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FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una diosa llena de energía

La bailaora Eva Yerbabuena exhibe templanza y desgarro en '¡Ay!', un portentoso espectáculo en el Mercat de les Flors de Barcelona

Eva Yerbabuena puso en pie al numeroso público que llenaba a rebosar la Sala MAC del Mercat de les Flors de Barcelona con su magnífico espectáculo ¡Ay! El espacio se convirtió en una gran caja sonora de aplausos. Austero, desgarrador, sublime e hipnótico son algunos de los calificativos que merece esta pieza que viene precedida de un gran éxito desde su estreno en marzo de 2013. Yerbabuena (Francfort, 1970) creó este espectáculo tras un tiempo en silencio debido a su reciente maternidad y quizá por ello en él se entrelazan sentimientos enfrentados de amor y miedo.

Yerbabuena, que estudió con maestros de la talla de Enrique El Canastero, Angustillas La Mona, Mariquilla y Mario Maya, es una mujer menuda con una expresión enigmática. E ¡Ay!, vestida totalmente de negro con una austeridad extrema, parece una mujer del universo lorquiano. Es una bailaora que se rige por los cánones del clasicismo flamenco pero que aquí se adentra con firmeza en el gesto contemporáneo.

¡AY!

Dirección, idea original, coreografía y baile: Eva Yerbabuena.

Creación y dirección musical y guitarra: Paco Jarana. Iluminación: Fernando Marín. Vestuario: López Santos

Mercat de les Flors. Festival Ciutat Flamenco

Barcelona, 22 de mayo

La artista danza sola, no hay cuerpo de baile. La acompañan en escena excelentes artistas: el violín clásico de Vladimir Dimitrenco, la guitarra de Paco Jarana, autor de la música, y la percusión de Antonio Coronel, mientras que el cante corre a cargo de Enrique, el Extremeño, y José Valencia. La idea de bailar acompañada por la música del violín clásico se la sugirió Pina Bausch: juntas querían crear un espectáculo, un proyecto que truncó la muerte de la coreógrafa alemana. La melodía del violín ha servido a la bailaora para expresar y expulsar los miedos que sentía tras un periodo de inactividad. En ese sentido, ¡Ay! es un espectáculo sin argumento, pero en el que late el sentimiento maternal que ha trasformado la vida de la artista. Es una obra sobria, que Yerbabuena empezó a crear junto a su marido, Paco Jarana, en un viaje a la India en noviembre de 2012. Por ello es un recorrido íntimo en que la bailaora interpreta diferentes palos, como tarantos, caña, tangos, soleá y hasta unas nanas.

En una escena desnuda y envuelta por sombras, Yerbabuena bailó con una majestuosidad y fuerza sobrenatural: teniendo como tiene un físico de apariencia frágil, cuando baila se convierte en una diosa llena de energía a la que la noche del jueves se le hizo pequeño el inmenso escenario del Mercat. Su baile tiene temple y contundencia, exhibe el desgarro de su gesto con una elegancia natural, mientras su zapateado, versátil, seguro y electrizante, golpea el suelo con continuas caricias:  sus pies se convierten entonces en precisos puñales de acero, que juegan a diversos ritmos. El braceo (en ocasiones felino;  en otras, un grito callado) es de una gran expresividad y belleza. La cintura cimbrea con distinción mientras que las vueltas de riñón son precisas y envolventes. Su baile destila pasión y sinceridad. Magníficos son los fragmentos en los que trepa y juega con la gran silla o la mesa, únicos elementos escenográficos... En definitiva, que es una lástima que solo haya realizado una actuación en el festival Ciutat Flamenco de Barcelona.

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