Subasta de ‘trencadís’ de Calatrava para un colegio de barracones

El Colegio 103 de Valencia es todo un símbolo. Está emplazado a pocos metros de la flamante Ciudad de las Artes y de las Ciencias, que costó en torno a 1.300 millones de euros. Y pesar de su mediático vecino, sus alumnos continúan estudiando en barracones, según la denominación más extendida, "contenedores tuneados de obras", en expresión de los padres de los alumnos, o "aulas prefabricadas, de acuerdo con la nomenclatura de la Generalitat. 

Desde su patio, se vislumbran las espectaculares formas del Palau de les Ars, la ópera diseñada por Santiago Calatrava que costó 478 millones de euros, y hasta hace dos meses se atisbaba también el trencadís blanco que cubría su fachada. Ya no, porque ya no hay mosaico cerámico. La Generalitat mandó arrancar los 8.000 metros cuadrados de trencadís tras el desprendimiento de un trozo. Y ahora está pelao, a la espera de una solución definitiva.

Fue la consecuencia de un lamentable error constructivo o de diseño en un edificio con menos de ocho años de vida. Sin embargo, una iniciativa cultural y educativa, reivindicativa y lúdica, pretende dar una nueva vida a los trozos caídos del recubrimiento. Y todo por una buena causa. El proyecto expositivo y benéfico Ruïnes del futur (Ruinas de futuro) mostrará y subastará públicamente 12 piezas del trencadís que fue eliminado de la fachada. Los beneficios de la puja irán destinados al Colegio 103, cuyos padres llevan años reclamando la construcción de un centro en condiciones. Las piezas de trencadís, convenientemente numeradas como en cualquier serie artística que se precie, se exhiben en Octubre, Centre de Cultura Contemporània de Valencia, del 24 al 28 de marzo. Este último día, el próximo viernes, se realizará la subasta.

"Ruinas del futuro es una exposición y subasta benéfica que analiza la situación cultural valenciana tomando como símbolo el edificio de Santiago Calatrava, el Palau de les Arts, y la desastrosa circunstancia de la restauración de su cubierta", señala el comunicado del proyecto. 

"El trencadís que sirvió como magnífico ornamento del edificio se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para políticos y arquitectos que participaron en su levantamiento. Poniendo de nuevo a Valencia en el mapa, como única estrategia cultural", añade la nota, que recuerda que "durante los años de despilfarro" se construyeron colegios públicos de forma "informal e improvisada obligando a miles de niños a estudiar en condiciones deplorables".