Por amor a Awa
Una napolitana afincada en Valencia moviliza a amigos, vecinos, músicos y tenderos Organiza un festival para recaudar dinero para una niña senegalesa enferma
Marcella Iavarone es una napolitana de 39 años que se instaló en Valencia hace ocho. "Vine de vacaciones y me enamoré del cielo de Valencia. La vida de aquí, además, es muy similar a la de mi tierra", cuenta. Se trajo a su hija Liliana y la escolarizó en la línea en valenciano. "Ahora es trilingüe. Habla tanto en italiano como en castellano o en valenciano, que, por cierto, se parece mucho al napolitano", comenta, risueña, mientras prepara un pedido de un cliente.
Regenta una pequeña parada de productos traídos de la región de la Emilia Romagna en el Mercat Central, de nombre, Marcella. La despensa de Italia. No hay duda de la oferta. Allí vende pasta fresca rellena, tomates secos o mozzarella de búfala. Y allí muestra también a los clientes la imagen del hermoso rostro de un niña senegalesa de 12 años que se llama Awa.
Awa significa paz y es la hija de su profesor de jambé, danza africana a la que la italiana se aficionó a practicar en Valencia. Está enferma. Ha sido operada y precisa hospitalización y medicación durante un tiempo indeterminado, lo que acarrea un notable gasto en su país, Senegal. Marcella la conoció en uno de sus viajes a África acompañada con su hija, cuando se hospedó en la casa familiar de su profesor a finales del pasado año. Éste acababa de perder a otro hijo, recién nacido, por una malformación en el corazón. Y al poco se le descubrió a Awa un tumor. Para operarla, la italiana ayudó a reunir el dinero necesario.
Ya de vuelta en Valencia, se enteró de que la niña había cogido una infección en la sangre y que precisaba más hospital y más medicamentos. Por ello se le ocurrió organizar con unos amigos un encuentro solidario, musical y lúdico, con talleres infantiles, en el solar del barrio del Carmen de la calle Corona, donde se suelen celebran acto alternativos o reivindicativos, nada institucionales. Más de 20 grupos y músicos españoles, italianos, argentinos, cubanos, ghaneses. También se ofrecía comida, bocadillos y tentempiés con los productos que habían donado los tenderos del cercano mercado de Mossén Sorell. Con la venta de entradas y las donaciones se logró recaudar 1.910 euros, "limpios de gastos", y se enviaron a Senegal.
"La verdad es que todos colaboraron mucho y hubo muy buen ambiente. Se sentía amor. Fue un día muy bonito", señala Marcella, que ya prepara un nuevo encuentro en barrio de Russafa para el día 28 febrero, en el espacio Jarité. Todo para Awa. Tal vez, el único remedio para su larga enfermedad sea trasladarla a vivir a Valencia.
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