La realidad es tozuda y las nacionalidades “existen y resisten”
Joan Romero defiende un federalismo de nuevo cuño en el debate Enric Juliana resalta la confluencia de los 80 y la divergencia actual
Aunque se llegara a la mejor organización territorial del Estado, a la mejor revisión federalista cooperativa posible, el problema persistiría si no se reconocen las diversas nacionalidades dentro de España. Fue la idea fuerza de la intervención del catedrático de Geografía y exdirigente socialista Joan Romero en el encuentro celebrado este jueves en la Nau, en el espacio de debate Claustre Obert, creado por la Universitat de València y EL PAÍS.
La realidad es tozuda y las nacionalidades "existen y resisten", a pesar de la acción recentralizadora, y España es un Estado plurinacional, como lo son Bélgica o Canadà, pero no Alemania, explicó Romero. Hay entidades nacionales (la española, la vasca y la catalana) y entidades regionales, más o menos fuertes. El modelo surgido de la Constitución de 1978 está agotado. Tres hechos aceleran ese fin de un ciclo: la ruptura política liderada por el PP con Cataluña, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán y la recesión y crisis económica, indicó. En consecuencia, la organización del Estado debe reflejar esa realidad a través de un federalismo plurinacional, añadió Romero en el encuentro que sirvió también para presentar el libro Federalismo plurinacional: ¿Fin del viaje para el Estado autonómico?.
Publicado por Editorial Díaz & Pons, contiene ensayos con distintos enfoques del propio Romero, Joaquín Martín Cubas, José Antonio Pérez, José María Vidal y Margarita Soler. Esta profesora de Derecho Constitucional también participó en el encuentro, junto con el director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana, el pedagogo y miembro de la asociación cívica RedPública, entidad coorganizadora del debate, José Ignacio Pastor, y el vicerrector de Cultura, Antonio Ariño, que ejerció de moderador.
Soler expuso una serie de propuestas adoptadas desde la óptica socialdemócrata que conforman un "federalismo de nuevo cuño". Abogó por una reforma de la Constitución para que asuma "esa realidad plurinacional", un nuevo sistema de financiación justo y un nuevo reparto competencial que recoja la asimetría entre las comunidades autónomas. En conclusión, si se abre el debate ante las pretensiones recentralizadoras de la derecha, el neojacobinismo recentralizador de parte de la izquierda, el federalismo y el soberanismo, tan sólo cabe recuperar la voluntad de pacto de la Transición para alcanzar consensos, sostuvo Soler.
Juliana se remontó al 28 de febrero de 1980, cuando Andalucía aprobó su estatuto de autonomía, forzando la propia Constitución, lo que, a su juicio, generó unas tensiones que podrían haber alimentado incluso la intentona golpista del 23 de febrero del año siguiente. Entonces, ser autonomista era una solución, una vía "deseable". "Antes había confluencia; ahora hay divergencia", agregó. En el caso de Cataluña, Juliana indicó que la adhesión al independentismo representa entre el 40% y el 55% de la población. De ese porcentaje, alrededor del 30% "son firmes y rocosos" en su adhesión, mientras que el resto se ha sumado como expresión de protesta y de crítica al nacionalismo español en un contexto de recesión económica. En este grupo "opera la política", concluyó el periodista.
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