Mercenarios en La Jonquera
La banda del Gordo está acusada de atentar con TNT contra el macroprostíbulo en 2012
La banda del Gordo podría estar este jueves en libertad, de no ser por una botella de gel inflamable, de la marca Carrefour. Es la prueba principal que los Mossos d'Esquadra han usado para detener a Javier J., su mano derecha, Carlos V., su hermano, Andrés J., y cuatro personas más, acusadas de perpetrar por encargo una cadena de atentados con TNT contra el macroburdel Paradise en diciembre de 2012, en La Jonquera (Girona). Llegaron a lanzar dos bombas caseras contra el club, y dejaron un coche cargado con medio kilo de TNT. Por suerte, los artefactos no llegaron a estallar.
La policía halló la bendita botella la noche del 23 de diciembre de 2012. Aquel día, dos hombres vestidos de negro, con pasamontañas, chaleco antibalas y subfusiles llegaron a las 19.45 al aparcamiento del burdel Paradise conduciendo un Opel Corsa blanco. Se bajaron, fueron al vigilante y le dijeron que desalojase el local, que el coche iba a estallar. Corrieron hasta un Porsche Cayenne negro que les esperaba mal aparcado con dos hombres en su interior, y huyeron. Luego prendieron fuego al Cayenne, en un descampado cercano, y escaparon en un tercer vehículo. Creyeron haber perpetrado el atentado perfecto, y quizá lo hubiese sido si alguno de ellos no hubiese dejado olvidada junto al vehículo incendiado una botella con gel inflamable que, presuntamente, usaron para prenderle fuego.
Con el código de barras, la policía halló el establecimiento donde lo consiguieron, en Vilatenim. Al revisar las cámaras de vigilancia, dieron con la banda del Gordo, que es como se conoce a su líder, Javi J., español, de 41 años, natural de Sant Andreu de Llavaneres. Definido por otro de los detenidos como "de gatillo fácil", acumula un amplio currículo delictivo, que empieza en 1997, y que suma amenazas, estafas, tenencia de armas, detención ilegal, tráfico de drogas, robo con violencia... En esas mismas imágenes, apareció también Carlos V., brasileño, de 49 años. Su currículo es algo menos extenso, con algunos robos con violencia cometidos presuntamente junto a Javier. Los Mossos le definen como su "mano derecha".
La última persona que captaron aquel día las cámaras del Carrefour es Miguel Ángel F., de 46 años. Con antecedentes penales, la policía le define como una persona de carácter conflictivo, capaz de "cualquier cosa" para costearse drogas. Incluso de implicarse en un atentado con dinamita contra el burdel conocido como el más grande de Europa, con 1.200 metros cuadrados, un aforo de 450 personas, y en el que trabajan 150 prostitutas.
Con esas imágenes, los Mossos arrancaron una árida investigación. Entre los detenidos, jamás salió el tema del Paradise. Ni se les vio cerca. Ni hicieron una broma en clave. Nada. La policía constató únicamente cómo el grupo, sin ingresos de ningún tipo declarados, se reunía frecuentemente, hablaba de montar "ONG" y de entregas de "legumbres".
Pero, de nuevo, un descuido sirvió para incriminarles. Al día siguiente de dejar el coche bomba, alguien envió un correo electrónico desde laorca666@gmail.com a los medios y a la policía, en el que se reivindica la autoría del mismo. A través de la IP del ordenador, los mossos encontraron el locutorio desde el que se envió, en Barcelona. Luego, con la triangulación de la señal de los teléfonos volvió a aparecer la banda del Gordo: los móviles de Javier y de su hermano Andrés estaban en la zona a la hora que se envió.
Tras un año de escuchas y seguimientos, la policía identificó a tres personas más: Alberto S., con un negocio de compraventa de coches de segunda mano, que surtía a la banda; Carmelo G., vinculado al mundo del tráfico de armas, y Felipe E., una especie de chico de los recados. Felipe supone la tercera vinculación de la banda con los atentados. Al día siguiente de su detención, con la causa aún secreta, pidió hablar de manera "informal" con los agentes que llevaban el caso. Acusó al grupo de estar detrás de los atentados, y apuntó al dueño del burdel rival Lady Dallas de encargarlos. Hasta ahora, ellos son los únicos detenidos, como autores materiales, como presuntos mercenarios a sueldo en La Jonquera.
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