De paseo por la trastienda de Hollywood

James Dean repasa sus líneas en el interior del planetario de Rebelde sin causa. En un momento dado, el actor mira hacia atrás y su frágil rostro es capturado por el objetivo de Dennis Stock. Su gesto, aunque un pelín desafiante, parece tranquilo; como si un amigo le hubiera gritado “¡hey Jimmy!”, y él se hubiera girado con la mayor de las naturalidades. Justo enfrente, Elizabeth Taylor sube por una escalinata de caracol. A diferencia de su compañero, la actriz de los ojos violeta parece inquieta, tal vez preocupada por lo que pueda encontrarse en el piso de arriba. La captura fue tomada por Burt Glinn durante el rodaje de De repente, el último verano. Corría el año 1959 y, para entonces, Dean y el Porsche Spyder plateado en el que perdió la vida, su Little Bastard (Pequeño bastardo), como él decidió bautizarlo, ya se habían convertido en leyenda.

El malogrado Dean y la bella Taylor se encontraron por primera vez en Texas, en el verano de 1955, para rodar Gigante, una superproducción que narra la historia de una familia de terratenientes que descubre petróleo en su hacienda ganadera. Ahora, casi seis décadas después, ambos se vuelven a reunir en la exposición La cámara indiscreta. Tesoros cinematográficos de Magnum Photos. La muestra, que se puede disfrutar desde este miércoles hasta el próximo 27 de julio en la Sala Canal de Isabel II, reúne 116 instantáneas realizadas por 17 fotógrafos de la mítica agencia durante el rodaje de 14 películas legendarias, entre las que se encuentran Candilejas, Muerte de un viajante, El Álamo o Lo importante es amar.

A diferencia de las típicas imágenes tomadas durante el rodaje de una película, a menudo limitadas por las directrices de los departamentos de publicidad de los estudios americanos, esta colección logra retratar el lado más íntimo, más personal y más humano de colosos del cine como Charlton Heston, John Wayne o Gregory Peck. Todo ello gracias a la libertad de la que gozaban los profesionales de Magnum, que se movían a sus anchas por los rodajes, los camerinos, o durante las pausas entre plano y plano. “Los fotógrafos lograron generar la intimidad necesaria para que los actores se abandonasen y desvelasen las facetas más profundas y ocultas de su personalidad”, corrobora Emmanuelle Hascoët, la comisaria de la exposición. Solo así se consigue capturar al gigante Welles, puro en mano, hablando distendidamente en su despacho con Anthony Perkins. O a un grupo de actores de El planeta de los simios posando en plena calle con personas que nada tienen que ver con la película.

La exposición, presentada por primera vez en España, recupera, así, no solo el lado más íntimo de actores y directores, sino también el ambiente que se respira en los sets de rodaje y que, como es natural, suele quedar oculto a los ojos del espectador. “Son tesoros del archivo de Magnum. Cada imagen tiene su particularidad, como también la tenían sus protagonistas y sus fotógrafos”, comenta Hascoët. Hombres como Jean Gaumy, Peter Marlow o Erich Lessing; discípulos de Robert Capa y aquellos tres amigos, reporteros de guerra todos, que decidieron fundar una agencia cuyo nombre, pese a lo que algunos creen, no viene del modelo de una pistola, sino de la marca de champagne que habitualmente consumía Capa. Gracias a ellos, los mitos de Hollywood comparten escenario. Desde James Dean y Liz Taylor en la planta de abajo, hasta Dustin Hoffman y Marilyn Monroe en la tercera. Porque ya se sabe: la tentación vive arriba.

La cámara indiscreta. Tesoros cinematográficos de Magnum Photos. Hasta el 27 de julio en Sala de Exposiciones Canal de Isabel II, C/ Santa Engracia, 125, Madrid.