Un viaje real por el mundo marginal de Madrid
Don Juan Carlos y Doña Sofía visitaron las zonas más pobres y marginales de la capital en 1994
Los reyes bajaron a la arena en una de las zonas más deprimidas de la región allá por el año 1994. Don Juan Carlos y doña Sofía hicieron una ruta por algunos lugares que ahora ya han desaparecido, como el poblado de La Celsa, en el distrito de Puente de Vallecas. Era la primera vez en toda la historia de su reinado que los monarcas acudían a una zona chabolista. Allí vivieron de lleno los problemas de la venta de droga y las carencias que sufrían municipios como Alcorcón, Móstoles y Fuenlabrada.
La visita la realizaron los días 12 y 13 de diciembre de 1994. Para sus desplazamientos utilizaron un helicóptero y después un autobús interurbano conducido por una mujer, la pacense Rosalía Bas. "Los reyes son sencillos y amables, te hacen perder los nervios que tienes", relató la chófer, que entonces tenía 32 años.
El primer día acudieron a las poblaciones más importantes de la zona sur de la periferia de Madrid. La aeronave llegó al parque de Polvoranca, en Leganés, junto con el entonces presidente regional Joaquín Leguina. Allí visitaron la exposición Tiempos del Sur en los que se podían ver gráficamente los cambios sufridos en la zona en los últimos años y cómo iba a ser la entonces futura carretera de circunvalación M-50. En Alcorcón asistieron a un concierto de la agrupación musical Manuel de Falla en el teatro Buero Vallejo. Allí es donde los Reyes rompieron por primera vez el protocolo y se acercaron a saludar a la gente. Como anécdota del día, el autobús que lo llevaba tuvo que frenar porque don Juan Carlos se llevaba el bastón de mando del regidor.
En Móstoles, el monarca firmó en el libro de honor, el mismo en el que Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia habían reflejado allá por 1908 su primer viaje a la ciudad. En Fuenlabrada, fueron recibidos por 4.000 niños dentro del polideportivo municipal Fernando Martín. En Parla, entonces el municipio con mayor paro de la región, los Reyes se reunieron con tres representantes vecinales. Estos les expusieron el gran fracaso escolar, la falta de industrias y los problemas de los jóvenes sin trabajo. En Getafe, visitaron la biblioteca municipal Ricardo de la Vega.
Sin embargo, la parte dura de la visita fue el día siguiente, el martes 13 de diciembre, cuando los monarcas fueron a las zonas más depauperadas de la capital. El día de antes se adecentaron ligeramente algunas zonas para dar una impresión algo mejor a la visita real.
El recorrido de la segunda jornada comenzó en el barrio de Palomeras, en Vallecas, donde los líderes vecinales se acercaron a los Reyes para hablarles de los principales problemas como el paro, la marginación y el fracaso escolar. Cerraron los puntos de venta de la droga en La Celsa y los chavales no fueron a la escuela. Allí se reunieron con los dos hombres de respeto, el tío Aquilino, y el tío Isidoro. Dentro de la chabola de la hija de este último, la favela de Ramón y Angélica, tomaron un café de puchero y aprovecharon para escuchar los incumplimientos en materia de vivienda que llevaban sufriendo desde hacía más de tres décadas, en el poblado más viejo de la capital. Don Juan Carlos se comprometió a mediar si las autoridades no acababan con los problemas.
Años después se supo que el propio Rey cogió su moto y visitó el poblado pasado un año al igual que otras zonas y comprobó de primera mano que nada había cambiado en aquel entonces.
La visita continuó por el Pozo del Tío Raimundo, San Fermín y la Meseta de Orcasitas. En Madrid Sur se subieron hasta la planta 14 de la torre de San José, desde donde pudieron ver todo Madrid. Los vecinos del Pozo fueron los más reivindicativos y los más exigentes. Les explicaron los problemas de vivienda que sufrían en la zona. "Los autobuses que recorren nuestras líneas son los más viejos. Sólo ponen nuevos en verano, cuando sobran en otros sitios; la señalización vial es chapucera; la recogida de basuras, mala, por la escasez de personal, hay vertidos donde se tenían que construir unas pistas deportivas y nuestros pensionistas no pueden afrontar las contribuciones municipales", se quejaba el presidente de la asociación de vecinos.
Donde se palpó la alegría fue en la Meseta de Orcasitas, donde Félix López Rey, a la postre concejal de IU, se empeñó a llevar a los Reyes. La labor le llevó siete años. Presentó los problemas de la zona a través de los representantes vecinales: medio ambiente, empleo, vivienda,... El mensaje conmovedor lo protagonizó una niña de octavo de EGB, Dina, que habló de las carencias en educación.
El fin de fiesta llegó con una recepción en Sol, a la que acudieron los 101 diputados que entonces formaban la Asamblea de Madrid y los 179 alcaldes de la región. El Rey habló en su discurso final de la solidaridad de España: "Es también la solidaridad con Madrid y especialmente con el Madrid que hemos visto".
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