras ediciones: como público, luego en un tenderete vendiendo fanzines y más recientemente como autor. Y ahí se va a admirar el manga, es una verdadera fiesta, y eso es lo que he querido reflejar en el cartel”, explica Niimura sobre su dibujo, donde un gran gato se coloca entre las dos iconográficas columnas de Montjuïc.

Junto a la parte manga, la oferta de cultura japonesa crece con una potencia notabilísima. Por ejemplo, lo hará con la representación de mítico pop nipón, que tiene denominación propia, el J-Pop. Amén de una exposición sobre el fenómeno, entre los invitados previstos está el grupo Loverin Tamburin. Por su parte, talleres de kimono, caligrafía japonesa, terapias naturales y hasta una zona de meditación serán algunas de las actividades previstas en el nuevo espacio El espíritu de Japón, imposible mejor manera de adentrarse en la cultura milenaria, prometedora zona tranquila en un salón de locura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Incluso con cocineros con estrella Michelin, la propuesta gastronómica vuelve a ser de una potencia que puede resumirse en dos nombres: uno, el de Jorge Muñoz, del restaurante Pakta de los hermanos Ferran y Albert Adrià, que con el también cocinero Kyoko Li hablará de la fusión de las cocinas peruana y japonesa; el otro reclamo es Nobuaki Fushiki, uno de los representantes señeros de la última moda de los fogones japoneses: el Hakko Ryori , la cocina tradicional a base de técnicas de fermentación. Más espectacular será, quizá, un despiece de un ejemplar del King Salmon de Alaska, la especie más grande del planeta, a cargo del estrellado chef Hideki Matsuhisa, o una peligrosa cata de sake…

Todo ello amén de, claro, concursos de manga o la final española del World Cosplay Summit, puntas del iceberg de un fenómeno que en Barcelona no para misteriosamente de crecer. “El manga se lleva casi un 30% de la cuota de mercado de los cómics que se venden aquí y la cultura japonesa es muy apreciada en Cataluña desde el siglo XIX”, apunta Santamaría, algo al que no es ajeno “el ímprobo esfuerzo que hace el gobierno japonés por difundir y potenciar su política cultural”, según deja caer Menen Gras, directora de Cultura y Exposiciones de Casa Asia.

Pero la clave está en la sabia cultura nipona misma, con esa cadencia impertérrita que tiene todo japonés, como el propio Shigeharu Orihara, cónsul general adjunto en Barcelona que en breve cambiará de destino para irse a Santiago de Chile, y que cree haber averiguado por qué los catalanes se vuelven otakus: “Los japoneses y los catalanes tienen un carácter parecido, hay sintonía porque no son tan abiertos, y lo demuestran datos como que de las cerca de las 300 empresas japonesas afincadas en España, casi la mitad estén aquí en Cataluña o de que un tercio de los 7.500 japoneses, tanto trabajadores como artistas, vivan en Cataluña”. Y añade: “Como diplomático conozco bien unos 80 rincones del mundo y ustedes reúnen tres cosas muy difíciles en una sola ciudad: clima, comida y cultura; y encima les gusta conocer otras gentes cómo son”. Armonía perfecta entre una punta y otra del mundo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_