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Monterrei declara la guerra al plan hotelero de Feijóo para su castillo

La cesión que realizó el Gobierno central a la Xunta era para uso público y fines culturales

Castillo de Monterrei
Castillo de MonterreiNACHO GÓMEZ

El pueblo de Monterrei (Ourense) se ha levantado en armas para defender su castillo. Los rumores y el malestar vecinal fueron creciendo a la par durante varios meses hasta que al fin en febrero, en pleno arranque del Entroido, el Xoves de Compadres, Alberto Núñez Feijóo se presentó en el Parador de Verín, a unos 500 metros del Castelo de Monterrei, y anunció el traslado de las instalaciones hoteleras a la acrópolis más grande y mejor conservada de Galicia. En ese mismo acto, Feijóo llegó a confirmar lo que ya muchos podían imaginar: que el Parador de Verín, abierto en la década de los sesenta en el límite entre los dos citados municipios ourensanos, es el más deficitario del Estado. De ahí que la sociedad anónima que preside Ángeles Alarcó, que acompañaba al presidente de la Xunta aquel día, tomase la decisión de cerrar temporalmente las instalaciones, por falta de clientela.

Diversos grupos sociales intentan organizar su lucha, desde entonces, en torno a una plataforma cívica para impedir la pérdida del uso público en pro de uno lucrativo de su emblema cultural, centro geográfico de la comarca bañada por el río Támega. Denuncian que tras la conversión en hotel, la fortaleza pasará de ser visitable casi al completo a poderse acceder únicamente al 10% de las instalaciones (probablemente la capilla y alguna de las torres). Creen, además, que es una obra inútil, porque si algún turismo es viable en esta zona es el rural, no el que demanda un hotel de lujo que, según la información de la que disponen, ofrecerá “menos de 15 habitaciones”. No obstante, y pese a que a finales de 2013 se llegaron a mostrar críticos con la posibilidad de trasladar el parador al castillo, los alcaldes de Monterrei y Verín, ambos del PP, respaldan ahora el plan de Feijóo. Los colectivos que vertebran la plataforma creen que el nuevo uso podría ser ilegal mientras Xunta y Gobierno central, propietario del conjunto que fue de los Alba, no pacten un cambio en la redacción del documento de cesión por el que en 2010 el Ministerio de Hacienda puso en manos del Gobierno gallego esta joya, que fue declarada Monumento Nacional en 1931 y ahora es BIC con grado máximo de protección. Los vecinos recuerdan que existe una orden ministerial de julio de 2009 que estipula que la cesión del recinto amurallado se lleva a cabo para fomentar en el enclave un “centro de divulgación, innovación y promoción de la moda, el vino y las aguas medicinales”. A continuación se habla de la “restauración y musealización de los edificios” y de impulsar un “archivo de las tradiciones de la frontera”.

Medio año después, la Xunta publicaba el decreto por el que aceptaba este bien patrimonial, y todos los planes directores que ha habido para él “desde tiempos de Albor”, antes y después de la cesión, “fueron hasta ahora en la misma línea de uso público y cultural”, “también de promoción turística, pero no hotelera”, explica Alberte Blanco, director general del Montes por el BNG en tiempos del bipartito y miembro del Foro Monterrei, un colectivo que también secunda las iniciativas de la plataforma. Para el próximo día 19 los vecinos preparan una manifestación al tiempo que cosechan firmas a través de Change.org dirigidas al presidente de la Xunta. Le piden que dé marcha atrás a una transformación hotelera para la que la Axencia de Turismo de Galicia ya encargó un proyecto. Este organismo de la Xunta que dirige Nava Castro ha asegurado, sin embargo, a este diario que en el decreto de 2009 por el que se acepta la cesión del castillo y recinto amurallado de Monterrei, “así como en la resolución de 2010 de la Dirección General de Patrimonio del Estado”, figura ya “el uso lucrativo en lo que respecta a la promoción de la moda, el vino, las aguas medicinales, la restauración, la conservación y las visitas culturales, entre otros usos”. “Tanto a través de la Dirección Xeral de Patrimonio como de Turismo de Galicia, la Xunta ha respetado en todo momento el uso cultural y ha sido muy estricta con el mantenimiento de la condición de BIC”, defiende un portavoz oficial. “La apertura al uso como Parador de Turismo blinda tres prioridades”, prosigue, “que siga siendo público en su totalidad, que se mantengan los usos culturales y que se protejan al 100% los puestos de trabajo [del parador de Verín] actuales”.

Turismo va todavía más lejos en su respuesta y llega a contradecir a los vecinos que han buscado información sobre el proyecto: “Todo el conjunto será visitable, salvo el espacio concreto destinado a dependencias y habitaciones para los huéspedes”. Esto, según la Xunta, significa que el público general podrá acceder al “83% de la superficie”. “El resto del conjunto histórico y los espacios exteriores podrán ser visitados por todos los ciudadanos, como corresponde a un bien de interés cultural”, recalca el portavoz. Además, afirma que la explotación turística tendrá lugar “sin que deje en ningún momento de ser público”. La historia reciente del Castelo de Monterrei es un “cúmulo de despropósitos”, comenta Blanco, “nos tememos, por los datos que tenemos y la situación que atraviesa Paradores de Turismo, que hay negociaciones para una privatización posterior”. “Durante estos meses se movieron con todo tipo de secretismos, los alcaldes [José Luis Suárez, Monterrei; Juan Manuel Jiménez Morán, Verín] estaban alerta, y después llegó el desconcierto porque son del mismo partido y los convencieron, aunque nada fue consensuado”, sigue. “Desde los años sesenta, en el castillo se llevan gastado en rehabilitaciones y reformas más de cuatro millones de euros de dinero público, unos tres y medio desde los noventa, y un millón y pico en las últimas obras que todavía se están llevando a cabo” y que además fueron criticadas por causar algunos destrozos en el monumento. “Pero estas obras, que están siendo costeadas con fondos europeos, no son las del parador, para eso todavía no sabemos qué dinero va a usar la Xunta”, concluye Blanco. La plataforma recuerda que los fondos Feder no se conceden para reformar unas instalaciones que inmediatamente van a dejar de tener un uso público, y duda de que “la cesión original que hizo la Casa de Alba se esté cumpliendo con esta conversión en hotel”. Los vecinos hubiesen preferido cualquiera de las opciones que recogía la orden ministerial: para la fortaleza que fundó sobre el castro de Baronceli Afonso Henríquez en el siglo XII, un enclave que exportó su nombre a América y Australia y que presenció la primera impresión de un incunable en Galicia, en Misal Auriense o de Monterrei (1494), muchos soñaban con otro proyecto.

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