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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Razones para echarse a la calle

Costó décadas conseguir los derechos laborales que ahora nos roban de un plumazo

125 años después, los trabajadores de todo el mundo se echan de nuevo a la calle. Los españoles tienen razones poderosas para hacerlo.

Desde 1890, cada 1º de mayo se celebra el Día Internacional de los Trabajadores, una fiesta reivindicativa en homenaje a los mártires de Chicago, cuatro obreros ejecutados por pedir una jornada de ocho horas.

Muchas de las conquistas logradas por los trabajadores, tras décadas de lucha, se han perdido o están en peligro de perderse. Por ejemplo: esa jornada de ocho horas. Para muchos españoles es una entelequia. Lo mismo que un salario digno. Los empresarios han impuesto la ley del “más por menos”: más horas de trabajo, menos salario. Gracias a la política neoliberal de un Gobierno de derechas.

Andalucía no es ajena a esta lucha. En todas las capitales se han convocado manifestaciones bajo el lema “sin empleo de calidad no hay recuperación”. Gozamos el deshonroso privilegio de ser la comunidad con mayor índice de paro de Europa. Las cinco regiones más devastadas por el desempleo en la UE son españolas. Están en el sur del sur.

Las razones para movilizarse son consecuencia directa de la reforma laboral impuesta por el PP: empleo de baja calidad, temporal y a tiempo parcial, con salarios que rozan la miseria. Tanto que nacen los llamados trabajadores pobres: tienen empleo, pero perciben un sueldo tan mísero que no pueden ni alimentar a su familia.

El salario mínimo interprofesional (SMI) está congelado en 645 euros. La negociación colectiva ha sido fulminada. Resultado: los trabajadores están más indefensos ante los empresarios y cada día se sienten más explotados.

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Los sindicatos no atraviesan su mejor momento. Algunos escándalos de corrupción (ERE, cursos de formación) les salpican de lleno. Necesitan una purga interna para volver a ser útiles a los trabajadores. Sobre todo a los parados. Que son muchos.

La cruda realidad es espantosa. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre es demoledora: uno de cada cuatro españoles (5,9 millones, el 25,93%) en edad de trabajar no encuentra empleo. (En Andalucía, 1,4 millones, el 34,9%). En dos millones de hogares, todos sus miembros están en paro. 737.000 familias ya no perciben ningún ingreso.

Son suficientes razones para salir a la calle. Sumen además el desprecio de algunos empresarios hacia los más desfavorecidos. Última perla: la presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol, dice que los jóvenes sin formación “no sirven para nada”, por lo que no merecen el salario mínimo (luego se arrepintió: lágrimas de cocodrilo).

Por todo esto, siglo y cuarto después, sigue siendo necesario echarse a la calle y decir basta. Para impedir que, en palabras de Cayo Lara, implanten aquí el “modelo Bangladés”.

@JRomanOrozco

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