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Sentirse europeo en Euskadi

Eurobask enmarca la UE como el “punto de encuentro de los nacionalistas vascos. ]“No confundir las críticas a sus políticas con el euroescepticismo”

Los candidatos a la Presidencia de la Comisión Europea Alexis Tsipras, Ska Keller, Martin Schulz, Jean-Claude Juncker y Guy Verhofstadt, participan en un debate transmitido por Eurovision desde el Parlamento europeo.
Los candidatos a la Presidencia de la Comisión Europea Alexis Tsipras, Ska Keller, Martin Schulz, Jean-Claude Juncker y Guy Verhofstadt, participan en un debate transmitido por Eurovision desde el Parlamento europeo.OLIVIER HOSLET (EFE)

“A los vascos nos alivia la palabra Europa. Estamos muy cómodos”. Así lo aseguran desde Eurobask, el Consejo vasco del Movimiento Europeo, un observatorio inigualable desde donde testar cuál es el grado de sensibilidad de Euskadi respecto del proyecto de la UE, envuelto precisamente ahora en el debate de la campaña electoral del 25-M. “En el País Vasco, el interés por Europa va en aumento y no solo porque haya elecciones sino porque sabemos que es un espacio de encuentro para todos los nacaionalistas vascos”, señalan desde este organismo, radicado en Vitoria, y reflejo en la composición de sus órganos de la pluralidad política y social de Euskadi.

Desde la Universidad de Deusto, una catedrática admite como “hecho cierto” la existencia de una “sensibilidad vasca” con Europa, pero la sitúa en dos escenarios bien diferenciados. “Hay un plano institucional que nos afecta a todos como ocurre cuando se trata de los fondos estructurales que tanto sabemos aquí, cuando vemos la importancia para la Justicia de decisiones que se adoptan en el ámbito penitenciario y que nos hace ser conscientes de Europa”, indica. Pero es en a nivel de “la ciudadanía” donde se percibe “poco y parcialmente” esa realidad europea, señala. “No es visible”, precisa, “por la complejidad de su estructura, ahí están su Consejo, su Comisión, sus sedes, ahora Bruselas, ahora Estrasburgo, aunque cada vez nos vamos dando más cuenta de que nuestra vida está determinada por las decisiones que se toman en la UE”. El eurodiputado y candidato del PP Carlos Iturgaiz aseguró el pasado lunes, en Bilbao, que “el 80 % de las decisiones que nos afectan proceden de Europa”.

Precisamente las decisiones procedentes de Europa en el contexto de la larga crisis económica a la que se asiste sobre todo en los países del Sur del Viejo Continente han abierto una interminable dialéctica sobre la capacidad política de sus instituciones, que serán renovadas el próximo domingo a partir de los resultados electorales. “En los últimos años por culpa de los efectos de la crisis solo se perciben ajustes porque se está viendo que Europa no tiene una política económica, que las decisiones son las que toman los gobiernos de los países, que no las decide el Parlamento porque le faltan competencias para convertirse en un auténtico proyecto de Estado”, indican desde una cátedra de la Universidad de Deusto. “Pero Europa es un proyecto que hay que hacer poco a poco y que en ocasiones cuesta entender por su complejidad”, remarca esperanzada.

A esta tarea de progresiva comprensión del europeísmo no contribuyen especialmente los expertos, según enfatizan desde Eurobask. “Es un error garrafal dejar a los analistas y a los expertos que hablen sobre Europa”. Para esta fuente, “son los europeístas quienes tienen que hablar de Europa, quienes tienen que explicar el proyecto político que supone”. “Los expertos sabrán de los Tratados y de las leyes, pero no de cómo trasladar esa sensibilidad”, insiste

¿Y en Euskadi se entiende el proyecto Europa? Eurobask, incansable en una versátil promoción de actividades, asegura que sí. “No hay que confundir las críticas que se hacen a las políticas que se aplican desde Europa sobre todo en estos tiempos de crisis con el rechazo al sentimiento europeísta o al euroescepticismo. ¿Acaso nos imaginamos yendo solos por en el mundo a vender nuestros productos? Europa es solidaridad”, responde a su propia pregunta a modo de reivindicación.

“Debemos de ir a una democracia cooperativa, no a una democracia competitiva”

En su detallado análisis sobre la sensibilidad vasca hacia Europa, y al ser preguntada por la repercusión del lobby vasco en Bruselas y al que aludió de manera positiva la eurodiputada del PNV Izaskun Bilbao, entiende que “responde” a la “mejor consideración” que Euskadi dispone en el ámbito europeo. “Somos de gran tradición europeísta y hemos sido muy activos y se nos ha reconocido nuestro compromiso”, añade.

No obstante, el debilitamiento del Estado de Bienestar y el reajuste económico son tentaciones directas para consolidar una vía de desafecto europeo, del que Euskadi no puede sustraerse y de ahí el fundado temor de los candidatos del 25-M a una penalizadora abstención. Sin embargo, una curtida analista internacional, radicada en el País Vasco, advierte de que “no hay nada mejor que Europa porque cuando llegan los tiempos de crisis porque es ahí donde se encuentran las acciones de solidaridad, los fondos de cohesión y Euskadi eso lo entiende”, asegura. “No debemos confundir el malestar que tenemos por algunas medidas que se han adoptado con la ola de euroescepticismo”, avisa antes de admitir con cierta contrariedad que personas como Marie Le Pen han sabido “explicarse mucho mejor y han hecho un buen diagnóstico aunque sin buscar soluciones mientras Europa parece que tiene un cierto complejo para explicar la situación actual”.

Pero Eurobask no elude la autocrítica y admite de inmediato la falta de una “respuesta adecuada a las exigencias del siglo XXI: estamos compitiendo en Fórmula 1 con un seiscientos y algunos parece que no lo ven”, se lamenta. Es por ello que insta a una revisión del modelo de construcción de Europa, en un emplazamiento bastante recurrente durante esta campaña.

¿Puede ser, entonces, el tiempo idóneo para las reivindicaciones nacionalistas en el contexto del futuro europeo? Las cuatro opiniones consultadas no lo imaginan. Hay quien sostiene que “no hay encaje para nuevos Estados y no se le va a permitir ni a Ucrania”, porque entiende que “debemos de ir a una democracia cooperativa, no a una democracia competitiva”, indica. Incluso, hay quien sostiene que Europa va a jugar “un papel sanador de la cuestión vasca, va a ser un bálsamo para las diferentes visiones que existen porque saben que es el punto de encuentro”, intuye. A su vez, otra de las voces europeístas califica de “romántica” la ilusión de una Europa de los pueblos porque no le atribuye ningún encaje posible. “No veo posible un viraje en la actual situación”, augura.

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