Fusión vasco india por una buena causa

María de Muns, directora en España de la ONG Fundación Colores de Calcuta, llegó a la India hace ocho años. Psicóloga infantil de profesión y con experiencia en el mundo de la cooperación, su objetivo era pasar el verano ayudando a Antonio Mesas, un catalán que acababa de crear una ONG en el país asiático. Volvió a España para cerrar la consulta que se había decidido a abrir y se embarcó en un proyecto cuyo principal objetivo es garantizar una sanidad y educación básicas a los habitantes del barrio Pilichana, en Calcuta, el mismo que retrató Dominique Lapierre en La ciudad de la alegría.

Y para ellos, para esas 100.000 personas que viven en el enclave, se destinará en última instancia lo que se recaude en la cena solidaria que este viernes organiza la ONG y el Basque Culinary Center (BCC). 70 euros el cubierto para 99 sillas que ya están llenas. En el proyecto, además de las dos instituciones se han volcado cinco prestigiosos cocineros, Martín Berasategui, Dani López, del restaurante Kokotxa, Maite Prado, de La Muralla, Philippe Lafargue, de Chez Philippe, y el cocinero indio Antachan Manjaly Ouseph, de Días Desur.

La cena, una fusión de gastronomía vasca e india, en la que participarán los alumnos del BCC, asistiendo a los cocineros, fue el resultado de la idea que cuatro amigas, hará un año, pergeñaron tomando un vino, y que ha terminado por convertirse en una propuesta solidaria que muchas manos han hecho posible.

De Muns es incapaz de ocultar el orgullo por Alisha, Nilu y Chandana, las tres niñas que entraron en la casa de acogida y que ya han terminado la educación secundaria y cuyo sueño es continuar con sus estudios. Una oportunidad, se podría decir que, casi única en una zona paupérrima, en la que, por ejemplo, se suma el centro de atención sanitaria primaria que gestiona la Fundación junto a la ONG local Seva Sangh Samiti -fundada por el sacerdote francés de la obra de Lapierre-, del que se benefician 25.000 personas al año.

Colores de Calcuta desarrolla todos sus proyectos en colaboración con la ONG india, dos asociaciones cuya máxima principal es trabajar junto a los habitantes del barrio, de tal manera que estos se convierten en los protagonistas de cada paso o proyecto que se impulsa. Así, cuando Seva Sangh Samiti fue fundada hará más de 40 años fueron los vecinos, reunidos en un comité, los que decidieron que la ONG les debía ayudar asegurando una educación y sanidad básicas. Además, todos los proyectos salen adelante gracias al trabajo de los habitantes del barrio.

"No es fácil, no es nada fácil", reconoce Maite Prado, jefa de cocina de La Muralla, y una de las impulsoras de la iniciativa, cuando explica como ha diseñado los entrantes, fusión vasca india, que degustarán los comensales. "Es un reto muy difícil porque la cocina vasca y la india no tienen nada que ver y fusionar dos cocinas con tanta especie y demás, no ha sido fácil, pero ha salido bien".

Prado preparará tres entrantes, una crema de calabaza con cardamomo, un crujiente de langostino especiado y un ajoarriero ligero.

Junto a Pardo también estará Antachan Manjaly Ouseph, un chef indio que en 2005 desembarcó en Santander y, según cuenta, no tiene previsto abandonar la capital cántabra. Allí, en un futuro, abrirá su propio restaurante, después de saltar de local en local porque, dice, todavía tiene muchas cosas que aprender. Manjaly Ouseph, que decidió hacerse cocinero tras trabajar en un catering, "antes no sabía ni servir un café", confiesa, preparará un langostino con rape, mango y aguacate. "Ni me lo pensé. Me gusta ayudar y si encima es a mi país", asegura, al preguntarle qué le empujó a participar en la iniciativa.