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Vecinos de Sarria declaran la guerra a las obras del Ministerio en sus ríos

Mil personas se manifiestan contra un plan que amenaza elementos históricos y 178 árboles

Un momento de la marcha, durante la lectura del manifiesto en el Malecón.
Un momento de la marcha, durante la lectura del manifiesto en el Malecón.XOSÉ MARRA

Los árboles del Malecón de Sarria están ahora marcados con unas grandes cruces. De momento, la empresa contratada por la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, un organismo que depende del Ministerio de Medio Ambiente, no ha talado ninguno, pero en la localidad lucense (13.340 habitantes) buena parte de los vecinos se han puesto en pie de guerra porque el proyecto planea acabar con “el único pulmón verde” que tienen. Después de meses de reivindicación, en los que han pedido explicaciones a la Administración y han organizado una Plataforma Sarriana polo Río que ya cuenta con 1.500 integrantes, ayer el colectivo protagonizó una manifestación a la que, según sus propias estimaciones, asistieron tantos como ellos mismos son. También recabaron un aluvión de apoyos a través de las redes sociales, sobre todo en una página (www.facebook.com/#!/salvemosoriosarria) donde van dando cuenta de su lucha.

El proyecto de encauzamiento, que viene de tiempos de Fernández Liñares, anterior presidente de la Confederación, imputado en la Pokémon, afecta al Sarria, el río que da nombre a la población, y también al Celeiro. El objetivo del organismo de cuenca y del Ayuntamiento es combatir la posibilidad desbordamiento, pero los vecinos aseguran que los lugares donde se desborda el río no coinciden con la zona de actuación contemplada en el proyecto.

En los últimos años, Sarria se ha cubierto de asfalto y edificios altos, han desaparecido la mayoría de los jardines particulares y apenas quedan más árboles que los alisos del Malecón. Hay ejemplares de ribera muy viejos, pero curiosamente, según destaca la plataforma, se trata de una de una arboleda sana, “uno de los pocos casos en Europa de ameneiros que no han sido atacados por hongos letales”.

Los vecinos también temen la transformación prevista para dos puentes, el de la calle Calvo Sotelo y el de los peregrinos. El puente del Camino de Santiago, aunque ha sufrido reformas en el tiempo, conserva bajo el cemento un estribo medieval. Según la plataforma, en los planes oficiales nada se dice sobre la conservación de este elemento. Además, sobre el papel, se contempla rebajar en 70 centímetros el nivel de la isla fluvial, reduciendo su tamaño, y sustituir una presa que, según el colectivo, “tiene más de mil años”.

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